Trienio Liberal (y III): Evaristo Fernández de San Miguel, Álvaro Flores Estrada, José Manuel Vadillo, Santiago Usoz Mori, José María Pando, Juan Antonio Yandiola Garay y José Luyando y Díez
Evaristo Fernández de San Miguel
Evaristo Fernández de San Miguel y Valledor fue nombrado Secretario de Estado el 5 de agosto de 1822, su mandato duró 7 meses, hasta el 3 de marzo de 1823, cuando fue sustituido por Álvaro Flórez Estada.
Asturiano, nació en Gijón en 1785 y murió a los 77 años, en 1862. Duque de San Miguel, militar condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, político e historiador español. Combatiente en la Guerra de la Independencia, prisionero en Francia. Tras su liberación en 1814, participó en movimientos contra el Manifiesto de los Persas. Tomó parte en la Conjura del Palmar por lo que fue detenido. Fue uno de los primeros en unirse al alzamiento de Riego. Se dice que fue el autor del Himno de Riego.
Después de su cese se enfrentó a las acciones de la Santa Alianza, en combate contra los Cien Mil Hijos de San Luis, en Cataluña junto a Espoz y Mina, fue herido grave, detenido y trasladado a Francia. Exilado en Londres durante la Década Ominosa. Amnistiado en 1834, se unió a la causa Cristina durante la Primera Guerra Carlista. Diputado en las Cortes, que aprobaron la Constitución de 1837, ministro durante la Regencia de Espartero. Acabó la Primera Guerra Carlista nombrado Capitán General de Aragón y en posesión de la Cruz Laureada de San Fernando por su participación en la Batalla de Mendigorría.
El gobierno de Evaristo Fernández siguió dentro de la crisis crónica de la Hacienda, que se venía arrastrando durante todo el reinado de Fernando VI.
Era un gobierno formado por exaltados, utópico y corrupto, unidos para llevar la contraria a los deseos de Fernando VII. Evaristo San Miguel era un hombre culto pero con escasas dotes para ser la cabeza del gobierno. Se rodeó de exaltados a los que había conocido en su lucha contra los liberales moderados pero tan inútiles como él en las tareas de gobierno. Eran lideres en los movimientos populares en la calle, teóricos pero incapaces de llevar a cabo una actuación conjunta de gobierno salvo para aprovecharse de sus cargos. Los moderados los llamaban “Los siete niños de Écija”.
Las primeras medidas de este gobierno fue juzgar a los sublevados de julio, fueron condenados a muerte tres militares entre ellos el general Elío, convocar Cortes Extraordinarias para estudiar nuevas ordenanzas para el Ejército y tomar medidas para controlar la calle.
Los enemigos del Gobierno se multiplicaban, no contentaba a los exaltados por el control de la calle, ni a los moderados que lo tenían por inútil y corrupto, ni mucho menos a los absolutistas. Por otra parte las potencias europeas amenazaron con una intervención al estar en desacuerdo con las políticas e irregularidades del Gobierno.
El Gobierno nombró a Espoz y Mina General del Ejército del Norte con el objeto de combatir la Regencia de Urgel. La situación era de guerra civil. En marzo, el ejército liberal obligó a la Regencia a refugiarse en Francia.
En diciembre, Fernando dio a la Regencia por disuelta, pero ésta se negó a aceptar las órdenes del rey al considerar que estaba prisionero de los liberales. Los líderes pasaron a París para seguir presionando por una intervención y los sublevados volvieron a actuar como comenzaron, con una guerra de guerrillas apoyados en la población rural.
Aunque la batalla parecía ganada por los liberales, no era sí, los campos españoles estaban plagados de absolutistas.
Los líderes de las partidas rebeldes, que habían formado la Regencia de Urgel, pidieron apoyo a las potencias europeas para restablecer el absolutismo en España.
La Cuádruple Alianza y los miembros de la Santa Alianza se reunieron entre finales de noviembre y finales de diciembre en Verona. Habían sido convocadas por el Zar Alejandro y por el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Montmorency. El objetivo era tratar la sublevación de Grecia y evaluar la situación de Italia, donde había sublevaciones liberales, pero la estrella de la reunión fue la situación de España y Portugal.
Estas potencias estaban convencidas de que el sistema de gobierno representativo era incompatible con el principio monárquico, la soberanía del pueblo era opuesta al principio del derecho divino, de forma que se comprometieron solemnemente a emplear todos los medios y esfuerzos a destruir el sistema de gobierno representativo en cualquier Estado de Europa.
