Pozuelo Prestigio: Paseo por la Historia de Pozuelo Centro para ayudar a vecinos, turistas y forasteros. Octava Etapa: Calle Campomanes, Fuente de la Escorzonera y Fuentecilla
Calle de las Tenerías (hoy Campomanes).
Cuando Fernando VI (1746-1759) accede al trono las tendencias ilustradas que se van imponiendo en Europa le llevan a favorecer lo que hoy llamaríamos desarrollo industrial.
El mismo año del acceso al trono de Fernando VI (1746), un tal Juan Díaz Quijano consigue una Real Cédula que le permite crear la Compañía de Pozuelo, una casa-tenería para fabricar toda clase de curtidos y evitar así las importaciones. El 10 de febrero de 1748 se emitió otra cédula real que aumentó los beneficios concedidos en la primera.
En la citada instalación, cuna de lo que habría de ser una industria que haría famoso a Pozuelo, se producían, según relaciones de la época, los siguientes artículos: becerros, baquetas, cordobanes, badanas, baldeses, pergamino, gamuza, castores, antes, becerrillos, cabritillas, tintes y batán para el curtido.
La alta rentabilidad hizo que otros fabricantes siguieran el ejemplo de don Juan Díaz Quijano y Pozuelo se convirtió en el lugar más importante entre los fabricantes de curtidos de alta calidad.
En 1780 Francisco Rodríguez de Campomanes -hermano de Pedro Rodríguez de Campomanes, marqués del mismo nombre y ministro de Carlos III- compró la finca conocida como Huerta Grande.
El marqués se encariñó con la Huerta Grande de su hermano y residía en ella durante largas temporadas y aquí redactó muchas de sus principales obras y satisfecho con nuestro pueblo don Pedro auspició la constitución de cuatro puentecillos sobre el arroyo de Pozuelo, así como las fuentes Escorzonera y Fuentecilla. Ambas llevan la siguiente inscripción:
SE CONSTRUYÓ
A COSTA DE LA VILLA
ESTA FUENTE
REINANDO CARLOS III
AÑO MDCCLXXXV
La Fuente de la Escorzonera
Según cuenta Carlos H. Fernández del Valle, La Fuente de la Escorzonera, atribuida al arquitecto Ventura Rodríguez (1717-85), consistía de un alto pedestal de granito a modo de obelisco rodeado por un gran tazón de piedra. Estaba enclavada a la entrada del monte del Sr. Moret (en la actualidad, la urbanización “Las Encinas” sita la norte de Pozuelo), y la bordeaba una glorieta con asientos de piedra y una pradera.
Era uno de los lugares típicos de paseo, ya que el paraje había sido excluido de la venta del monte de Pozuelo, en la época de la Desamortización. Sin embargo, lo que no hizo el gobierno de la Nación lo hicieron nuestros ediles, ya que en abril de 1924, siendo alcalde D. Antonio Benítez Guerrero, (fundador de una de nuestras colonias de hoteles), el Ayuntamiento vendió la fuente y el terreno circundante a D. Alfonso Martos Arizcun, conde de Heredia Spínola, que había adquirido la finca de Moret en el año 1909.
Su construcción se debe al patronazgo del Conde de Campomanes, bajo cuyo impulso se construyó también la Fuentecilla (1723-1802) y se realizaron importantes mejoras en el pueblo.
Sebastián López Arrojo (sigue contando Fernández del Valle) nuestro más destacado poeta del pasado siglo XIX, le dedicó una pequeña composición en la que relata cómo, tras una excursión campestre por el paraje, cayó en brazos de Morfeo, soñando que abrazaba a su amada, cuando al despertar observó que en realidad lo que estaba acariciando era su propio can.
Las propiedades del agua de esta fuente aumentan de un modo marcado la secreción renal, entonan la digestión y son sumamente aperitivas, siendo buenas para las anabarcas, las ictericias y las dispepsias. Pedro Castelló (famoso médico del siglo XIX al que la capital dedicó una de sus principales calles), la recomendaba a sus pacientes y era numerosa la gente de Madrid que se la llevaba para su consumo habitual.
La Fuentecilla
Sita junto al arroyo de Pozuelo, que pasa por el casco de la población, ahora canalizado. Muy próxima por tanto a la antigua calle del Hospital, que debe su nombre a la fundación que con tal fin estableciera el clérigo Pero López, según se relata en la relación de 1576.
La obra de la fuente es del mismo año que la de la Escorzonera, y también se debe al patrocinio de Campomanes (1723-1802), personaje a quien está dedicada la calle adyacente.
En la actualidad se han ajardinado los alrededores, embelleciendo el conjunto.
Domingo Domené, historiador