El PP de Madrid busca líder, para recuperar prestigio y mayoría absoluta, fuera de Pozuelo sin darse cuenta de que aquí tiene a Félix Alba con todas sus capacidades políticas intactas

En nuestro Pozuelo de cada día salta la noticia y, al parecer, los discípulos ayer de Casado, hoy de Feijóo ,nos quieren traer al magistrado Enrique López.
No seré yo el que ponga en duda conocimientos y experiencia (de todo tipo, por cierto, y como todos en la vida), incluso su buen hacer en el gobierno de la Comunidad, hasta que, entre el hermano de Ayuso y la conspiración de Pablo, Teodoro y Ferraz, contra Isabel, se puso de perfil y prefirió estar con Génova y no con la persona que lo había recuperado para la cosa pública.
No sé qué nos puede aportar en una ciudad que, posiblemente, no sea capaz de ubicar en el mapa, más allá de que su llegada sería, además, un paso atrás en su recorrido político, salvo prueba de fuego para recuperar lealtad, donde antes hubo traición y candidatura ministerial.
Decía nuestro Capitán que su perfil podría ser el idóneo, aunque no conozca la villa, con el equipo adecuado. Siendo razonable tal apreciación, con su persona, y así retornar a tiempos pretéritos con otros alcaldes que hicieron el gran Pozuelo algunos, aunque habitantes de la villa, totalmente desconocedores de los mil pozuelos que en Pozuelo hay.
Y no dudo de eso, pero viendo el histórico de las dos últimas legislaturas, no sólo en el PP, sino en las distintas formaciones que conforman el mapa municipal: malos los líderes, peores los acompañantes.
Se nos fueron Adrados, Aizcorbe, Pablo o Unai por distintos motivos, pero todos nos dejaron porque, queriendo tanto a Pozuelo, prefirieron saltar a deberes y responsabilidades más altas. La vida misma (más sueldo, más status, más poder)
Particularmente considero que, en ocasiones, no hace falta ir muy lejos ni procurar sacrificados paracaidistas cuando la elección puede estar tan próxima y cercana.
Si lo que buscan los de la gaviota, de verdad, es recuperar Pozuelo de Alarcón tras las dos aciagas legislaturas de Susana Pérez-Quislant, no tienen más que preguntarse quién en el entorno del partido conoce la ciudad, la siente como propia, sabe de sus necesidades y posibilidades, no necesita la política para medrar ni personal, ni profesionalmente y goza de ese mismo prestigio en su vida diaria.
Como, además, “el candidato” no necesita el sueldo municipal para depender del mismo, ha tenido una gran experiencia municipal y la valentía de dimitir (verbo imposible en la clase política medradora y mediocre… mayoría) es un argumento más de no doblarse a los intereses partidistas, frente a los de sus vecinos y representados, caso que así aconteciese.
No sé si Félix Alba querrá verse, otra vez, en esta singladura y lo que conlleva (menos vida familiar y nietos, entre otras cosas), pero tengo claro que lo que no pudo ser en aquella huida de Adrados a la Comunidad, rematada con su dimisión en octubre del 2017, podría ser ahora la solución para el PP y, posiblemente, lo mejor para Pozuelo de Alarcón.
Veremos qué deciden los designios de Isabel.
Alejandre