Héroes españoles de la Batalla de la Loma de San Juan, Cuba

(12-08-15) La batalla entre españoles y norteamericanos en la Loma de San Juan, en la guerra hispano americana de 1898, fue la más sangrienta de la citada guerra.
El 1 de Julio de 1898, en las defensas exteriores de Santiago de Cuba, chocaron las dos fuerzas opuestas: los defensores españoles, 1.700 españoles con 5 cañones Krupp, y los atacantes americanos, 20.000 soldados regulares del ejército USA más 4.000 cubanos con 12 cañones y 4 ametralladoras.
Entre los héroes de esta batalla de la Loma están: El Capitán de Navío Joaquín Bustamante y Quevedo, condecorado a título póstumo con la Cruz Laureada de San Fernando, Jefe de Estado Mayor de la escuadra del Almirante Cervera, muerto en Santiago de Cuba como consecuencias de las heridas recibidas en la batalla; y el Presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, Medalla de Honor del Congreso a título póstumo por su actuación en la batalla.
La importancia del combate en USA fue tal que era un timbre de honor haber participado en él, así se refleja en los protagonistas de múltiples películas americanas ambientadas a principios del siglo XX
Los españoles que defendían las posiciones pertenecientes a los regimientos de Asia, Talavera, Puerto Rico y Constitución más un contingente de la Armada desembarcado de la flota del Almirante Cervera que estaba bloqueada en la bahía, contaban con cañones Krupp de tiro rápido.
El armamento individual español era el fusil Máuser, usando cartuchos con pólvora sin humo, el americano era fusil Remington y sus cartuchos empelaban pólvora negra.
El general en jefe americano, William Rufus Shafter, dividió sus fuerzas en tres divisiones, dos de infantería y una de caballería. Una de las divisiones de infantería fue mandada a tomar la posición de El Caney, considerada la más débil de las posiciones españolas, con la orden de que, una vez tomada, se dirigiría a apoyar a las otras dos para el ataque a las cumbres de las Lomas.
Los otras dos, la otra de infantería y la de caballería, se dirigirían directamente a las colinas de San Juan con la división de caballería en el centro y la de infantería al sur.
La posición estaba en la cima de la Loma, bien construida pero muy poco guarnecida. Pese a ello, los españoles consiguieron retener la posición un día.
La primera línea de defensa de la Loma contaba con una serie de trincheras, alambradas y pozos de tirador defendida por 521 hombres. A unos 700 metros de encontraba la segunda línea defendida por unos 411 hombres. En esta segunda línea estableció el general Linares su cuartel general.
Los 521 soldados españoles que guarnecían la primera línea de la Lomas recibieron la órden de resistir la ofensiva de los yanquis. No están del todo claras las razones por las que el general en jefe español, Arsenio Linares, no reforzó las posiciones periféricas y estratégicas que rodeaban Santiago, las Lomas, El Caney, etc., y mantuvo la reserva de 10.000 soldados en la propia ciudad.
La desproporción de fuerzas era descomunal a favor de los atacantes, 20.000 americanos más 4.000 rebeldes cubanos, contra los 1.700 soldados españoles que defendías las posiciones.
Al amanecer del 1 de Julio. se oyó el fragor del combate en El Caney, por lo que el general jefe americano ordenó iniciar el fuego artillero con escaso éxito debido a la superior calidad de la artillería española que, al mando del coronel Díaz Ordoñez, contrarrestó la artillería enemiga a pesar de que esta estaba muy bien escondida en la manigua, pero, al usar pólvora negra, producían una gran nube al disparar y hacía fácil su localización para la escasa y eficaz artillería española
Los atacantes intentaron, entonces, cruzar el rio San Juan para envolver las posiciones defensivas, al observar el despliegue, el general Linares ordenó reforzar las Lomas con una compañía del Regimiento de Talavera y la posición de Canosa con otra compañía del Regimiento de Puerto Rico.
La guarnición española de la Loma, al mando del coronel Vaquero, es de apenas 300 hombres, por lo que el general Linares decidió enviar otra compañía de refuerzo.
Los americanos se lanzaron al ataque confiados en su superioridad y en la poca resistencia que iban a encontrar en los defensores españoles. Avanzaron en formación cerrada. Esta formación es difícil de mantener a causa de las dificultades que produce avanzar entre vegetación.
Las trincheras defensoras escupían fuego continuado que causó decenas de heridos y muertos entre los atacantes. Los americanos empezaron a caer ante el fuego de los máuseres españoles, mucho mejores que los Remington americanos. Cundió el pánico y había muchos soldados que se negaron a avanzar.
La caballería yanqui cruzó el río San Juan para enlazar con los, que se suponían vencedores, del puesto avanzado de El Caney, pero estos 6.500 hombres seguían enfrentándose a los 500 españoles que lo defendían.
A las 11 de la mañana, los norteamericanos lanzaron un globo cautivo para ver la posición de las tropas españolas, éste es derribado por los cañones del coronel Ordoñez que además causa graves pérdidas en la concentración de enemigos del punto de origen del mismo.
Sin embargo, en su corto vuelo, el globo descubrió un sendero por donde los atacantes consiguieron avanzar y empezar a envolver a los defensores.
