El problema no es Artur Mas, el problema empieza a ser Mariano Rajoy

(10-11-14) No se podrá decir que este diario no ha defendido a Mariano Rajoy en las duras. Incluso, cuando pasaba sus peores momentos. Su línea editorial siempre pensó que España necesitaba sosiego y Rajoy lo tenía. Pero, tras lo sucedido ayer en Cataluña, las cañas empiezan a volverse lanzas. Contra un espectáculo como el de ayer no vale el estoicismo y mucho menos el tancredismo por muy esperpéntico que haya sido y por poca credibilidad que haya generado.
Es cierto que todo era ilegal pero muchos catalanes creyeron que era legal. Es cierto también que todo ha sido una mamarrachada democrática pero muchos medios no lo han creído así y lo han dado el tratamiento informativo legal. Incluso, han dado cifras imperfectas pero cifras. El 81% de los más de 2 millones que han votado han pedido independencia. Y eso crea autoestima. Los independentistas piensan que Mas ha cumplido cruzando un Rubicón imaginario que les hace pensar que la suerte está echada en la Independencia.
Y da igual lo que diga Europa. Y da igual que los Puyol se hayan hecho ricos a su costa. Y dan igual las resoluciones del Tribunal Constitucional. Y da igual todo. Han ganado. Y eso es lo que importa. Mariano Rajoy lo permitió. No fue capaz de enfrentarse a esa locura teniendo el Estado todas las armas legales del mundo para defender su legalidad.
Es posible que ahora, la Fiscalía del Estado abra diligencias. Y hasta es posible que Artur Mas sea inhabilitado e, incluso, encarcelado, al ser acusado de los delitos de desobediencia, malversación y prevaricación. Pero ya será un mártir. Dará lo mismo. Y Mariano Rajoy, para todos los españoles, habrá sido el que lo consintió que se celebrara esa feria del dislate. Y no solo eso, con su inanición, aunque castigue a Mas, habrá catapultado a Junqueras hasta el infinito. Y será aún peor.
Pero lo más triste de todo es que muchos españoles piensan que ha dejado a las Instituciones del Estado con los pantalones en los tobillos. Las Instituciones catalanas han hecho lo que han querido. Vale que la votación no sirva para nada, pero la Constitución Española tampoco. Mariano Rajoy no ha sabido defenderla. Esa es la triste realidad.
Y, para colmo, ahora dice que va a negociar con Artur Mas como si no hubiera pasado nada. Pero sí ha pasado. El Presidente del Gobierno de España no ha estado a la altura de lo que se esperaba de él en un tema tan delicado como es la Unidad de España y, aunque prometió cumplir la legalidad, la legalidad no se ha cumplido. Y hay un gran clamor ciudadano contra la burla. Y, mucho más, en la derecha que le sustenta en el Gobierno con una de las grandes mayorías absolutas de la democracia.
Parece mentira que un gobierno, que se conduce por encuestas, no haya sabido darse cuenta de la desazón que iba a provocar esta impavidez en una gran mayoría de sus votantes. Nunca antes había pasado algo parecido. Y eso tendrá consecuencias en las urnas aunque aún falte más de un año para las elecciones generales. Consecuencias que ya se adelantaran en las elecciones locales y autonómicas.
Mariano Rajoy ya empieza a ser un problema. Para el PP y para España. Para el PP porque, posiblemente, pagará con dureza su estoicismo. Da igual que ahora diga que quería que se celebrase la ridícula consulta para demostrar que era una pantomima y, después, atacarla de raíz, cosa difícil de hacer, dicho sea de paso, porque ‘el que da primero da dos veces’.
Para España también es un problema, porque Mas y los suyos, al menos, sabían a qué juegan y asumieron sus riesgos y Rajoy y su gobierno, en cambio, no. Nunca supo de qué iba. Y, por tanto, no asumieron los riegos que llevaba su estoicismo. O, al menos, por lo demostrado hasta ahora. En este momento, incluso, Mariano Rajoy sería cómplice de esta conculcación de la legalidad. Por omisión, claro. No se puede profanar la Constitución en vano ni permitir que se haga.
En cualquier caso, muchos españoles no entendían nada antes del 9N, no entendieron lo que pasó ayer y nadie entiende lo que parece que sucederá de hoy en adelante. El rumor de días pasados sobre el cansancio del Presidente del Gobierno y la posibilidad de que no se presentase de nuevo a tan alta responsabilidad es posible que fuese algo más que un rumor.