El reglamento del Pleno del Ayuntamiento de Pozuelo necesita adaptarse a la realidad actual y la prueba ha sido el debate sobre política municipal de la semana pasada
Hoy hablaré de Pozuelo de Alarcón. Mi ciudad. Porque, al fin y al cabo, este diario digital tiene una proyección local y sus numerosos lectores (entre ellos, yo), aunque nos gusta leer la opinión de otros colaboradores en materia de política nacional, europea o mundial, fundamentalmente nos preocupa, a algunos compañeros colaboradores les ocupa y a todos nos motiva, Pozuelo.
La semana pasada se produjo el mal llamado “debate” sobre el municipio y el Capitán Possuelo me ha invitado a opinar sobre ello, si quería. Como siempre acepto los retos, aun temiendo meterme en farragosos pantanos, lo acepté. Desde mi libertad y mi responsabilidad.
Por eso empiezo mi artículo calificando de erróneo el concepto de debate lo que se produjo la semana pasada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. No hubo debate, y eso está mal y perjudica el espíritu y la finalidad de lo que aprobamos en el año 2008 en ese mismo Pleno.
Vaya por delante todo mi respeto a la labor del gobierno y de la oposición de la Corporación Municipal de Pozuelo de Alarcón. Es muy fácil criticar cuando jamás te has mojado en nada, cuando nunca has hecho política, cuando nunca has defendido un proyecto. Pero también es fácil criticar cuando no hay réplica posible a tus argumentos o cuando ni siquiera los tuyos tienen la opción de opinar ante tus palabras.
Así que, desde el respeto que se merecen todos los que representan a los ciudadanos, quiero dejar constancia de que tan importante es gobernar como estar en la oposición. Y esto no podemos olvidarlo. Porque quienes tienen el honor de poseer un acta de concejal de Pozuelo de Alarcón está dónde los pozueleros hemos dicho que estén. Unos gobernando, mi partido, el PP. Y otros en oposición, Ciudadanos, Somos Pozuelo y Psoe. Pero unos y otros tienen funciones y responsabilidades sobre todo de cara a los vecinos. Detesto que no se den explicaciones porque no es una actitud tolerante ni moderada y segundo porque siempre hay que dar explicaciones, aunque sea a un solo ciudadano de los 85.000 de tu municipio. Más aún a la oposición que representa a miles de vecinos pozueleros.
Quiero empezar así porque jamás me ha gustado despreciar a la oposición por el simple hecho de serlo. El PP es un partido de gobierno, pero también estamos en la oposición. También lo hemos estado. Y es un lugar tan digno como el de gobierno. Frío, pero digno. Y me siento orgullosa de cómo suelen gobernar los cargos de mi partido. Con tolerancia, con moderación. Desde el centro. Y, fundamentalmente, pensando en los ciudadanos.
Con esa idea de respeto, de facilitar el trabajo a la oposición que había por aquél entonces. Con idea de debate real, en el año 2008, cuando fui Concejal, recibí el encargo de acordar con la oposición las normas que regirían no sólo el gobierno y la administración del ayuntamiento, sino también las normas del Pleno.
Acordé y pacté con un espíritu claro, transparente y eje de la transformación de nuestro municipio a una gran ciudad y era incrementar la participación y el control de la oposición a la labor del gobierno municipal. El Pleno debía convertirse en el núcleo de debate político de las decisiones de gobierno facilitando e incentivando las mociones, preguntas, ruegos, reproches, declaraciones institucionales…etc, etc. de todos los grupos políticos. Queridos amigos, PP y PSOE aprobamos por unanimidad ambos reglamentos. Por aquel entonces el PP tenía 19 concejales. 6 el PSOE. Pero los acuerdos no se pactaron imponiendo la evidente mayoría de mi grupo. Nunca lo hicimos así. Los acuerdos se basaron en el diálogo y el sentido común. Por eso fueron adoptados por unanimidad. Tengo que reconocer que aquellos meses fueron muy positivos para mí. Aprendí muchísimo escuchando al otro partido. Empatizando con su situación. Y, fundamentalmente, cediendo para que los ciudadanos ganasen. Cuando llegó el debate al Pleno, os reconozco que sentí una gran satisfacción política y personal al defender el marco normativo en el que mi ciudad iba a empezar a funcionar porque estábamos apostando por un modelo político moderno, de debate, de mayores controles y mucho más eficaz. Todo ello, con el apoyo del PSOE.
Pues bien, la realidad municipal ha cambiado. Y ahora son tiempos nuevos donde hay más grupos políticos. Dos más. Este Reglamento serviría para dar cobertura hasta tres grupos, pero con un cuarto, parece absolutamente abocado a una necesaria adaptación.
Por eso he empezado refiriéndome al mal llamado “debate”. No hubo debate. Y, por lo que he escuchado, no hay intención de que lo haya y eso me entristece.
Recuerdo que algunos me criticaron “internamente” porque pacté responder a la oposición de forma oral cinco preguntas. Eran muchas. Por qué no dos o tres. Y ¿por qué no siete u ocho?, respondí. El debate de las ideas, de los proyectos, con argumentos, no sólo es bueno, sano y democrático, sino que es el mejor signo de transparencia de un gobierno.
Sé que fue una buena norma, pero como toda norma debe adaptarse a la realidad y estoy segura que mi partido lo acabará asumiendo y acabará haciendo esas modificaciones que favorezcan el debate y demuestre a los vecinos de Pozuelo que no temen el cara a cara con ningún portavoz de ningún grupo. Éstos tendrán derecho a réplica y los míos argumentarán en favor de la acción del Gobierno que representan.
A pesar de todo, tampoco he comprendido que la oposición no haya decidido usar su derecho a intervenir por alusiones, lo cual me sorprende bastante. Yo lo hubiera hecho. ¿Tienen poco que decir o desconocen sus derechos? Ambas cosas, me preocuparía.
De una manera u otra, la semana pasada se habló de mi ciudad. Alcaldesa y portavoces. Y yo daré mi opinión sobre el fondo también. Pero eso será otro día.
Gracias.
Yolanda Estrada