Félix Alba, Diego de Arístegui, Elena Méndez-Leite y Carlos Ulecia ya preparan las cajas para desalojar sus despachos al final de la legislatura

Como ayer mismo comentaba el Capitán Possuelo en este mismo medio la remodelación del Gobierno llevada a cabo por parte de la Alcaldesa de Pozuelo de Alarcón, Susana Pérez Quislant, ha resultado muy profunda y para nada una partida de solitario.
Como suele pasar en este tipo de crisis política, las de calado me refiero, suele haber ganadores y perdedores, y sin ser todos los que son, bajo la Tenencia de Alcaldía dirigida por Félix Alba, se encuentran la mayoría de los de la segunda categoría, los concejales sin futuro.
Desde luego es algo que tengo que agradecer a la Alcaldesa, el que haya agrupado a los concejales bajo las distintas Tenencias de Alcaldía como la niña que ordena sus muñecas en función de ser sus favoritas, las menos queridas, e incluso como en este caso, las que destierra de su reino imaginario.
De esta forma podemos identificar a los “concejales sin futuro” liderados por Félix Alba, las “maría” lideradas por Beatriz Pérez Abraham, los “elegidos”, liderados por Pablo Gil, el nuevo delfín, y los “venidos a menos”, liderados por Isabel Pita, que tendrán que convivir con Oria en su calidad de invitado de piedra.
Tiempo habrá de comentar los venturas y desventuras de cada uno de ellos pero hoy me quiero centrar en los concejales sin futuro. Félix Alba casi me da pena. Tuvo el sueño de ser Alcalde y casi lo cumple si no hubiese intervenido Esperanza Aguirre tras la dimisión de Sepúlveda. La vida política puede ser cruel.
Diego de Arístegui lleva años vagando por los pasillos del Ayuntamiento sin cometido ninguno, ya que después de fiascos de calado como responsable de Innovación, y de su incapacidad demostrada al frente de recursos humanos y régimen interior, la Alcaldesa no cuenta con él ni para que le lleve el bolso, y ya sólo un milagro le puede salvar de no cumplir su sueño de jubilarse siendo Concejal de Pozuelo. Muy ambicioso desde luego no es.
Carlos Ulecia entró de Concejal de milagro, algo que le debe de resultar muy reconfortante ya que es un hombre entregado a Dios, que vive en Pozuelo y duerme en Majadahonda, capaz de estar en todas partes a la vez. Tiempo tendrá de dedicarse a su vocación, de eso puede estar seguro.
Por lo que respecta a Elena Méndez-Leite, la verdad es que tengo poco que decir, ya que no la conozco de nada, pero me parece una mujer educada que tras sus silencios esconde un saber, propio de las mujeres, que por su edad, han vivido a la sombra en una sociedad patriarcal, desde hace tiempo superada. En todo caso sin acritud, a lo mejor debería dejar paso a gente joven.
Julia Merino