La pasada semana tuvo lugar la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos. Una cita en Rabat a la que Pedro Sánchez acudió acompañado por doce ministros y que estuvo marcado por el plantón que el rey Mohamed VI dio al presidente español. Tras dos días de reuniones, la cita acabó con una nueva claudicación de España sobre el Sahara Occidental y sin mención alguna a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

Los medios de comunicación de ambos países han venido publicando en los últimos días diferentes análisis sobre el documento final pactado entre ambos gobiernos y las posibles implicaciones que tiene el contenido del mismo para las relaciones conjuntas tanto en los próximos meses como en los próximos años. Unas conclusiones que son muy llamativos, sobre todo, cuando se lee lo que dice la prensa marroquí.

Un buen ejemplo de ello es el artículo publicado por el periodista Omar Kabbadj en el diario Le Desk, un periódico fundado en 2014 y editado en Casablanca, y que se supone que es relativamente independiente, es decir, que no escribe habitualmente al dictado del rey alauí ni de las esferas de poder marroquíes y en cuyas páginas en algunas ocasiones que se pueden detectar críticas al Gobierno.

En el citado artículo, titulado ‘Por qué Madrid y Rabat no ven igual su Reunión de alto nivel’, el periodista considera que este encuentro fue un auténtico éxito para Marruecos porque su gran objetivo era «amarrar el cambio sin precedentes de España (…) sobre el conflicto del Sáhara Occidental», es decir, confirmar y afianzar el cambio de la posición histórica de España que habían conseguido en abril de 2022.

Un logro que pondría de manifiesto que «las tácticas de presión -suspensión de la cooperación en materia de seguridad y el episodio migratorio de Ceuta en mayo de 2021- han dado finalmente frutos», y que habría confirmado «a Rabat en su posición de titiritero en sus relaciones con Madrid», es decir, que han conseguido convertir al Gobierno de España en un títere o marioneta que se mueve según le marcan el paso desde Marruecos.

«La capacidad de Marruecos para encajar los golpes del escándalo Pegasus, en el que se sospecha que ha intervenido las comunicaciones telefónicas del presidente del Gobierno español, pero también el de la resolución del Parlamento Europeo, demuestra el carácter asimétrico que marca ahora sus relaciones con España», continúa el artículo, que viene a decir que Rabat negocia por encima de Madrid y que no hay relaciones de igual a igual.

Por último, añade que todos estos éxitos de Marruecos les han salido gratis: «Marruecos puede felicitarse por haber evitado las cuestiones más enojosas, que su opinión pública no considera prioritarias, al contrario que al otro lado del Estrecho: la cuestión de la soberanía española sobre las ciudades de Ceuta y Melilla».

(Gentileza Libertad Digital)