Las promesas presupuestarias del Gobierno de Pozuelo se las suele llevar el viento. No son nada si no pasan después por la Junta de Gobierno y solo pasan las que Quislant quiere
Noviembre es un mes que la tradición hace que empiece dedicado a los difuntos y casualmente, o tal vez no, sea también el mes de los presupuestos municipales. A mí me da que esta circunstancia no se debe al azar, sino que se debe a que nuestro municipio lleva ya algún tiempo en una lenta agonía que conduce, si nadie lo remedia, a un fatal desenlace.
Dicen los que saben algo de esto que desde el equipo de gobierno se ha pactado el proyecto del presupuesto del próximo año con el grupo municipal de Vox. Un pacto que significa que, con algo de ingenuidad, los miembros de este grupo han sucumbido a eso que se lleva tanto últimamente por nuestras latitudes del “truco o trato”.
No se me alcanza que promesa de caramelo o golosina habrá sido tan atractiva como para que los “voxeros” den su apoyo. Tal vez que se presupueste una partida para el estudio del posible soterramiento de las vías del ferrocarril. Tal vez que se contemple alguna solución para la plaza del Padre Vallet. O tal vez que se apoye la declaración de Pozuelo como municipio por la vida. No lo sé con exactitud.
Desde el equipo de gobierno, no se nos olvide que es un gobierno en minoría, se trata de sacar adelante como sea un presupuesto. Lo necesitan. Y para ello deben pagar de alguna manera mantener su primogenitura. Están obligados a llegar a acuerdos. El problema, el verdadero problema, es que algunos, Vox o Ciudadanos, puedan caer en la trampa de darles su apoyo por un simple plato de lentejas.
Los pobres no se han enterado todavía que las promesas, y más en este ayuntamiento, se las suele llevar el viento. Que las promesas no son nada si no pasan después por la Junta de Gobierno. Y que mientras tanto se utilice aquello tan socorrido del “estamos en ello”.
Pozuelo necesita algo más que parches, necesita un fuerte impulso, un golpe de timón que modifique el triste rumbo que está llevando y lo triste es que no se vislumbra ningún dato que nos demuestra que se vaya a producir. Por desgracia, y pese a los últimos resultados electorales, lamentablemente seguimos con más de lo mismo.
El Comunero