La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad verdadera de la decisión de Paloma Adrados de huir de Pozuelo
(10-06-15) ‘No la toques ya más, que así es la rosa’, escribió hace muchos años Juan Ramón Jiménez. Hoy, esa frase sería aplicable, perfectamente, a Paloma Adrados. En vulgar habría que escribir: no le deis más vuelta, ella es así.
¿Y cómo es ella? ¿Cómo es Paloma Adrados? ¿A qué dedica su tiempo diario?
Paloma Adrados es una mujer que se dedica a la política y que siempre ha estado en el lugar adecuado justo a la hora señalada. Ese es su mérito. Bueno, también hay que decir que paloma es una bien mandada, que se decía antes.
Adrados es una buena persona como ser humano pero, como política, lo es menos porque es una mujer insegura. Muy insegura. Necesita siempre protección. Ella prefiere ser cola de león a ser cabeza de ratón la descompone. Ella obedece mejor que nadie pero que nadie le pida que tome la iniciativa. En los cuatro años que ha estado en Pozuelo así se ha demostrado. Incapaz de tomar decisión alguna a causa de su patológica inseguridad política, le han sobrado 18 millones de euros. Esa es la prueba más concluyente de mi razonamiento.
Pero no estoy aquí para dar mi opinión sobre ella sino para contar lo que pasó ayer. Para contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad verdadera de la decisión de Paloma Adrados de huir de Pozuelo
Y lo que pasó ayer, a falta de noticias oficiales sobre su huída, fue así:
Paloma quería irse. Nunca quiso venir a Pozuelo. Ella consideraba algo menor el hecho de ser alcaldesa de esta ciudad y estaba como loca por irse. Lo había dicho en público y se lo había dicho en privado a su amiga del alma Cristina Cifuentes.
Cuando a Cristina Cifuentes fue señalada por el dedo prodigioso de Mariano Rajoy, Paloma vio el cielo abierto. Llévame contigo, amiga. Necesito salir de aquí. Y la amiga, que tenía enfrente a todo el aparato de la primera planta de Génova 13, se refugió en su amiga. Vente conmigo, amiga. Te necesito a mi lado que, en Génova, veo muchas navajas ¿albaceteñas? brillar con malas intenciones.
Y por arte de birlibirloque, cuando salió la lista electoral de Cifuentes a la Comunidad de Madrid, lista hecha por Esperanza Aguirre, Paloma Adrados estaba, curiosamente, en el número 4. Un lugar privilegiado. Cristina había colocado como había podido a su gente más fiel en buenos puestos para sentirse arropada. Y Paloma era de su gente. Pero el número cuatro de la lista significaba mucho más. Era una señal inequívoca de que si llegaba a gobernar, contaría con ella.
Era un escándalo en el Pozuelo aunque el PP suele hacer esos enjuagues para premiar a amigos o a díscolos.
Paloma lo negó todo. Iría a la Asamblea a defender a Pozuelo. Un Pozuelo al que ya no aguantaba. No la creía nadie. Ni siquiera su equipo.
Pero el tiempo pasaba. Y Ciudadanos apretaba. Y Cifuentes sufría. Y Paloma se desesperaba. Aguanta Paloma.
Y Paloma hacía el paripé de repartir carteras entre los suyos. Y se escapaba a Madrid. Y hablaba con Cifuentes. Y se montaba, ridículamente, en una bicicleta para hacerse notar. Y hubiera hecho el pino si se lo hubiesen pedido. Auxilio. Sácame de Pozuelo, amiga.
Y se le ponía mal cuerpo cuando tenía que volver a esta ciudad y planificar lo que odiaba. Ni siquiera quiso saber nada del Día del Niño. Amiga, por Dios, aparta de mí este cáliz. Me estoy muriendo.
Me contaron ayer que la desesperación de Adrados agobió tanto a Cristina que estuvieron a punto de romper la amistad. Por Dios, Paloma, no me agobies más que bastantes problemas tengo.
Por fin, anteanoche, Cristina llamó a Paloma. Había llegado a un acuerdo con Ciudadanos y necesitaba a su amiga para un puesto muy complicado. Tan complicado que no sé si Paloma es la persona adecuada para ello. Pero Cifuentes necesita a gente leal a su lado. Las navajas en el partido ya están abiertas y brilla a la luz de la luna. Ya solo puede confiar en unos pocos. Paloma, ven. Serás presidenta de la Asamblea de Madrid. Ayúdame.
A Paloma, esto es una suposición, se le debieron abrir las carnes. La propuesta de su amiga era lo máximo a lo que podía aspirar. Gracias, amiga. No te defraudaré. Pero escucha, Paloma, esta propuesta debes mantenerla en secreto porque, aunque el acuerdo está cerrado, todo puede volar por los aires. No sabes lo locos que están los de Ciudadanos.
Y Paloma no durmió esa noche. Y por la mañana temprano se fue a la Asamblea sin decir nada a nadie. Omertá de amiga. Sabía que era una guarrada para su gente de Pozuelo. Que quedaría fatal. Pero eso eran daños colaterales aunque algo tan grande. Lo entenderían. Y si no lo entendían, peor para ellos. Yo voy a jugar en las grandes ligas porque me lo merezco. Y al que le pique que se rasque. Ella es así, no le deis más vueltas. ‘No la toques, ya más que así es la rosa’.
Y fue elegida Presidenta de la Asamblea. Adiós, Pozuelo, adiós.
Hoy dimitirá oficialmente en un Pleno Extraordinario Urgente. Rutina. Después, mandará recoger sus cosas y al salir, como Santa Teresa cuando salió de Ávila, se sacudirá el polvo de los zapatos porque de Pozuelo no se quiere llevar ni los buenos recuerdos.
Y colorín colorado.
La Tarántula