Las naciones reunidas en Verona decidieron escuchar las peticiones de ayuda de Fernando VII. Encargaron a Francia la toma de las medidas adecuadas para reconducir la situación a un gobierno absolutista.
En enero de 1823, los delegados del Congreso de Verona enviaron una nota al Gobierno de Evaristo San Miguel pidiendo que anulara la Constitución, amenazando con invadir España en caso de negativa. Tal petición fue considerada como una injerencia intolerable de unos gobiernos extranjeros en otro país, por lo que fue obviamente desoída. La respuesta del Gobierno fue expulsar a los embajadores de las potencias, incluido el del Vaticano. A partir de ese momento la suerte estaba echada y el resultado fue la intervención, en abril, de los Cien Mil Hijos de San Luis, para devolverle a Fernando VII el trono absoluto.
A finales de enero, Luis XVIII llamó a filas a 100.000 hombres para la intervención en España, en este momento el Gobierno liberal español supo que la invasión iba en serio y mandó preparar la defensa confiando en los generales liberales que habían derrotado la Regencia de Urgel.
Los liberales franceses no querían la intervención e hicieron propaganda pidiendo la deserción de los soldados franceses intervinientes. El pueblo francés no quería la guerra, todavía existía el recuerdo de las penurias pasadas en la guerra anterior. Los únicos franceses conformes con la intervención eran el Gobierno y los militares franceses.
Ballesteros pidió un ejército de 120.000 hombres para defenderse de los franceses, pero no se logró reunir ni la mitad.
A mediados de febrero, las Cortes decidieron abandonar Madrid. Fernando VII se negó a marcharse a Sevilla. Depuso al Gobierno, el 28 de febrero de 1823, pero las manifestaciones en la calle de los liberales, tanto de los exaltados como de los moderados, le hicieron desistir y Evaristo San Miguel fue repuesto como Secretario de Estado.
Una vez repuesto, los más exaltados de los exaltados, los llamados comuneros, querían un Gobierno comunero.
El rey permitió un Gobierno comunero, no podía hacer nada para impedirlo. El día 3 de marzo, fueron designados los miembros del gobierno, pero ninguno de ellos llegó a tomar posesión, pues el Gobierno de Flores Estrada nunca se constituyó. Tampoco se constituyeron los gobiernos de José Manuel Vadillo en abril, ni de Santiago Usoz Mori en mayo.
Evaristo San Miguel continuó siendo Secretario de Estado hasta el 24 de abril de 1823.
Álvaro Flores Estrada /José Manuel Vadillo / Santiago Usoz Mori.
Álvaro Flores Estrada fue nombrado Secretario de Estado el 3 de marzo de 1823. Su mandato teórico, ya que no llegó a tomar posesión, duró hasta el 25 de abril del mismo año, cuando fue cesado. Asturiano, nació en Pola de Somiedo en 1765 y murió a los 88 años, en Noreña en 1853. Abogado y economista, defensor del libre cambio comercial. Liberal exaltado. Nombrado por Godoy Tesorero General del Reino, cargo al que renunció al no considerarlo compatible con sus ideas liberales.
Diputado en las Cortes de Cádiz. Se exilió en Londres cuando regresó Fernando VII a España, en 1814. Durante su estancia en Londres entró en contacto con los economistas ingleses de la época, David Ricardo, Adam Smith y James Mil. Contribuyó a que las ideas económicas de tan egregios economistas fueran introducidas en España. Regresó a España con el Trienio Liberal. La llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis le obligó a volver a exiliarse en Londres. Regresó a España después de la muerte de Fernando VII.
José Manuel Vadillo Hernández, gaditano nació en Cádiz en 1774 y murió en la misma ciudad a los 84 años, en 1858. Político y escritor. Diputado en las Cortes de Cádiz en el período de 1813-1814. Secretario de Ultramar en el Trienio Liberal, el 25 de abril fue nombrado Secretario de Estado Interino, fue cesado sin llegar a tomar posesión el 7 de mayo del mismo año. Exiliado en Londres y en París, regresó después de la muerte de Fernando VII. Diputado en Cortes durante los años 1834-15 y durante las Cortes Constituyentes de los años 1836-1837.
Santiago Usoz y Mori, madrileño, Oficial Mayor, vuelto a nombrar por segunda vez como Oficial Habilitado, Secretario de Estado Interino el 7 de mayo de 1823. No llegó a tomar posesión, cesado el 15 del mismo mes y año.
