La alcaldesa Adrados aprueba el cutrerío de una rotonda que ha hecho Mónica García Molina por capricho de Fernando Palao

(16-12-14) Cuando una nota de prensa del Gobierno del Ayuntamiento de Pozuelo, ayer, me anunció que se daban por finalizadas las obras de acondicionamiento de la rotonda de la Avenida Navacerrada, conocida como ‘La Rotonda de Mónica’, y que la alcaldesa Adrados, acompañada de la concejala de Medio Ambiente Mónica García Molina y del jefe del departamento de Parque y Jardines del Ayuntamiento y escultor amateur Fernando Palao, no se había escandalizado, pensé que el problema de esa rotonda era mío.
Recuerda que eres mortal, me dije y, por esa misma avenida, me dirigí a la Clínica de la Zarzuela de Aravaca para que me hicieran un chequeo. Especialmente, de vista. Lo mismo soy daltónico de estética y no he reconocido tanta belleza, pensé.
Pero no, afortunadamente, me dijeron que estoy fantástico de la vista. Pero que si quiero combatir esa horrible rotonda y su extraña escultura vudú, tirando a ridícula, que lo que debo hacer es oscurecer las gafas. A grandes males, grandes remedios.
La verdad es que, a la salida del oftalmólogo, me pregunté si la que realmente necesita gafas es Paloma Adrados porque ver la dichosa rotonda y no darse cuenta de su fealdad tiene que ser debido a que anda mal de la vista. No puede ser de otra manera.
De Mónica y de Palao se puede esperar cualquier cosa. A saber de sus gustos y su capacidad estética pero de la alcaldesa Adrados no me lo esperaba. No. Siempre mantuve la esperanza de que, cuando la viese, se la cargaría. Pero mi gozo en un pozo.
La descripción que hace la nota de prensa de la rotonda, por otra parte, es fantástica. Se nota que no han estado por allí. La describen de oído.
Dice el comunicado que su diseño ha sido modificado recientemente debido a la demanda vecinal, cosa que debe ser cierta porque en la zona estaban asustados con los adoquines, en plan tumbas de cementerio judío, que sobresalían, y en donde, cualquier día, un motorista se rompería la crisma.
Dice también la nota que, en lugar de las tumbas judías, la rotonda se ha rellenado de hormigón, consiguiendo así una superficie plana. Aquí vuelven a tocar de oído. La superficie tiene de plana lo mismo que tiene de plano el terreno de ARPO, por poner como ejemplo un terreno conocido.
Sobre la escultura de madera traviesa de vía de tren vieja, en equilibrio, no dice nada. Parecen robadas de la vía (ese debe ser el significado artístico). de ella, sólo dice que la escultura, o lo que sea, está dotada de un pie de hierro y una base de hormigón armado que le confiere una completa seguridad y estabilidad. Y es que faltaría que la arrancase el aire y le diera un traviesazo a un vecino.
Pero lo mejor es que la nota, según su ufana redacción, asegura que se ha ajardinado con vegetación mediterránea y con arbustos como jaras, adelfas y lavandas. O sea, con jaramagos, que dicen en Castilla, por no calificarlas de indignas para una ciudad como ésta.
A la entrada principal de Pozuelo de Alarcón, el pueblo de vanguardia arquitectónica, se construye una rotonda absurda con una escultura desatinada y una vegetación pobre, por capricho de una concejala para contentar a su jefe de departamento. Viva lo cutre. Y la alcaldesa lo aprueba.
Pues nada, adelante. Es más, si le gusta tanto a la señora Adrados, que la ponga como símbolo de su campaña electoral. Dará idea de su capacidad estética y llamará la atención por su cutrerío… Y, con suerte, puede que quede en Pozuelo como recuerdo de su gestión.
El caso no es metella es no enmendalla….