El superávit del Ayuntamiento de Pozuelo se convirtió en la alternativa del diablo para la alcaldesa Adrados

(04-08-15) (Sigo trayendo repeticiones -redifusión se llama ahora- de artículos publicados hace tiempo, cuando empezaba este periódico y no tenía su actual difusión. Es tiempo de vacaciones y también sirven para descansar ya que la próxima temporada se presenta apasionante. El articulo de hoy se publicó a finales de septiembre de 2014 pero sigue siendo de total actualidad. El Capitán Possuelo).
El Gobierno del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón está que se sale. No hay día que no haga una obra con cargo al superávit. Viva, viva. El superávit es, para la señora Adrados, como su bálsamo de Fierabrás, aquella especie de poción mágica que, como decía don Quijote, sirve para todo.
Lo malo es que el bálsamo de Fierabrás a unos curaba y a otros le servía de laxante. Y eso es lo que parece que empieza a suceder en este pueblo.
Y es que resulta que, sin saber muy bien por qué y de pronto, han aparecido en Pozuelo edificios necesitados de reparar o, simplemente, situaciones olvidadas que se van a arreglar o solucionar, rápidamente, con el dinero del superávit. Así, ¡chas! ¡Qué se arregle lo que haga falta!
Ahora, según anuncia el propio Gobierno, es el turno de las cubiertas del edificio antiguo del Polideportivo Municipal Carlos Ruiz. ¿Y por qué esas cubiertas? Porque hay dinero del superávit.
Por cierto, resulta sorprendente que, unas veces, esas medidas con cargo al superávit se anuncien en el Pleno y otras veces no. En Pozuelo, el Gobierno lo mismo lleva al Pleno la restauración del césped artificial del campo de hockey hierba del Polideportivo Valle de las Cañas porque hay superávit, que decide no llevar al Pleno el acondicionamiento de las dos cubiertas del edificio antiguo del Polideportivo Municipal Carlos Ruiz, como hace ahora, porque hay superávit también.
Lo que no se sabe es qué criterios se usan para llevar o no llevar esos asuntos al Pleno del Ayuntamiento. Mis fuentes aseguran que Depende. Como en la canción de Jarabe de Palo.
¿Y de qué depende? Pues, no se sabe.
Mis gargantas aseguran que los asuntos van al Pleno o no van dependiendo de la complicación del día en la segunda planta del Ayuntamiento. Si sale con barbas es San Antón y, si no, es la Purísima Concepción.
Yo no creo que sea por algo tan simple pero me juran que sí. Todo, me aseguran, se decide así en el Ayuntamiento. Según vaya el día. Parche aquí parche allá… Maquíllalo, Maquíllalo… Como en el tema de Mecano… Todo dependiendo de cómo vaya el día en la llamada Planta Noble.
Insisto en que no me lo creo. No me imagino que alguien actúe así en política. Es cierto que la señora Adrados se encuentra ahora en una situación muy difícil y todo puede pasar pero no creo que llegue tan lejos. Aunque sí es cierto que está Entre dos aguas, como aquel tema de Paco de Lucía, ya que estoy con la música.
La alcaldesa tiene encima un tema muy chungo porque, haga lo que haga, estará mal. En Derecho se le llama la Alternativa del Diablo. Si decide hacer una cosa, malo. Si decide lo contrario, peor. Y todo por culpa del superávit. Me cuentan que no hay día que Paloma Adrados no reniegue de él.
Mucha gente cree que la señora alcaldesa, con esta abrumadora cantidad de obras, está haciendo una política electoralista pero no es cierto. Nanai. Lo que pasa es que se encuentra en una disyuntiva. Por un lado, tiene que gastarse el superávit antes de finalizar el ejercicio y le falta tiempo para hacerlo. Y, por otro lado, al gastárselo está tirando cohetes con olor a rancia precampaña electoral que no le sirve para nada. Si no lo gasta malo. Si lo gasta también.
Si no gasta el superávit, como es su obligación, Montoro la castigará. Y eso sería malísimo. Significaría que la señora Adrados no controla sus presupuestos. Y no hay nada peor para un político del PP que el descontrol presupuestario.
Y gastar ese dinerito, a estas alturas, es lo peor que podía hacer la señora Adrados. Aparte de acusarla de electoralista, el gasto no le está sirviendo de nada. Tenía reservado ese dinero para hacer virguerías en los cinco primeros meses del año que viene. No ahora. Pero para el año que viene no le quedará nada. Así que, visto lo visto, elija lo que elija es malo. Ha optado, claro, por gastar. Le tiene más miedo a Montoro que a la campaña electoral. De los dos males, el que menos daño le hace. Pero el tiempo se le acaba y ella no acaba el superávit. De ahí, las prisas por reformarlo todo. Hay que acabarlo como sea.
Por eso nadie entiende en el Ayuntamiento que se pase el día mirando al calendario y, a continuación, preguntando a la señora Isabel Pita cuánto queda aún del maldito superávit.
Me temo que el bálsamo de Fierabrás derivará en laxante.
El Capitán Possuelo