El PP ha ganado las elecciones pero eso no significa que ese resultado legitime a Rajoy: el Partido Popular necesita una renovación urgente y profunda
Bueno, bueno, ¡menos mal! Estaba asustadita, conteniendo la respiración con el resultado de las elecciones.
La verdad, no llegaba yo a imaginarme a Pablo Iglesias de presidente, con su coleta y su advenediza corbata escuálida como las que lucían los mods por mi barrio en los 80.
Gracias a Dios no ha sido así. Y como yo, afortunadamente, ha debido pensar mucha gente porque los podemitas han perdido la friolera de más de un millón de votos en menos de seis meses. Se lo deberían hacer mirar.
Yo creo que, a partir de ahora, su camino será sólo de bajada. Su centelleante ascensión se debió, sin duda, a un estado de ánimo más que a una reflexión profunda de los votantes. Seguramente sí que ha sido la reflexión de los ciudadanos lo que les ha llevado a perder tanto voto en tan poco tiempo y es difícil que a corto vuelvan a darse las circunstancias que les auparon.
Además auguro grescas entre la amalgama amorfa que conforma ese “Unidos Podemos” con corazón incluido. Y pueden ser gordas porque algunos de los personajes son muy camorristas.
Les mantenía aliados el olorcillo del poder y la aspiración a liderar la izquierda española, desde el gobierno o desde la oposición, y han fracasado al quedar por detrás del PSOE en su peor momento y con su líder más calamitoso.
De Ciudadanos qué les voy a contar. Ya me he retratado en varias ocasiones diciendo lo que pienso de esta formación oportunista, insustancial y sin futuro. Con el “gran” Rivera dando tumbos, cada vez más noqueado.
Y andan diciendo por los mentideros, para consolarse, que ha sido el voto del miedo o el voto útil, pero a mí lo que me parece es que ha sido el voto responsable, el voto del sentido común. Uno de esos momentos de grandeza que a veces tienen los españoles.
Pero, ¡ojo!, leo con asombro que este resultado legitima a Rajoy y al Partido Popular. No se equivoquen. La gente del PP sigue cabreada como una mona con muchas de las cosas que han sucedido estos últimos años y me temo que Rajoy no es el más querido de los líderes políticos que ha tenido la derecha.
¿Será presidente? Es probable. Los resultados de los otros partidos no les permiten muchas exigencias pero desde luego urge la renovación de los populares y debería convocarse un congreso abierto (y cuando digo abierto digo abierto) a la vuelta del verano.
Será complicado y doloroso pero necesario. Los españoles han considerado en este momento crucial que era mejor lo malo conocido, y que en esta época de insufrible relativismo político la identidad del votante de derechas ha sido la que mejor ha resistido. Pero eso no significa que legitimen las políticas del Partido Popular de estos últimos cuatro años y los resultados de diciembre lo dejaron claro.
Ahora toca salir de ésta situación difícil y para ello hay que tener altura de miras. Pero desde luego el Partido Popular tiene el deber de mirar hacia dentro y dejar de poner excusas para hacer lo que tiene que hacer.
Manuela Malasaña