Crónica de un cutre y clandestino acto en recuerdo del asesinato de Miguel Ángel Blanco (en el Gran Pozuelo de Alarcón) con el que Quislant ha vuelto a avergonzar a los vecinos
Se veía venir. La alcaldesa del Gran Pozuelo de Alarcón ni siquiera había anunciado a los vecinos (que pagan su sueldo) que, en la ciudad, se iba a celebrar un acto en recuerdo del asesinato de Miguel Ángel Blanco… Nadie sabía nada. Y estoy seguro de que a muchos vecinos les hubiera gustado unirse a ese homenaje…
Lo habíamos denunciado aquí. No entendíamos nada.
¿Por qué había que hacer clandestino un acto político tan importante?
Era una fecha muy señalada al cumplirse los 25 años de su asesinato por la banda terrorista ETA…
¿Por qué se trató de ocultar?
Ante semejante estupidez política, ¿qué podía salir mal?
Todo. Todo salió mal. La Ley de Murphy siempre se cumple: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.
Porque, aparte de no ser el lugar adecuado, aunque se llevase a cabo en la plaza que tiene el nombre del mártir, aquello se convirtió en un acto casposo. Todo lo que toca Quislant termina siendo rancio.
Y una vez más, esta señora con pinta de vecina del 3º D, nos puso en vergüenza…
El acto estuvo totalmente desangelado y desaborido, sin protocolo, sin orden ni concierto… Parecía más bien, algo berlanguiano pese a celebrarse en el Gran Pozuelo de Alarcón…
Al no haber público, aquel grupo de personas parecían los invitados a un bautizo de segunda regional esperando que llegasen los padrinos con el niño…
Es cierto que al acto asistió la presidenta de la Asamblea de Madrid Eugenia Carballedo pero el empaque que se precisa para algo así no aparecía por ningún lado…
Por cierto, ¿dónde estaba Enrique Ruiz Escudero, consejero de la Comunidad de Madrid y presidente del PP de Pozuelo?
Abro paréntesis. Andan por ahí los concejales de Vox Pozuelo jactándose de no haber asistido al acto por la presencia de los concejales del PSOE. Como si tuvieran algo que ver los cojones para comer trigo. A ver, Fernández, ni Pozuelo de Alarcón es Ermua ni Bascuñana es Sánchez. Es algo de sentido común. No sois serios. Solo vivís para llamar la atención. Os estáis convirtiendo en una banda. De insensatos, claro. Cierro paréntesis.
El acto siempre debió parecer solemne, nunca lo fue. En el colmo del despropósito, ni siquiera se les ocurrió prepararlo adecuadamente, construyendo un pequeño monolito (aunque fuese provisional) para colocar la corona de laurel que, ayer, más que nunca, simbolizaba la victoria de la libertad que supuso el nacimiento de El Espíritu de Ermua sobre la barbarie terrorista de ETA, tras el sacrificio de Miguel Ángel.
Un año más, el simbolismo de la corona de laurel colgaba de un poste vulgar. Y seguro que pegada con cinta adhesiva, como otras veces. No se puede ser más cutre, alcaldesa. Era desesperante.
Por supuesto, el discurso de la alcaldesa Quislant fue como ella. Victimista. De carril. Culturalmente pobre. Solo para mostrarle a la presidenta de la Asamblea de Madrid que ELLA es la pera limonera.
Por cierto, ¿por qué no habló María Eugenia Carballeda siendo la segunda máxima autoridad autonómica?
Una pera limonera que en todo momento dio la impresión de que estaba más sola que la una, dicho sea de paso.
De hecho, cuando llegó al acto todos los concejales se pusieron a silbar y los cargos de confianza a taconear. Nadie fue a recibirla.
(Susana aún no huele a muerto, políticamente hablando, pero ya se la ve muy grave)
Todo, en definitiva, era un disparate.
Y, de pronto, empezó a sonar un chelo interpretando el “Canto de los pájaros”, del gran Pau Casals…
Pero, ay amigo, cuando parecía que la música iba alcanzando un clima trascendente, una moto o un coche o un autobús o una grúa pasaba haciendo ruido y todo se venía abajo. Entonces, el chelo más que oírse se intuía… Movimientos para sordos. Ni siquiera se les había ocurrido cortar la calle…
Esto no es así, alcaldesa. No lo es. Porque una vez más no has estado a la altura de lo que simbolizaba este significativo acto en esta gran ciudad… Posiblemente, a causa de que tú entraste en Pozuelo pero Pozuelo de Alarcón nunca entró en ti…
Ruego a Dios que éste sea, de verdad, el último año que nos avergüenzas…
Amén.
El Capitán Possuelo