Lectura política de ese artículo de El Confidencial que afirma que Paloma Adrados favoreció con 90.000€ a Diario de Pozuelo, donde trabajaba su sobrino, y la rara coincidencia de las cosas que se publican

Reconozco que me llamó la atención que el prestigioso periódico digital El Confidencial, pozuelero para más señas, publicase un artículo en el que aseguraba que la ex alcaldesa Paloma Adrados favoreció con 90.000€ al medio local donde trabajaba su sobrino. Y me llamó la atención porque era una noticia vieja, se sacaban conclusiones rebuscadas y, lo más curioso, no entraba de verdad en el fondo del problema del Diario de Pozuelo y la bula oficial que se ha tenido con él y que es el auténtico escándalo.
Todo era muy raro en el artículo. Incluso, la meticulosidad de las cifras que usaba el autor. Me llamó la atención, además, que se publicase en Sábado Santo. ¿En Sábado Santo? Que yo recuerde, desde aquel Sábado Santo en el que el ministro Rodolfo Martín Villa llamó al maestro Alejo García para comunicarle que ya podía anunciar por RNE la legalización del Partido Comunista de España, no creo que se haya publicado nada importante. Curioso.
En el artículo había tantas ventanas sin cerrar que pensé que sería bueno analizar políticamente su rareza. Empezando por el escaso interés periodístico que el artículo tiene en sí mismo. Otra cosa son los intereses oscuros que esconde.
Así que vayamos por partes, que diría Jack El Destripador, y hagamos una lectura política del raro artículo.
Intentar relacionar a Paloma Adrados y a su sobrino Juan Adalid con la publicidad que el Gobierno de aquella época puso en Diario de Pozuelo es viejo. Y está más que probado que no hubo nada y que es algo que no tiene consistencia alguna. Y, por supuesto, está desechado conociendo aquella época, a Paloma Adrados y a Juan Adalid. La afirmación, incluso, puede ser pueril.
Las conclusiones que se sacan (titular aparte) están a tres centímetros de la nada. Titular por titular. Aquello se hizo dentro de la legalidad y no hubo nada “familiar”. Otra cosa es el escándalo político de “protección” que se mantuvo sobre Diario de Pozuelo. Ese es el fondo de la cuestión. Pero no porque Juan Adalid trabajase en Diario de Pozuelo sino porque para Adrados, como luego fue para Quislant, les convenía tener contento al periódico. Algo importante y escandaloso. Y es ahí donde el autor del artículo, extrañamente, no ahonda y lo que me hace pensar que, en su publicación, hay gato encerrado.
El autor del artículo no entra en el dinero, por ejemplo, que le daban a esa misma empresa por la ilegal Pozuelo Radio. Una cantidad de dinero superior a la que le daban por Diario de Pozuelo. Y a cambio de nada. Ni siquiera de publicidad. Le daban la pasta a cambio de un informativo de media hora, hecho por becarios, que no oía nadie. Por no tener, la emisora no tenía ni cobertura técnica.
El autor del artículo no entra, por poner otro ejemplo, en que el local en el que se redactaba y que se redacta Diario de Pozuelo es público. Un local público, cedido para la ilegal radio y que se usaba y se usa para hacer cinco periódicos. Todos ajenos a Pozuelo salvo el susodicho Diario de Pozuelo. Y el Gobierno de Adrados lo sabía y el de Quislant lo sabe. Y eso, como poco, estuvo y está a centímetro y medio de la prevaricación.
El autor del artículo no entra tampoco en que el convenio, en que se sustentaba la presencia de la ilegal Pozuelo Radio en ese local público, caducó hace mucho tiempo y, sin embargo, Pozuelo Radio y Diario de Pozuelo siguen ocupándolo. Y la alcaldesa Quislant lo sabe. Dicen que no tiene valor porque su dueño es el hombre que sabía demasiado. Dicen.
Y el articulista no entra, finalmente, a averiguar quién es el autor intelectual de todo esto. No dice nada de un señor, dicho sea de paso, que trabaja en el propio Ayuntamiento de Pozuelo. Curioso. Un señor que cobra de los impuestos de los pozueleros por dos conceptos tan diferentes. Algo, por cierto, que sabe todo el mundo en el viejo convento, incluido el Gobierno de Adrados y el Gobierno de Quislant, aunque no sea fácil de probar a causa del entramado de empresas que ha montado y con las que se cubre. Pero no hay más que preguntar a los Grupos Municipales del Ayuntamiento para saber quién es el personaje.
Pero todas estas cosas ya las hemos contado aquí, con lo que la pregunta es: ¿Por qué salen ahora si todo es viejo? Y sobre todo, ¿por qué se cuenta parcialmente?
Todo lo que se cuenta en el artículo es cierto. Minuciosamente cierto. Lo que no está claro es saber quién ha proporcionado tan minuciosos datos al autor del artículo. Y es que unos datos tan precisos solo se los pueden haber dado desde dentro del Ayuntamiento (y no parece muy creíble conociendo la Gran Casa) o se los pueden haber dado desde el propio Diario de Pozuelo (cosa más que probable).
Y es más que probable ya que el susodicho autor intelectual está muy enfadado con el Gobierno porque ya no le dan publicidad institucional a Diario de Pozuelo. Y todo huele a vendetta. “Ahora se van a enterar de quién soy yo”. No hay otra explicación. Todo huele a intereses espurios.
Y todo huele a que el autor del artículo, ante la inconsistencia del tema de la publicidad Adrados-Adalid, pille el rábano por las hojas y, como ahora Cifuentes parece débil, saque el artículo para relacionarlo con una de las personas más cercanas a la Presidenta de la Comunidad. Y no estoy defendiendo a Paloma Adrados. Todo el mundo sabe que la he criticado duramente por lo que hizo en Pozuelo o, mejor, por lo que no hizo y, sobre todo, por dejarnos una herencia política infumable.
Pero hay más. Es muy extraño que un artículo, en teoría tan importante, se publique en Sábado Santo. La verdad es que es un artículo que no aguanta el más mínimo análisis salvo si se piensa en la intención de quién lo inspiró y que, curiosamente, se quedó fuera. Muy propio de su condición oscura.
El Capitán Possuelo