Alto riesgo de repetición de Elecciones: Pablo Casado, en un nuevo acto de reafirmación ante Ayuso, le hace el juego al PSOE y se tira por un barranco al despreciar a Vox en Castilla y León
El presidente del Partido Popular Pablo Casado ha vuelto a cargar contra el «populismo», en referencia a Vox, en una nueva muestra más de lo preocupado que está por defender su liderazgo en el PP que es socavar el Gobierno de Pedro Sánchez.
Casado no ha mencionado en ningún momento a Vox, pero ha cargado duramente contra este partido advirtiendo de que la semilla del populismo siempre es amarga y no produce progreso.
Alucinante sino fuese algo tan dramático.
En este contexto, y hablando sin creerse lo que decía, ha dejado claro que su partido tiene límites para pactar y acordar ya que sus principios son sus condiciones de cara a posibles pactos: «No vamos a renunciar a ellos nunca», ha recalcado, dejando claro que quien quiera pactar con ellos tendrá que «acatarlos y respetarlos».
(Se supone que ha debido tener un lapsus mental porque si el PP ha gobernado en cuatro Comunidades Autónomas ha sido gracias a Vox)
En resumen, que Casado ha venido a decir que Alfonso Fernández Mañueco ha ganado las elecciones en Castilla y León (con 31 escaños sobre 81) y que, incomprensiblemente, no necesitará llegar a acuerdos para poder gobernar. No sabía lo que día. Ha dejado al candidato pepero solo ante el peligro con 50 escaños en su contra.
Tan incomprensible ha sido el discurso de Casado que tiene que tener una segunda lectura. Y esa segunda lectura es que su discurso no ha sido para ayudar a Mañueco sino para dejarle claro a Ayuso quién manda en el PP.
Ha bastado que la presidenta de Madrid se haya mostrado a favor de un acuerdo con Vox en Castilla y León, diciendo que no debe importar lo que piense la izquierda de estos pactos ya que hay que unirse frente al proyecto totalitario de Sánchez que destroza España, para que Pablo Casado le haya respondido negándole la mayor y sacrificando a Mañueco.
Da la sensación de que Alfonso le importa un carajo a Casado y que lo que le mata es pensar que Isabel pueda ser su sustituta. Y este pensamiento están fuerte que le hace perder el norte.
Sus declaraciones parecen más en la línea de un asustado hombrecillo que intenta sacar la cabeza para no admitir que se equivocó en la convocatoria de las elecciones y posteriormente en la campaña. Querer que Mañueco gobierne en solitario con el respaldo puntual y gratuito de Vox es de no estar bien de la cabeza.
De hecho, Vox se ha limitado a contestar que está dispuesto a repetir las elecciones en Castilla y León. Vox no tiene nada que perder, en cambio, el PP, en esa repetición, sí tiene mucho…
Casado quiere dar imagen de centralismo pero solo es postureo. Su obsesión es Ayuso. El presidente del PP quiere llegar a las elecciones generales transmitiendo al electorado que Ayuso se equivoca apoyando la unión de las derechas y que solo el centro conseguirá sacar a Sánchez de la Moncloa.
No puede ser tan torpe. La ideología que combate Vox es la misma a la que se oponen los electores del PP, al menos en su mayoría, y en la declarada batalla cultural que tiene planteado la izquierda sobre la ruptura de España, el centro de Casado no tiene razón de ser. No hay más que mirar a Ciudadanos.
Es un error político de primer orden.
El problema es que, intentando defenderse de Ayuso, Casado le está haciendo el caldo gordo a Sánchez que, crecidito ante la debilidad de Casado, ya está diciendo que no descarta la abstención del PSOE si el PP reconoce que VOX “es un peligro para la democracia” y rompe con el partido de Abascal en toda España. Algo utópico. Es un farol. Pero le sirve para revolver el río y sacar de ello ganancias…
Que Sánchez diga que Vox es un peligro para la democracia y no lo sea Bildu o ERC es una broma de mal gusto.
Termino por ahora: Los celos de Casado, conseguirán que el Gobierno sociocomunista dure en España hasta 2028. Por lo menos.
Hay que ir pensando en sustituirlo de verdad. Ha perdido el oremus.
Juan Pozuelo