Cristina Sánchez Masa y la regeneración política en Pozuelo

(06-10-14) Cristina Sánchez Masa es concejala de Atención al Ciudadano del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Otra concejalía prescindible del organigrama municipal. Su función la puede llevar cualquier funcionario de Presidencia o de la propia Alcaldía. Además, Cristina manda poco. Me fue muy fácil comprobarlo en su día. Siempre pensé que andaba como escondida pero nunca me preocupé, en serio, de las razones de su escasa presencia. Ha habido quien me ha dicho que no estaba en el círculo de la alcaldesa Adrados. Nunca me lo creí. Pero lo cierto es que ni siquiera hace preguntas onanistas en los Plenos.
Pero, pasado el tiempo, nos hemos enterado que, en cierto modo, sí está escondida en el Grupo Municipal del PP en el Ayuntamiento. La Legislatura anterior, Cristina fue concejal de Medio Ambiente y Recursos Humanos del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, cosa que ella no ha negado en su propio currículum, dicho sea de paso. Tampoco tenía por qué hacerlo aunque esa legislatura en Boadilla fue de lo más caótica. Pero caótica desde su misma puesta en marcha. Desde el segundo uno.
Tan desorganizada que, incluso, se montó mal el Grupo Municipal Popular en ese ayuntamiento. El Grupo fue ilegal desde el 28 de junio de 2007 hasta el 18 de marzo de 2010, día que fue declarado, oficialmente, ilegal por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 18 de Madrid.
Como durante ese tiempo uno de los alcaldes olvidables de Boadilla puso una asignación anual para cada grupo municipal de 1.500 euros y otra para cada concejal de 2.000 euros anuales, la cosa era muy sencilla: como habían recibido indebidamente una cantidad de dinero debían devolverlos a las arcas municipales. Era lo lógico. Si no estás constituido legalmente como Grupo, no puedes recibir dinero. Ni para el Grupo ni para sus miembros.
Después, lo de siempre. Recursos. En este sistema jurídico tan garantista que tenemos en España, el que no recurre es un pardillo. Ahora, años después, el pasado 15 de enero de 2014, el TSJM ha ratificado al Juzgado Contencioso-Administrativo y aquellos concejales que se beneficiaron de aquella ilegal dádiva tienen que devolver, a escote, 105.440 euros. 86.200 euros más 19.228 euros de intereses.
Y, entre los concejales que deben devolver la pasta, está Cristina Sánchez Masa, concejala de Atención al Ciudadano del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón.
Entiendo que la señora Sánchez Masa no ha cometido ningún delito. Le dieron un dinero y lo cogió. Entiendo que no haya devuelto la cantidad que debería porque, en principio, la sentencia del Contencioso-Administrativo no era firme. Lo haría cualquier ciudadano.
Pero ella no es un ciudadano cualquiera. Ella es una política profesional que representa a muchos ciudadanos y el peso de la púrpura le exige ejemplaridad. Y, en 2010, tras la primera sentencia, debió pagar los más o menos 6.000 euros que le tocaban porque así lo exige la ética política. La decencia política, que decía un tío mío que fue alcalde en mi pueblo hace muchísimos años. Por decencia política, Cristina. Y no lo has hecho, siquiera, desde enero que la sentencia es firme.
Pero, de la culpa de esta indecencia política, el PP no puede irse de rositas. Algo debería temer el partido cuando a todos aquellos concejales de aquella legislatura los sacó de Boadilla. Los sacó de Boadilla pero no los mandó a su casa. ¿Por algún motivo? No lo sé. Supongo que porque no tenía claro que fuese ilegal aquel dinero. Y, en esa duda metódica permanente del PP, optó por repartir aquellos concejales entre distintos pueblos más o menos camuflados. Y a Cristina Sánchez Masa, concejala de Personal de Boadilla, la mandaron a Pozuelo en las listas de 2011.
En teoría ya tenía que haber devuelto su parte alícuota pero no lo había hecho. Aún había un recurso pendiente. Como, además, aún no se había puesto de moda la regeneración política, daba igual casi todo. Salió elegida concejala de Pozuelo.
Es cierto que podía ir en la lista de Pozuelo pero hubiera ido mejor que hubiera ido en ella habiendo devuelto el dinero.
Ahora, como suele pasar siempre cuando se hacen las cosas mal en política, tiene que pagar o la embargarán. O eso dice Antonio González Terol, alcalde de Boadilla. Ahora, en Pozuelo, el PP le acaba de regalar otro puñado de votos a la oposición. Y ahora, que es tiempo de regeneración política, ¿qué debe hacer Cristina Sánchez Masa?
¿Debe dimitir y entregar su acta de concejal? ¿Paloma Adrados la debe sacar del Gobierno y mandarla a la bancada de enfrente? Cualquiera sabe. Paloma Adrados no dice nunca nada. Habrá que esperar.
Insisto, la señora Sánchez Masa no ha cometido delito alguno pero no ha estado a la altura que exige la regeneración política. Los de la tarjeta opaca de Caja Madrid tampoco cometieron ningún delito pero la cadena de dimisiones empieza a ser ejemplar. Por decencia política, claro.