Secretarios de Estado de Carlos IV. Mariano Luis de Urquijo y Muga
Destituido Saavedra, el rey nombró sucesor al vizcaíno Mariano Luis de Urquijo y Muga, que nació en Bilbao en 1769 y murió en París a los 48 años, en 1817.
Secretario de Estado con Carlos IV, desde agosto de 1798, cuando sustituyó a Saavedra por enfermedad , hasta diciembre de 1800, y con José I, desde julio de 1808 hasta la salida del rey de España en junio de 1813, siendo el único Secretario de Estado durante el reinado de José Napoleón.
Además fue consejero de Estado y ministro plenipotenciario de la República Bátava. Esta era una república, satélite de la Primera República francesa, formada por las antiguas Provincias Unidas cuando fueron ocupadas por los franceses durante las guerras revolucionarias. Su extensión era la de los actuales Países Bajos. Existió desde 1795 hasta 1806 cuando fue transformada en el Reino de Holanda por el emperador Napoleón.
No era buen momento para el gobierno de España, la República francesa estaba en guerra contra la Segunda Coalición formada por Inglaterra, el Imperio Alemán, Austria y Rusia. España estaba vinculada por el Tratado de San Ildefonso con Francia por lo que volvía a estar en guerra.
El Secretario de Estado respetó el tratado y España siguió soportando los ataques navales ingleses.
Urquijo estudió Derecho en Madrid y Salamanca. En 1771 tradujo la obra de Voltaire “La muerte de César”. Esto le dio problemas con la Inquisición que fueron resueltos por la protección de los condes de Floridablanca y Aranda, sus mentores políticos.
Primer oficial de la Secretaria de Estado un año después, secretario de la embajada en Londres en 1795, embajador de la República de Bátava, finalmente Secretario de Estado en 1779 hasta su sustitución por Pedro Cevallos Guerra en 1800.
Tras su cesa fue encarcelado en Pamplona y desterrado en 1805.
Siguió a la familia real en su exilio a Bayona. Reconoció a José Bonaparte como rey, quien le nombró Ministro de Estado durante todo su reinado.
Después de la batalla de Vitoria, acompañó a José I en su exilio a Francia, renunciando a su nacionalidad española. En 1809 fue declarado reo de alta traición por los patriotas españoles.
Fue un prototipo de hombre ilustrado, desarrolló una intensa actividad literaria defendiendo el progreso científico y social.
La situación económica en España y en Gran Bretaña, era desastrosa por la continua guerra entre ambas naciones, por lo que Urquijo inició negociaciones con Inglaterra. Esto hizo que se hicieran tirantes las relaciones con el Directorio, con el Primer cónsul y con Godoy.
Durante su mandato apoyó el viaje científico de Humboldt por la América Española y consiguió quitar muchos privilegios a la Inquisición. Recordamos que la Inquisición no fue abolida definitivamente hasta 1834 por la reina regente María Cristina de Borbón durante la minoría de edad de Isabel II.
En octubre de 1800, se vio obligado a firmar un acuerdo preliminar entre España y la República francesa en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, conocido como el tercer tratado de San Ildefonso. A cambio de que Francia pusiese a disposición del Duque de Parma, Fernando I de Borbón-Parma, un territorio de nueva creación en Italia sobre el que tendría la consideración de rey, España haría entrega a Francia de 6 navíos de guerra de 74 cañones cada uno, cedería a Francia la colonia española de Luisiana y la Isla de Elba.
A finales de 1800, Napoleón desconfió de las relaciones de Urquijo con los jacobinos en Paris. Además, el Secretario de Estado ordenó el regreso de la escuadra de Francisco Melgarejo, fondeada en Rochefort y enviada en la expedición conjunta de desembarco en Irlanda, provocando el enojo del Directorio por lo que éste decidió pedir el cese de Urquijo.
Tuvo encontronazos con el clero por su política anticlerical y regalista con el Papa Pio VI.
Había buscado la independencia de la Iglesia española en materias como la investidura canónica y la dispensa matrimonial, concediendo a los obispos españoles plenas facultades, al tiempo que reservaba al rey su confirmación.
La muerte del Papa y la ocupación de Roma por las tropas francesas permitieron a Urquijo publicar el decreto de 5 de septiembre de 1799 que suponía el culmen del regalismo español.
La enemistad de Godoy, cuya estrella estaba volviendo a lucir, le permitía a éste manifestarse públicamente hostil al Secretario de Estado.
Todas estas presiones acabaron por hacer que el rey decidiera su sustitución y encarcelamiento.
Joaquín de la Santa Cinta, Ingeniero aeronáutico, economista e historiador