Durante el corto gobierno de Flores Estrada, las Cortes se trasladaron a Sevilla junto con el Gobierno y el Rey. Fernando VII no quería irse, declaró que tenía gota y no podía viajar. Pero fue inútil, el rey fue llevado a Sevilla el 20 de marzo, un día después las Cortes suspendieron sus reuniones e iniciaron su traslado a Sevilla.
Llegó a Sevilla el 11 de abril y se instaló en los Reales Alcázares. El 25 se abrieron las Cortes en Sevilla. Dos días después, las Cortes depusieron a Flores Estrada y a sus ministros al considerar que carecían de prestigio y representatividad para garantizar la gobernabilidad del país.
Intentaron formar un nuevo gobierno ese mismo día con José Manuel Vadillo y con Santiago Usoz Mori, fracasando ambos intentos. Ningún gobierno comunero pasó de la fase de propuesta.
El 3 de abril, el General en Jefe del Ejército invasor francés, el Duque de Angulema, hacía una proclama al pueblo español en la que prometía restablecer en España el orden y la ley, liberar al rey cautivo de los liberales y al pueblo español. El 7 de abril de 1823, los franceses ya estaban en España con un ejército de 95.000 hombres, de los más de 132.000 reclutados para la ocasión.
Este ejército disponía de dinero por lo que podía comprar lo necesario para sus hombres y bestias, no tenía que saquear los pueblos como el anterior ejército francés de invasión en 1808. Su estancia en España se preveía corta, pero permanecieron más de 5 años, hasta 1828, a petición de los absolutistas españoles.
El ejército francés estaba dividido en cinco cuerpos, cuatro de ellos entraron por Bayona cruzando el Río Bidasoa, el quinto entró por Cataluña. El tercer cuerpo incluía una división de realistas españoles al mando del Conde de España, Carlos de España y Couserans de Cominges, noble y militar francés al servicio de España.
El ejército invasor contaba con la ayuda de una tropa realista, el llamado Ejército de la Fe, de unos 35.000 hombres, mandados por Carlos Luis de O´Donnell y por Vicente Genaro de Quesada, marqués de Moncayo.
El 23 de abril ya estaban en Madrid. El ejército español era muy inferior al francés. Estaba mandado por el general Ballesteros compuesto por tres cuerpos de ejército, el cuerpo de Cataluña, el del centro y el de Galicia. La inferioridad hizo que la táctica española fuera la misma que en 1808, la guerrilla, pero esta vez era muy diferente, no contaba con el apoyo de la población.
Viendo la imposibilidad de resistir, los militares españoles se rindieron sin combatir, caso de Ballesteros y Morillo, o se pasaron al enemigo. Solo quedó combatiendo, por algún tiempo, el cuerpo de Cataluña mandado por Espoz y Mina.
Dos días después de invadir España, nombraron Presidente de la Junta Provisional del Gobierno de España e Indias al general Francisco Ramón de Eguía Letona, I Conde del Real Aprecio. Dos días más tarde, esta Junta se instaló en Tolosa.
Con la llegada de los invasores a Madrid, el duque de Angulema dictó la Proclama de Alcobendas donde manifestaba que él mandaba en el ejército francés pero que no era de su incumbencia el gobierno de las provincias, eso era responsabilidad de los españoles realistas. Convocó al Consejo de Castilla para que nombraran una Regencia en Madrid, Regencia que fue presidida por Pedro Alcántara Toledo, duque del Infantado.
José María Pando
José María Pando y Ramírez de Laredo, nació en Lima en 1787 y murió en Madrid a los 53 años, en 1840. Político español y peruano, escritor y diplomático. Fue Secretario de Estado, como sucesor de Santiago Usoz, durante casi cuatro meses en el Trienio Liberal, desde el 15 de mayo de 1823 hasta el 29 de agosto del mismo año. A la vuelta del absolutismo, volvió a Perú donde se puso a las órdenes de Bolívar, entonces dictador del Perú, quien le nombró Ministro de Hacienda y de Relaciones Exteriores. Después de la muerte de Fernando VII, volvió a España decepcionado por la política peruana. Residió en Madrid hasta su muerte.
El gobierno, ante el avance francés, decidió trasladarse a Cádiz con el rey. Como ya había ocurrido antes, Fernando VII se negó. El Gobierno declaró al rey incapacitado por lo que podía ser sustituido por una regencia. Esta declaración permitía llevarse al rey a Cádiz en contra de su voluntad. Depuesto el rey, se nombró una Regencia formada por Cayetano Valdés, Gabriel Císcar y Gaspar Vigodet quienes ordenaron que el rey fuera llevado a Cádiz bajo custodia militar.
