Una oportunidad (¿última?) para el cambio en Pozuelo de Alarcón: Nace un partido político pozuelero
Acostumbrados al día a día y a dar por bueno lo que en el tiempo nos llega dado, seguramente, la humanidad seguiría andando en carros de madera. Algunos hombres buenos o no e inteligentes y visionarios, eso sí, ajenos a dejarse llevar por lo socialmente correcto, fueron impregnando de soluciones de futuro, incluso a riesgo de su vida, un mundo que siempre priva sobre la tradición, pero, finalmente acaba alabando los nuevos descubrimientos, aunque cinco minutos antes los estuviesen arrojando a la hoguera. Es, sin duda, lo que tienen los principios y valores: existen muchos y los hombres que en el mundo ha habido y… habrá, los utilizan en función de su conveniencia y necesidad.
El caso es que la nave va y el Progreso emerge cada día con nuevas soluciones de todo tipo: tecnológicas, médicas…, incluso sociales, aunque éstas son más de salir en la foto, en tantas de las ocasiones, que en el apoyo convencido a los más necesitados; en cualquier caso, si palían situaciones de penuria, habremos podido socorrer al desamparado.
En donde no hay cambios, ni se esperan, es en el entorno político. Los históricos, mal llamados casta, al igual que los de reciente incorporación, se encuentran cómodos con la actual situación repartiéndose prebendas, oportunidades y legados; en la peor de las situaciones durante una legislatura cambian posiciones para retornar vía siguientes elecciones a esos puestos o a los, comúnmente denominados, de libre disposición cuando realmente son de designación directa – políticamente hablando – pues ya llevan en la misma los DNI de sus beneficiados.
La mayoría de los recién llegados al mundo político en los últimos tiempos, esos que nos salvarán de todos los males y están, solo porque el conjunto de los ciudadanos se los hemos pedido ¡por favor, busquen mi petición que no encuentro la copia! Insisten en que están de paso y por el pueblo, cosa que me preocupa cuando pienso en Cuba o en Guinea y que acabo de ver reflejada en la actual alcaldesa de Barcelona que no escuchando nunca a los de la casta, si que admite que los que “entienden de esto, dicen que se necesitan, al menos, dos legislaturas para desarrollar los proyectos”. Nadie se quiere marchar, cuando huele el oropel.
Como ven, todos llegan por hacernos un favor y se quedan porque los necesitamos y nos sentiríamos huérfanos sin su presencia sanadora y vivificante.
Pero siguen existiendo personas que sin ser profesionales del arte político (hacer, básicamente, nada, convertirse en imprescindible y vivir toda la vida del ciudadano, no me negarán que es todo un arte y que me disculpen los que de buena fe siguen dándolo todo por sus convecinos, que los hay ) en un momento dado sienten la necesidad de dar un paso y ofrecer una nueva forma de ser y de gestionar; una oportunidad de congratularse con sus conciudadanos, sentirse parte de un todo y creer que la mejor gestión es la que traslada las mejores oportunidades para todos.
No sé si Tono Rueda será capaz de verse con las fuerzas obligadas y necesarias para mirándose en el espejo de Torrelodones, por ejemplo, conseguir llevar adelante un proyecto de transparencia, ilusión, crecimiento y mejoras para toda la comunidad, sin cargos de confianza, con presupuestos claros y nítidos, con vecinos dispuestos a implicarse reconociendo lo suyo como propio y alejado de los intereses de los grandes partidos que utilizan nuestra ciudad para “dar de comer a los suyos “.
Tampoco nadie garantiza el éxito una vez alcanzado el proyecto. Su propia experiencia le ha demostrado que en ocasiones nadas tanto para llegar a la meta que te olvidas que lo importante no es llegar y vencer esa etapa, sino acabar la carrera -todos los días- defendiendo tus valores siempre y en cada ocasión.
Si estás dispuesto a defender lo que desde tu anterior aventura política interpretaste, más allá de los halagos y de las dificultades con los que te pudiste encontrar, coge el testigo y empieza a correr. Se me antoja un viaje muy largo, lleno de etapas con gran dificultad pero la meta que te propones, solo es plausible si desde la distancia empiezas a ir superando todos los escollos que irán saliendo, para lo que necesitas un gran equipo, con un fondo a prueba de maratones, porque enfrente te encontrarás tantos y variados colores con el prominente azul actual y, tu bandera, solo puede tener un objetivo: volar por encima.
La victoria, en cualquier caso, solo está al alcance de los que no se conforman y procuran, con todas sus fuerzas, cambiar lo que ya está establecido buscando nuevas soluciones que trasladen al ciudadano confianza e ilusión en los nuevos propósitos fijados.
Si lo consideras y estás convencido de las bondades de tu proyecto, no lo dudes, cruza la puerta, da el primer paso y empieza a caminar. Parafraseando a nuestro insigne Picasso: “La gloria existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.
A. Nogueiro