La ordinariez y la desidia también son los compañeros del Ayuntamiento de Pozuelo y otras curiosidades que se dan en el Barrio de la Estación en un verano caluroso como tiene que ser
Arribando la primera ola de calor de este estío tan agradable, como corto, para los que hayan disfrutado de los días de asueto. El nerviosismo no deja de aflorar en la casa de la villa, mucho más desde que el intrépido Casado ha tomado el castillo azul, salvando las intrigas de la aguerrida Soraya.
Pensábamos que ya poco nos podría asombrar de las formas municipales, hasta que nos llegó la foto protocolaría del “Pozuelo Calidad”, publicada por El Correo de Pozuelo, que muestra la ordinariez y la precariedad en estado puro…¡y menos mal que era un instante de brillo y alegría, de imagen del comercio y de sus empresarios…! Reconozco que no será fácil salir de tanto desdén y abandono.
Pasadas las fiestas del Carmen, cada año un paso atrás, y encauzado el gobierno a por las patronales de la Villa, el desánimo, a pesar del nuevo líder nacional, sigue incrustado en las filas “pitufas”.
Una vez conocida la baja calificación de nuestra elegante concejala de Urbanismo en su negociado frente al comparativo nacional, la realidad es que ninguna concejalía se salva; nuestra egregia Quislant, teme que, a pesar de a haber apoyado al abulense por delante y con riesgo, ese paso al frente y por derecho no va a ser condición suficiente para continuar en el carro que dejó su predecesora a la fuga. Ella que ya conoce el paño de urbanismo, sintió como propio ese último puesto y, dicen las malas lenguas, que hubiese llegado a poner a Paloma en la calle, si no estuviese llegando el tiempo electoral, tiempo que a todos vuelve prudentes y temerosos de la mano que mece la cuna: el One, dizque Pablo y mejor no enturbiar, no sea que el lodo lo ennegrezca todo.
Mientras, en los antiguos cascos hoy transformados, nuevamente, en barrios la desidia comparte espacio con la abulia y se traslada hasta en los ciclomotores que procuran la sombra ocupando aceras, costumbre arraigada en el primer tramo de la Carretera de Húmera, al extremo que, en ocasiones, son las personas las que buscan la calle, al estar invadido el paso de los viandantes, aunque, como siempre a nadie parece preocupar, ni ocupar…
Y de dejadez a perplejidad la que sorprende a los paganinis de la zona verde de la Estación y, como casi siempre, el privilegio se antepone al ciudadano y la señal de descarga del Ahorra Más… crece, misteriosamente, se alarga y ocupa la zona verde que sigue en el suelo pintada ¿quién lo aprueba y por qué?
Pasen y vean por la Calle Heras y lo comprobarán y mientras los vecinos a buscarse la vida. Yo les cedería toda la calle para su uso y disfrute y un descuento especial para la Corporación, por tanto cariño y apremio.
Es curioso, nada que ver con el otro establecimiento de alimentación, si, si, el Carrefour colindante que no saben dónde ubicar sus transportes para las idas y venidas de sus productos…¿casualidad, coincidencia…?
Cosas veredes, amigo Sancho.
Y se nos fue julio y pronto empieza la liga, no la de “furbol” que ahí, si, ahí si entendemos todos; empieza la de las listas… y los listos, con sus nervios, sus zancadillas, sus compadreos y el pan de mis niños, última agarradera para justificar lo que haga falta.
Ya se sabe que no lo hacen nunca por ellos, lo hacen por nosotros y, en última instancia…porque el niño “tié que acabar la carrera”: concejal, como su padre.
A. Nogueiro