El Fantasma de don Agustín comenta, con su sorna habitual, el encendido de la iluminación navideña como parte de la despedida de la alcaldesa Quislant que empezó en las Fiestas

¡Y se hizo la luz!
No, no se ilusionen demasiado. No me estoy refiriendo a que ya se haya hecho público el nombre del candidato popular a la alcaldía de la villa. No se trata de eso. Comprendo que haya cierta expectación al respecto, pero todavía, al parecer, no toca.
Lo que ha tenido lugar es el tradicional encendido de la iluminación navideña. De lo otro no hay noticias, al menos que yo sepa. Puede ser que en Génova no quieran que los turrones se le amarguen a nadie y, por eso, han decidido dejar pasar las fiestas y hacerlo en los primeros meses del próximo año.
Me refería al ya tradicional encendido de la iluminación navideña. Puede que la memoria me vaya flojeando un poco, pero me da, que dicha inauguración, se produce un poco antes cada año. Y, debido a ello, el inicio de las labores de la instalación del correspondiente alumbrado tiene lugar apenas han finalizado las fiestas patronales.
Pero no voy a poner pegas al resultado. Me gusta el resultado. Sobre todo, porque, a fin de cuentas, es una forma, como otra cualquiera, de intentar alargar las fiestas navideñas y, con ello, alegrar un poco la vida a los sufridos vecinos.
No todo van a ser penas. No todo van a ser obras, problemas de movilidad o aumento de las zonas en las que, de la noche a la mañana, aparecen pintadas de vistosos colores: azul, verde y rojo.
Si la mayor iluminación contribuye a aumentar eso que llaman el espíritu navideño, bienvenida sea. Si sirve para que, por unos días, olvidemos los problemas que tenemos, o los que nos ocasionan, la daremos por bien utilizada. A fin de cuentas, siempre ha funcionado el sistema. Y aunque ahora nos falte el pan, todavía nos queda el circo.
Aunque, como siempre hay algún malpensado, no faltará quien diga que no hay nada mejor que estar en situación de franca retirada para intentar dejar un buen sabor de boca y, sobre todo, para dejárselo más complicado al que venga después.
También sé que alguno dirá que esto, de ahora, no es más que la continuación de algo que ya se empezó a ver en la organización de los últimos festejos en honor de nuestra patrona, en los que, como diría el clásico, pareció que se tiraba la casa por la ventana, tras largos años de escasez.
Pero todas esas opiniones, que quieren que les diga, me parece que no dejan de ser falsas interpretaciones, cuando no simples maledicencias. Ganas de tratar de ver el mal donde no hay nada más que buena intención por parte de la alcaldesa. Y, por eso, no voy a hacerlas mías.
Ya ven, uno, a veces, tiene debilidades, se deja llevar, y consiente que el espíritu navideño le invada, aunque le enturbie algo la razón y le impida ver la realidad.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”