Un lector del PP no se puede creer que se vaya Adrados y otro me recuerda que había que hacerle un hueco a Ulecia
(10-06-15) Ayer, la redacción de El Correo de Pozuelo fue una locura. La información y los rumores fluían mientras la audiencia crecía de manera geométrica, llegándose a batir todos los records.
Lógicamente, hubo muchos mensajes. Muchos. Todos sobre el mismo tema. Todos sobre la huída de Paloma Adrados. De entre todos, elegí a uno. Me pareció gracioso. El otro que traigo es un recordatorio fantástico.
Pregunta de lector:
Respuesta de Sira:
Supongo que ya no necesitará ninguna explicación pasadas las primeras horas de sorpresa. Tampoco hay que explicar demasiado. Paloma Adrados se sentía prisionera de Pozuelo, a donde nunca quiso venir ya que lo consideraba algo menor, y, en cuanto ha podido, se ha ido.
Es así de sencillo. Y si para ello tiene que faltar a la palabra dada, falta. Y si para ello tiene que dejar a su equipo colgado de la brocha, lo deja. Y si tiene que abandonar al pueblo en manos de una política menor, lo abandona. Qué más da. Aquí se sentía agobiada y ha preferido volar aunque todo lo deje de aquella manera.
Si tendrá prisa que ni se ha despedido. Hoy, hará una pantomima en un pleno extraordinario porque lo obliga la ley y santas pascuas.
¿Qué quien es Susana Pérez Quislant? Una que vino la anterior legislatura en el puesto 11 de la lista y en ésta va a ser la número 1. Una política menor.
Usted es del PP y lo sabrá mejor que yo, aunque creo que lo pregunta con retranca. Le entiendo.
Yo solo digo que por sus obras la conoceréis.
Recuerdo de lector:
Respuesta de Sira:
Pues es verdad. Carlos Ulecia ya es concejal otra vez. ¿Y qué quiere que le diga…?
En este momento no sé si todo se debe a la casualidad o a la causalidad. No sé si todo se debe a una carambola a tres bandas, a que todo nació de una buena amistad o, sencillamente, a que alguien ha influido para que todo esto se produzca.
Dejemos que, en el caso de Ulecia, todo se deba a la Providencia.