El Pleno del Ayuntamiento de Pozuelo está lleno de Paniaguados. Mire por donde mire. En el Gobierno o en la oposición
Paniaguado es la palabra clave de la política en Pozuelo. Una de las diversas acepciones de este término, según la Real Academia de la Lengua, es «allegado a una persona y favorecido por ella».
Y es la palabra clave porque no encuentro otra definición mejor para describir a nuestra clase política. Porque de paniaguados están llenos estos más de cien días ya de legislatura, que han cubierto de oscuridades la gestión municipal.
Comenzamos con el ya famoso caso McDonalds: Presiones políticas a funcionarios, maniobras a espaldas del Gerente de Urbanismo aprovechando su ausencia vacacional, suspensión de obras, las ¿negociaciones? de la concejal mostoleña ofreciendo parcelas para salvar la cara a la Alcaldesa y, al final, todo queda en componenda…
Seguimos con el escandaloso trato de favor al responsable del diario amigo, que ni ficha ni está ni se le espera en su puesto de trabajo, subvencionado además con publicidad institucional y unas instalaciones en las dependencias municipales del complejo deportivo del Valle de las Cañas para mayor gloria del equipo de gobierno…
O quizá con la tomadura de pelo de los cargos de confianza, que a ese número no suman el ejército de altos cargos amparados por la Ley de Grandes Ciudades. Gente muy afín al Partido Popular y que ocupan puestos cuyo único mérito es el ser familiares o amistades de los gobernantes desplazando a aquellos profesionales independientes que han tenido que pasar un proceso selectivo reglado. Cuatro años a la sopa boba del alcalde o alcaldesa de turno. En fin, es lo que hay.
Pero no son los únicos. Hay otra clase de paniaguados que han recibido la confianza de muchos vecinos de Pozuelo como son los concejales de la oposición y cuya labor brilla por su ausencia.
Comenzamos ahora con la marca blanca de Podemos, cuyo portavoz aún no ha desmentido su presunto altercado andaluz en una reyerta callejera. Si ya se esperaba poco de él por su subterráneo perfil político, podríamos llegar a pensar que está atado de pies y manos si ese episodio ocurrió tal y como se comenta en los mentideros del ayuntamiento, y se encuentra bajo la omertá municipal. Igual, si se demuestra, debería renunciar al menos a su puesto de portavoz municipal. Pero claro, el sueldo es el sueldo.
Me extraña el caso de Ángel González Bascuñana, el portavoz del PSOE. Fue concejal durante dos legislaturas en el pasado y no es desconocido el municipio para él. No entiendo la desidia de este grupo ante los hechos relatados sin convocar o publicar una nota de prensa, realizar alguna pregunta al pleno o presentar una triste moción aparte de la de los libros de texto. En otros pueblos se hubiese puesto en marcha toda la maquinaria mediática con la que goza este partido ipso facto, pero aquí no. Ni está ni se le espera.
Quizá el caso más sangrante es el de Ciudadanos. Admito que puedan estar aún en la nube por los resultados electorales y más con las expectativas de voto para las legislativas de diciembre. Pero salvo la defensa de la unidad de España y hablar de regeneración no veo todavía ninguna iniciativa ni programa. Y me gustaría saber la opinión de este grupo sobre la gestión municipal, que ya está bien de ponerse de perfil. Muy buenas intenciones en los comunicados de prensa, pero a la hora de la verdad nadie hace nada. Y se supone que Miguel Angel Berzal, por resultados, es el Jefe de la Oposición. ¿No tienen cinco concejales? ¿No creen que con el respaldo electoral que han tenido en los pasados comicios estarían obligados a defender los intereses de los ciudadanos de Pozuelo? De momento sólo han demostrado que están encantados de haberse conocido. Y mucho me temo que así seguirán.
No me extraña que, con esta oposición, el equipo de Quislant se ponga el mundo por montera. Se conceden unas buenas dietas y sueldos y ya están tranquilitos durante cuatro años. La ley del mínimo esfuerzo y sólo para aparentar. Pero de hablar de los problemas de Pozuelo ni hablar, no vaya a ser que se haga una revisión de los emolumentos que recibe la Corporación en pleno.
Vaya decepción.
J.Garcis