La elección de las candidaturas de Madrid están sacando de quicio a Rajoy y se le nota enfadado con el tema

(06-03-15) Ea, ea, ea, Mariano Rajoy se cabrea. Esa parece ser la coplilla de moda. Las candidaturas de Madrid le están sacando de quicio y se le nota enfadado. Está a punto de estallar. Pero no está enfadado porque le importe quienes van a ser los elegidos. Los sabe desde hace tiempo. Y, además, le dan lo mismo. Total, para perder, qué más da… El tema que le tiene descompuesto es un daño colateral…
Lo que no soporta en Presidente del Gobierno de España es que no se le dé importancia a lo que él, en persona-personal, está haciendo por España. Y él cree que no se la da ni su partido, ni los medios de comunicación ni los ciudadanos. Y soporta menos aún que siempre le pregunten por la tontería de los candidatos en una región menor y, en cambio, no le pregunten por la grandeza de su gestión.
O sea, Rajoy salva a España de la ruina y nadie se lo agradece. Se reúne con grandes dirigentes internacionales y nadie lo valora. Consigue acuerdos importantísimos con Francia y estos desagradecidos periodistas le siguen preguntando por las candidaturas locales y autonómicas de la Comunidad de Madrid. Le echa un espiche, en plan Winston Churchill, a la derecha europea y nadie habla de su liderazgo. Todo es preguntar y preguntar por las estúpidas candidaturas de Madrid…
Mariano Rajoy está cabreado. Se siente ninguneado. Y cuando un tipo que empieza a creerse elegido para la gloria se cabrea, ojo con él. ¿Qué más quiere esta chusma?
Ayer, y como anunció El Correo, Cospedal repartió pedrea y algún premio gordo de este absurdo sorteo en el que se ha convertido algo tan serio como la elección de candidatos electorales. La Región de Murcia ya está solucionada y la Comunidad Valenciana también. Y Canarias. Y la Rioja. Todos tienen ya sus candidatos. Bastante cree Rajoy que ha hecho por atender a estas cosas menores de andar por casa.
Oiga, ¿Y la Comunidad de Madrid?
La Comunidad de Madrid y la capital de España, que esperen. Se van a fastidiar esos periodistas intrigantes que siempre preguntan por ello. Hasta después de las elecciones andaluzas, no se sabrá nada de la Comunidad de Madrid.
La cosa es de sainete. Un cachondeo entre la prensa. Ver a Mariano cabreado es un espectáculo. Es divertido verlo con el ceño fruncido. Con de rayo laser. Dispuesto a acabar con tanto periodista chundarata que no informa a España de lo importante de su labor.
Que el PP madrileño es una olla a presión, que se aguante. Que las navajas albaceteñas lucen brillantes y afiladas en la calle Génova, que las usen para pelar patatas. Que Madrid es ya una vieja portería de la calle Desengaño y todo son intoxicaciones y rumores, que se pongan a fregar escaleras. Que Ignacio González ya no sabe qué hacer ni qué decir para que le crean, que rece. Pero que todos lo sepan: hasta después de las elecciones andaluzas, nada. Castigados sin conocer su decisión. Esto son lentejas. Si quieres las comes y si no las dejas.
Pero ¿dónde ha quedado la fina ironía del Presidente? ¿Dónde su novedoso tancredismo político? ¿Dónde su política previsible? ¿Dónde ese perder la sindéresis por una estúpida cabezonería?
Todo al carajo. Da la sensación de que ya no domina ni los tiempos.
El Partido Popular empezó este jueves a pisar el acelerador de cara a la proclamación de candidatos para las municipales y autonómicas del 24 de mayo. Pero sin llegar, de momento, a despejar las dudas que afectan a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid.
En la sede del PP madrileño, presidido aún por Esperanza Aguirre, los teléfonos no sonaron ni tampoco bajó el bedel con el sobre cerrado. En la Real Casa de Correos ni sonaron los teléfonos ni llegó el motorista. Como en tiempos de Franco.
Dicen los que justifican todo lo que hace el líder que Rajoy parece haber optado por esperar a que se calme toda la polémica suscitada en torno al escándalo del ático de González antes que hacer caso a las voces internas que desde su partido le reclamaban que frenase las especulaciones.
Nada. Mariano está cabreado con Madrid y se las van a pagar todas juntas.
Esperanza Aguirre y Nacho González son los últimos de Filipinas.
Son síntomas claros del síndrome de la Moncloa. Les ha pasado a todos los Presidentes de la Democracia. Pierden su capacidad para ver lo que ocurre fuera del Complejo Monclovita.
La Tarántula