Diego García de Paredes, el Sansón de Extremadura

(15-04-15) Diego García de Paredes y Torres nació en Trujillo, Extremadura, el 30 de Mayo de 1468 y murió a los 65 años en Bolonia, Italia, el 15 de Febrero de 1533.
Fue un militar español célebre por su extraordinaria fuerza física que le valió el sobrenombre de Sansón de Extremadura.
Soldado de infantería en las guerras de Italia, norte de África y Navarra, guardia personal del Papa Alejandro VI, condotiero al servicio del Duque de Urbino, Maestre de Campo del Emperador Maximiliano I, Coronel de la Liga Santa y Caballero de la Espuela Dorada al servicio de Carlos V.
Fue el soldado español más famoso de su época, admirado por su valor, su fuerza y sus múltiples hazañas.
Hijo de Sancho Ximénez de Paredes del linaje de los Delgadillos de Valladolid y de Juana de Torres del linaje de los Altamirano, se crió como un noble de su tiempo, escuchando el estruendo de las armas con que su padre se ejercitaba.
Al fallecimiento de su madre, su padre había fallecido en 1481, Diego embarcó para Nápoles acompañado de su medio hermano, Álvaro de Paredes, con idea de participar en las guerras hispano-francesas por el reino de Nápoles.
A su llegada la guerra había terminado, por lo que decidieron trasladarse a Roma a servir al Papa.
El Papa Alejandro VI no tardó en conocer las virtudes combativas de Diego. Un día observaba a un grupo de españoles jugar a lanzar la barra, un juego típico de Extremadura hasta no hace mucho tiempo, cuando unos italianos provocaron una disputa. Gracia de Paredes, armado solo con la pesada barra de hierro con la que estaba jugando, destrozó a sus rivales matando a cinco, hiriendo a diez y dejando a los demás bien maltratados y fuera de combate a pesar de que los italianos habían echado mano a sus espadas.
Alejandro VI nombró a Diego guardaespaldas en su escolta.
Una facción de los nobles romanos, encabezados por los Orsini, habían tomado las armas contra el Papa por lo que su famoso hijo, Cesar Borgia, combatió contra ellos y entre sus soldados estaba nuestro héroe.
Como capitán de los Borgia combatió, junto a las tropas españolas del Gran Capitán, en la captura del corsario vizcaíno Menaldo Guerra que se había apoderado del puerto de Ostia a las órdenes de los franceses. Se encargo de la toma de Montefiascone donde, con su fuerza descomunal, arrancó de cuajo las argollas de hierro del portón de la fortaleza permitiendo así la entrada del ejercito pontificio.
Combatió en el asedio de Cefalonia en Grecia en la guerra entre los turcos y la República de Venecia.
Cefalonia había sido arrebatada a los venecianos. Estaba defendida por 600 jenízaros, una de las mejores infanterías de su tiempo, y ubicada en lo alto de una roca áspera y de difícil subida por lo que el asedio, muy penoso, duró cerca de dos meses sin poder rendirla.
Los turcos disponían de unas máquinas que provista de garfios, llamas lobos, que aferraban a los soldados por sus armaduras, los elevaban y los estrellaban contra el suelo dejándolos caer o los atraían hacia la muralla para cautivarlos.
García de Paredes fue uno de los aferrados por los garfios y lo subieron a lo alto de la muralla. Conservando la espada y la rodela puso pie en la muralla y, una vez abierto los garfios, quedó en libertad comenzando una lucha increíble. Por más que llegaban turcos a él no podían derrotarlo. Solo pudieron rendirlo después de tres días, cuando el cansancio y el hambre lo vencieron.
La lucha titánica y la muestra de coraje que dio, hicieron que los turcos le perdonaran la vida. Recuperado de sus fuerzas, Diego espero el asalto final para arrancar las cadenas que lo mantenían prisionero, echar abajo las puertas de la prisión, quitar las armas a los centinelas y combatir colaborando en el ataque hasta que se tomó la fortaleza, haciendo tales estragos entre los turcos que despedazó tantos como el resto del ejército.
