Carta de un lector a propósito de la necesidad que tienen las campañas electorales de adecuarse a los tiempos actuales
(11-05-15) Estimado Capitán. En primer lugar, debo felicitarle por lo que El Correo de Pozuelo significa para esta ciudad ya que es un soplo de aire fresco de libertad. Nunca hasta ahora se había podido hablar con tanta libertad como ahora se habla en su periódico y eso es de agradecer. Por fin, un medio de comunicación pozuelero promueve el debate político, algo impensable en esta ciudad de vecinos muertos-vivientes, políticamente hablando, que era los que quería la clase política.
Y, amparándome en esa libertad que me da, le escribo unas líneas sobre su artículo titulado “Arranca la campaña de elecciones más reñida e interesante de la historia de Pozuelo, tras una pegada de carteles desigual”, de la semana pasada, ya que considero que, aunque apuntaba cosas, no terminó de concretar.
En primer lugar le diré que tanto el PSOE como Vox también pegaron carteles aunque usted no lo viese o no tuviese constancia de ello. Pero no era por eso por lo que le escribo sino para puntualizarle que la pegada de carteles es una tontería en estos tiempos.
La pegada de carteles no es nada. No sirve para nada y no es más que un anacronismo. Uno de tantos como quedan en España relacionados con la política. Como tontería es la distinción entre precampaña y campaña. Yo, al menos, no he visto ninguna distinción entre lo que los partidos han dicho en precampaña y lo que se están diciendo en campaña. La única diferencia que hay es que ahora se permite decir la palabra Vota y antes no. Una estupidez más como tantas otras. Como lo del día de reflexión o como es la prohibición de publicar encuestas unos días antes del hecho formal de votar.
Todas estas antiguas medidas no son más que legislación proteccionista que nació con la transición cuando la democracia necesitaba una tutela, una especie de orden para que no se desmadrara. En aquel tiempo, se venía de una situación de orden y se necesitaba dar la sensación de que todo en la democracia era también orden. Hoy suenan a risa.
Por eso, que el PP saliese a pegar carteles esa noche o no saliese y mandase que se hicieran en su nombre tiene poca importancia. ¿Qué más da que los pegasen ellos o enviasen a otros a hacerlo? Como tampoco tuvo importancia que saliese Vox o el PSOE aunque, finalmente, salieron como se han cansado de repetir en Twitter.
La democracia ya no necesita de estas viejas reliquias. Lo importante, lo único importante, es la fecha de las elecciones y que se regule la participación de los partidos que se pueden presentar y se garantice la libertad de las personas que pueden votarles, que es el hecho más importante de la democracia. El voto es libre y secreto. Lo demás es una bobada. Ansia de control de todo por el aparato del Estado.
Qué me importa a mí que la noche electoral saliese éste o aquel partido a pegar carteles. Lo importante -ya que lo obliga la ley- es que, al día siguiente, estuvieran en la calle expuestos los carteles en los que se pedía el voto. Y no valen más análisis. No vale contar los que estuvieron y los que no estuvieron y sacar conclusiones políticas de ello. Los que salieron, allá ellos y los que no estuvieron allá ellos también. Sólo se diferenciaron en una foto. A fin de cuentas, las campañas electorales no son más que campañas de márquetin. Perfectas campañas de márquetin para vender, en general, obviedades.
Y nada más. Espero no haberle cansado con mis teorías políticas. De todos modos, gracias por esa isla de libertad que supone su periódico en una ciudad en la que todo lo controla el PP o quiere controlarlo.
Atentamente,
José M. Álvarez, lector
Estimado colega lector:
Parece usted disconforme con algunos de los rituales políticos al uso.
Si, he dicho rituales. Sé que usted no usa esa palabra, pero creo que interpreto correctamente su planteamiento, si me permite el atrevimiento.
Y creo que lo son, efectivamente. Pero no creo que sean innecesarios, o inútiles.
Le recuerdo algunos de los rituales más importantes; Los de los procesos judiciales, que aseguran el cumplimiento de los derechos de todos los involucrados; Los del matrimonio, sea religioso o civil, que garantizan el conocimiento de mutuo de las responsabilidades que se asumen; Los de la amistad, que facilitan su preservación en el tiempo.
Los rituales, sean meras tradiciones, sean elementos necesarios para la constitución de instituciones, tienen su importancia.
Son, permítame otro símil, que quizás a usted también le arranque una sonrisa, como las pautas de cortejo de muchas especies, y que sirven para manifestar que una parte está a disposición de la otra.
Salgo en una de las fotos del artículo que usted menciona, y en esa foto, pegando carteles, pongo de manifiesto mi disponibilidad para aquellos que deseen mostrar su confianza y voten a la candidatura en la que concurro a las elecciones.
Permítame que salga en defensa de esa manifestación, ritual, si, pero importante.
Al menos para mi.
Un cordial saludo.
Muchas gracias por su colaboración. Saludos
Estimado colega lector:
Parece usted disconforme con algunos de los rituales políticos al uso.
Si, he dicho rituales. Sé que usted no usa esa palabra, pero creo que interpreto correctamente su planteamiento, si me permite el atrevimiento.
Y creo que lo son, efectivamente. Pero no creo que sean innecesarios, o inútiles.
Le recuerdo algunos de los rituales más importantes; Los de los procesos judiciales, que aseguran el cumplimiento de los derechos de todos los involucrados; Los del matrimonio, sea religioso o civil, que garantizan el conocimiento de mutuo de las responsabilidades que se asumen; Los de la amistad, que facilitan su preservación en el tiempo.
Los rituales, sean meras tradiciones, sean elementos necesarios para la constitución de instituciones, tienen su importancia.
Son, permítame otro símil, que quizás a usted también le arranque una sonrisa, como las pautas de cortejo de muchas especies, y que sirven para manifestar que una parte está a disposición de la otra.
Salgo en una de las fotos del artículo que usted menciona, y en esa foto, pegando carteles, pongo de manifiesto mi disponibilidad para aquellos que deseen mostrar su confianza y voten a la candidatura en la que concurro a las elecciones.
Permítame que salga en defensa de esa manifestación, ritual, si, pero importante.
Al menos para mi.
Un cordial saludo.
Muchas gracias por su colaboración. Saludos
Estimado colega lector:
Parece usted disconforme con algunos de los rituales políticos al uso.
Si, he dicho rituales. Sé que usted no usa esa palabra, pero creo que interpreto correctamente su planteamiento, si me permite el atrevimiento.
Y creo que lo son, efectivamente. Pero no creo que sean innecesarios, o inútiles.
Le recuerdo algunos de los rituales más importantes; Los de los procesos judiciales, que aseguran el cumplimiento de los derechos de todos los involucrados; Los del matrimonio, sea religioso o civil, que garantizan el conocimiento de mutuo de las responsabilidades que se asumen; Los de la amistad, que facilitan su preservación en el tiempo.
Los rituales, sean meras tradiciones, sean elementos necesarios para la constitución de instituciones, tienen su importancia.
Son, permítame otro símil, que quizás a usted también le arranque una sonrisa, como las pautas de cortejo de muchas especies, y que sirven para manifestar que una parte está a disposición de la otra.
Salgo en una de las fotos del artículo que usted menciona, y en esa foto, pegando carteles, pongo de manifiesto mi disponibilidad para aquellos que deseen mostrar su confianza y voten a la candidatura en la que concurro a las elecciones.
Permítame que salga en defensa de esa manifestación, ritual, si, pero importante.
Al menos para mi.
Un cordial saludo.
Muchas gracias por su colaboración. Saludos