Desde los límites del bosque, hicieron un intenso fuego que causó muchas bajas al regimiento de Talavera. Nuevamente los cañones españoles salvaron la situación. Mientras uno seguía atacando las baterías americanas a las que volvió a silenciar, el otro cañón hacía frente al avance enemigo logrando contenerlo.
A las 12 cesa el fuego y el general Linares recibe una petición de ayuda de los defensores de El Caney, ayuda que no pudo ser prestada ante el peligro que representaba el avance yanqui que podía copar la loma de San Juan.
El general se situó a unos 800 metros a la izquierda de la posición con una compañía del Regimiento de Talavera; otra compañía la ubicó en el alto de la Veguilla, algo más lejos, y en reserva desplegó un escuadrón de caballería.
El fuego se reanudó a las 13 horas, los atacantes avanzaron con decisión a pesar de sus enormes bajas. Los defensores se quedaron sin munición para sus cañones lo que permitió a los atacantes avanzar sus ametralladoras y a la artillería apoyar a sus fuerzas, cosa que hasta ese momento no habían podido hacer. Los americanos desistieron de un ataque frontal y su general en jefe ordenó rodear la Loma, sin saber que la guarnición española está casi aniquilada.
En este momento, los españoles tuvieron dos frentes abiertos y apenas contaban con munición para defenderse. La Loma de San Juan era un cementerio, casi toda la guarnición había sido exterminada; su jefe, el coronel Vaquero, estaba destrozado por la artillería; escaseaba la munición de los fusiles y estaba acabada la de artillería, pero la posición resistía.
Desde el flanco derecho eran sometidos a un fuego violento. Las compañías del Regimiento de Talavera, los marineros de la Armada y la caballería, que se dirigían en su auxilio, fueron rechazadas.
Habían sufrido un 70 % de bajas desde el comienzo del ataque. En la Loma solo quedaban los artilleros y unos 40 soldados de infantería con unas pocas balas. Los artilleros se retiraron con las piezas. A los pocos minutos, las balas se acabaron y el capitán Patricio de Antonio, ordenó calar la bayoneta. Abandonaron las trincheras y retrocedieron hasta los blocaos y de ahí a la segunda línea de defensa donde solo llegaron 8 hombres.
A las 16 horas la Loma fue ocupada. Era un auténtico cementerio.
Cuando anocheció, el Capitán de Navío Joaquín Bustamante y Quevedo, Jefe de Estado Mayor de la Escuadra del Almirante Cervera, al mando de 100 marineros de las columnas de desembarco, lanzó un contraataque para intentar reconquistar la Loma. Avanzaron sigilosamente hacia la colina, una descarga los alcanzó, hiriendo al Capitán de Navío que falleció pocos días después de las heridas. Se le condecoró a título póstumo con la Cruz Laureada de San Fernando.
El contraataque no logró recuperar ninguna posición, pero metió miedo a los americanos. Estos habían tomado la posición a un alto precio: 205 muertos, 1.180 heridos (el 10% de las fuerzas destinadas en Cuba), además de 200 cubanos rebeldes muertos.
Los españoles habían tenido 165 muertos, 376 heridos y 121 prisioneros.
Para romper definitivamente las defensas de Santiago, los americanos se lanzaron sobre la posición de Canosa, al atardecer del mismo día 1 de Julio. La posición la defendía el coronel Caula con dos compañías de infantería, una compañía de marineros y los restos de la guarnición de San Juan.
Los yanquis se lanzaron oleada tras oleada, siendo rechazadas con grandes bajas. El general Linares fue herido y muerto el coronel Caula. La situación de la posición era desesperada, ya no quedaban reservas y el general Toral, que sustituía al general Linares, acudió a los hospitales y, con 150 soldados heridos, se fue de refuerzo a Canosa. Estos soldados heridos y enfermos rechazaron el último ataque americano.
Los americanos se sentían desolados. Creían que habían tomado las posiciones claves del sistema defensivo español cuando eran posiciones avanzadas con una pequeña parte de las tropas de guarnición de la ciudad de Santiago. Decidieron asegurar sus posiciones y no atacar Santiago donde estaba prácticamente todo el ejército español de la isla.
El futuro presidente Roosevelt pidió apoyo al senador Cabot para que convenciera al presidente de que enviase refuerzos si quería evitar el desastre militar de la fuerza expedicionaria.
El general en jefe americano envió un telegrama al Secretario de Guerra, el 3 de Julio, donde le informó que pensaba retroceder 5 millas ya que su línea era muy débil.
Ese mismo día, se produjo la salida de la flota del Almirante Cervera que fue destrozada por la flota yanqui, más moderna y mucho mejor armada, lo que desencadenaría la rendición de la ciudad de Santiago y la inutilidad de las defensas heroicas del día 1 de Julio
José Colmenar
Para saber más:
- Internet con mucha información procedente de España, Cuba y de EE UU.
Que pena desconocer tantísimos episodios de la historia de España y el valor de los hombres que dieron su vida por ella. Fueron poco valorados y aun siguen siéndolo.
Muchas gracias por su participación y consideración. Saludos