Aquí empezó su fama y su sobrenombre, siendo conocido desde entonces como el Sansón de Extremadura.
A finales de 1501, comenzó la segunda guerra de Nápoles entre franceses y españoles.
Diego abandonó inmediatamente Roma para incorporarse al ejército de España a las órdenes del Gran Capitán. Usaba como armas una espada a dos manos llamada montante (durante muchos años se ha podido ver en el Museo del Ejercito en Madrid) y una gran alabarda capaz de partir a un hombre en dos.
Combatió en las famosas batallas de Ceriñola y Garellano en 1503. En los preliminares de esta última batalla ocurrió otro de los hechos famosos del extremeño. Herido en su orgullo por un reproche del Gran Capitán, cogió su montante y dirigiéndose a la entrada de uno de los puentes del río Garellano desafió, él solo, a un destacamento francés de unos 2.000 hombres de armas.
Diego, manejando con ambas manos su enorme montante, comenzó a combatir con los franceses que se amontonaban en el estrecho puente donde no podían atacarle nada más que de uno en uno.
Dejó el puente lleno de cadáveres de franceses, incapaces de abatir a tan gran luchador.
Nunca fue vencido en un duelo, llegando a ser un especialista en este tipo de combate llevando a cabo más de trescientos.
De todos los duelos, el más famoso fue el desafío de Barletta celebrado en Septiembre de 1502. Fue un torneo entre 11 caballeros franceses contra otros tantos españoles entre los que se encontraban los mejores luchadores de cada ejército.
El campo del honor estaba guardado por soldados venecianos y había un gran número de espectadores.
El capitán de los franceses era el famoso Pierre Terraill de Bayard, el caballero sin miedo y sin tacha.
La lucha duró cinco horas. De los españoles fue hecho prisionero Gonzalo de Aller y de los franceses un caballero fue muerto por Diego de Vera y otro rendido por Diego García de Paredes. Otros siete caballeros franceses fueron desmontados pero se atrincheraron detrás de sus caballos muertos de donde los españoles no pudieron desalojarlos. Al acercarse la noche, los caballeros franceses solicitaron a los jueces detener el combate dando a los españoles por buenos caballeros.
A la mayoría de los españoles les pareció bien dando por satisfecho su honor al haber obtenido el reconocimiento del contrario. Pero esta solución no le gustaba a Diego que solo concebía la victoria o la muerte.
Con el caballo herido, con la lanza rota en el encuentro y con la espada perdida en el combate, empezó a coger las grandes piedras que jalonaban el campo y a tirárselas a los franceses, los cuales aprovechando el momento, salieron de los límites del campo del honor quedando los españoles dueños de él.
Sin embargo, los jueces dieron el combate en empate, nombrando a los españoles de valerosos y esforzados y a los franceses de hombres de gran constancia.
En 1504, terminada la guerra volvió a España con el título de Marqués de Colonnetta, marquesado que le fue quitado por el Rey Fernando el Católico por la defensa que hizo de su Jefe el Gran Capitán, defenestrado de la corte a pesar de haber conquistado un reino para su rey.
Regreso una vez más a Italia donde el Emperador Maximiliano I, abuelo de Carlos V, lo nombro Maestre de Campo de la infantería española del ejército creado para intervenir en Italia contra los venecianos.
En 1510 volvió a España a combatir en África a las órdenes de otro famoso soldado español, Pedro Navarro, en los asedios de Bugía y Trípoli.
Como Coronel y Caballero de la Espuela Dorada, acompañó a Carlos V por toda Europa.
Murió en 1533 en Bolonia, donde acompañaba al Emperador Carlos V en la reunión con el Papa Clemente VII, a consecuencias de unas heridas recibidas al caer accidentalmente del caballo en un juego compitiendo con unos chiquillos.
Sus restos están enterrados en Trujillo, en la Iglesia de Santa María la Mayor.
José Colmenar
Para saber más:
- Breve suma de la vida y hechos de Diego García de Paredes. Memorias escritas por Diego García de Paredes.
- Internet. Hay gran literatura sobre él.