La inacción de Susana Pérez Quislant (PP) liquida el barrio de Pozuelo Estación. ¿Qué están haciendo Gobierno y Oposición para salvar la economía de tan emblemático barrio?
Las promesas electorales, recordaba el profesor Tierno, se hacen para no cumplirse. Embelesan a los votantes, llenan de alegría a los simpatizantes y, finalmente, por parte de todos los partidos, solo sirven para trasladar en un papel la obligación de un programa electoral, ante el cual, cualquier parecido con la realidad, una vez alcanzada la Casa de la Villa, bastón de mando incluido, es mera coincidencia.
Y los ciudadanos que no escarmentamos, a pesar de las evidencias, siempre queremos pensar que en esta ocasión: sí, van a cumplir, fortaleciendo el municipio y primando las necesidades reales del contribuyente.
Y de vuelta a la casilla de salida se obvia la lógica de las necesidades y se aplica la de los intereses propios o de partido, balanza por la que los miden y que garantizan nómina y futuro.
Harta está nuestra Corporación Municipal pozuelera en declamar al mundo entero -ABC, incluido- que esta legislatura es la de la recuperación de dos barrios históricos: el Pueblo y la Estación y, erre que erre, los hechos muestran lo contrario en ambos objetivos.
Es bien cierto que, para la alcaldesa Susana y sumisos concejales, el cambio va aparejado con el asfaltado y que la movilidad sostenible y la eliminación de barreras, se corresponde con algunas calles sin aceras…
Al no distinguir ni calles, ni barreras, ni sostenibilidad, ni medio ambiente, incluso ni Pozuelo de Boadilla, que no es lo mismo. Ellos contentos, porque sigue la fiesta del alquitrán, que la asimilan a desarrollo y progreso, aunque solo signifique retoque estético y más de lo mismo, satisfaciendo devotos votantes al ver el alquitrán retocara las calles.
E inmersos en La Estación, uno no tiene mas que ver el C.C. del mismo nombre para ver el “tren” de tiendas vacías. Peor situación, aún, si “cruzas las vías”. Con edificios que parecen fantasmas, sin ocupar, llenos de telarañas y pendientes de “otro” C.C. , estrella de la anterior legislatura (¿lo recuerdas Quislant? a ti que te encanta presentar muchas veces los mismos proyectos) que nacerá muerto, al estar rodeado de la nada… de nada.
Claro, mientras la zona norte de nuestra Comunidad, aprovechó la espantada de empresas de la lúgubre Barcelona asustadas por los chamarileros de Colau y Cía.; nosotros presumíamos de Renta, sin procurar atraer economía para fortalecer nuestra villa y aprovechar las inversiones sin utilizar.
Es lo que tiene querer jugar, huyendo, para ser peón en el hemiciclo del Congreso, antes que procurar ser rey en la partida municipal comprometida.
Y así estamos en La Estación, huyendo el que puede porque no hay negocio y da fe de este escapismo la marcha del “dinero”.
Primero escapó la oficina “verde” vecina al Carrefour de la Plaza del Gobernador, decían que dos de las de Rato eran muchas.
Corrió la voz por la Avda. Juan Pablo II y con ella la alarma, ya se sabe, las pelas son muy cobardes y los de Neguri, con su color azul, arriaron su bandera…y huérfanos del banco azul nos dejaron.
Parecía que serían los últimos, hasta que los tristes tiempos que arrastra el virus de Wuhan, dieron el pretexto para que los dos bancos valencianos, de sede, naturales de Cataluña, también hayan cogido las de Villadiego.
Bueno, al menos queda Botín y algo de la extinta CajaMadrid, no sabemos por cuánto tiempo, pero me temo que, si siguen con tal empeño desde la Casa Rosada en salvaguardar La Estación, antes de fin de año procurar entidad bancaria en los arrabales del barrio se tornará en imposible.
El mercado del Carmen tiritando, los negocios cerrando, los bancos en huida y nuestra alcaldesa pregonando a los cuatro vientos que La Estación no está muerta…, solo malherida, aunque ni los mismos vecinos se percaten.
Disfrutemos lo votado.
Alejandre