A mediados de junio, el Gobierno, las Cortes y el rey se trasladaron a Cádiz como último punto de resistencia frente a los franceses. Se pretendía rememorar la gloriosa defensa de la ciudad durante la Guerra de la Independencia.
Al llegar a Cádiz, las Cortes votaron que el rey estaba cuerdo, se disolvía la Regencia y Fernando volvía a ser rey.
Cádiz quedó cercado el 24 de junio. A mediados de agosto, el duque de Angulema llegó al Puerto de Santa María e inició los preparativos para asaltar Cádiz. Bloqueó la ciudad por tierra y por mar e inició los asaltos.
El 29 de agosto, Pando fue cesado y nombrado en su lugar a Juan Antonio Yandiola.
Juan Antonio Yandiola Garay
Juan Antonio Yandiola Garay, vizcaíno, nació en Galdámez en 1786 y murió con 44 años exiliado en París, en 1830. Político y economista especializado en asuntos mercantiles y financieros. Ferviente liberal, exaltado. Diputado a Cortes en 1813 tuvo que exiliarse tras la vuelta de Fernando VII a España en 1814. Dos años después participó en el pronunciamiento fallido de Richard, por lo que estuvo en prisión. Durante el Trienio Liberal fue elegido diputado en 1822 y 1823. Ministro de Hacienda fue nombrado Secretario de Estado el 29 de agosto, su mandato fue muy breve, fue cesado el 4 de septiembre del mismo año. Con la caída del Trienio Liberal tuvo que exiliarse, muriendo en París.
José Luyando y Díez.
José Luyando y Díez, mejicano, nació en Guadalajara en 1773 y murió a los 62 años exiliado en Roma, en 1835.
Había sido nombrado Secretario de Estado Interino en 1814 durante la Cuarta Regencia. Fue, nuevamente, nombrado Secretario de Estado el 4 de septiembre de 1823. Fue el último Secretario de Estado del Trienio Liberal, su mandato duró menos de un mes, hasta el 30 de septiembre del mismo año cuando los liberales fueron completamente derrotados. Tras la vuelta del absolutismo, tuvo que exiliarse en Italia donde murió.
A mediados de septiembre, Riego fue derrotado y hecho prisionero en Jaén. Llevado a Madrid fue juzgado por delito de lesa majestad, condenado a la horca y ahorcado en Madrid el 7 de noviembre.
El 30 de septiembre, Cádiz sin posibilidad ninguna de ayuda, se rindió. El gobierno negoció una amnistía a cambio de la vida del Rey. Fernando salió de la ciudad el primer día de octubre, siendo llevado hasta el Puerto de Santa María donde lo recibió el duque de Angulema, representantes de la Regencia y del Gobierno de Madrid. Antes de dejar la ciudad de Cádiz prometió un perdón general, pero una vez desembarcado, declaró nulo y sin valor el perdón prometido y todos los decretos y leyes publicados en el período que iba desde 1820 hasta 1823, se basaba en la falta de libertad del rey durante esos años. Es decir, de un plumazo anuló todo lo hecho por los liberales durante el Trienio Liberal.
Angulema le transmitió el deseo de las potencias europeas, éstas querían que formase un gobierno moderado y apaciguador. El rey, después de hablar con el presidente de la Regencia, el Duque del Infantado, aprobó un manifiesto que anulaba todos los actos y disposiciones de los Gobiernos, desde el 7 de marzo de 1820 hasta la fecha, solo aprobaba lo dispuesto por los órganos creados por Angulema, La Junta Provisional y la Regencia desde el 9 de abril de ese año, 1823.
Después de la liberación del rey, de entre todas las propuestas políticas que podían tomarse salió triunfante la más extremista, la que presentaba la minoría violenta de los Voluntarios Realistas apoyados por los integristas católicos.
Fernando no podía confiar en el ejército español, era el que se había sublevado en 1820, por lo que decidió gobernar con las tropas francesas, a las que les pidió que se quedaran hasta 1828.
El 1 de octubre, Fernando VII autorizó al Secretario de Estado nombrado por la Regencia, Víctor Damián Sáez, comunicar a la Regencia que volvía a gobernar lo que significaba la disolución de la Regencia.
El último foco de resistencia liberal, Alicante, se rindió el 12 de noviembre.
Joaquín de la Santa Cinta. Ingeniero aeronáutico, economista e historiador