Pablo Gil debería dimitir tras el Pregón si le queda algo de dignidad política
(07-09-14) Lo venía diciendo desde hace días. ¿Era necesario que José Mercé pasase un mal rato en la balconada del Ayuntamiento viejo al dar el pregón? Nadie me hizo caso. Tampoco lo pretendía. Yo solo comento las cosas. Así que todo se llevó a cabo como lo tenía previsto el señor Pablo Gil desde arriba y el fiel Suso desde abajo. A José Mecé solo le quedaba pasar un mal rato. A los demás, sentir vergüenza ajena. Bueno, algunos. A la mayoría les daba todo igual. Incluso, a la señora alcaldesa Paloma Adrados le daba igual. Allá ella.
Pero vayamos por partes, como decía Jack el Destripador.
Empezaré la crónica a la vieja usanza. Como me enseñaron mis grandes maestros. Eran las 13,54 en el reloj del viejo Ayuntamiento cuando llegaron las peñas para iniciar el emblemático acto de comienzo de las Fiestas de Pozuelo.
El reloj del viejo Ayuntamiento de Pozuelo es fantástico porque da bien la hora dos veces al día. Sin duda es el paradigma de estas fiestas. A todos los que estaban en la balconada de ese Ayuntamiento, sin duda, también se les paró el reloj en el siglo pasado.
Y sin duda también, ese reloj parado indicaba que estas no son las fiestas del Pozuelo real sino las fiestas del centro de Pozuelo. Del barrio del centro de Pozuelo. Del viejo Pozuelo. Del que se cree guardián de todas las esencias
Pero, si en ese centro de Pozuelo viven 10.000 vecinos, allí no había más de 350 personas. Sumadas las peñas que eran mayoría. Por supuesto, el acto tampoco tenía el más mínimo atractivo para los 75.000 pozueleros restantes.
La plaza no estaba llena ni mucho menos. Fracaso total. Y eso que en medio habían colocado unos quioscos, estratégicamente, para ocupar espacio. Ni había ambiente. Y la prueba del nueve de lo que digo se basa en que el aparcamiento subterráneo de esa plaza estaba vacío. La poca gente que asistía había ido a pie. Eran vecinos de las calles cercanas. El Gobierno del Ayuntamiento debería tomar nota. Aunque me extraña. Es demasiado altivo.
Para empezar, había dos cosas que llamaban mucho la atención: El reloj del Viejo Ayuntamiento que estaba parado, incomprensiblemente, en un acto tan importante y el acordonamiento de una zona para los elegidos, en el centro de la Plaza del Padre Vallet. Cuando pregunté a un guardia, me miró como a un marciano y me dijo, con suficiencia, que era una zona reservada para las peñas. El lugar de honor no era para los vecinos sino para las peñas. Alucinante. El Gobierno del Ayuntamiento no podía mostrar más sumisión ante unos cuantos.
A las 19,40 llegaron las privilegiadas peñas. Reinas y señoras del mambo. Con sus charangas del petardeo y haciendo ruido sin gracia. Llenas de falsa alegría. Los Mingas, además, perdonándonos la vida y tirando caramelos. Como en los bautizos antiguos. Solo La Lira mantenía la dignidad que se esperaba de ella. No sé qué hacía una banda tan prestigiosa en un acto tan cutre.
Y en esto, fueron saliendo los concejales a la balconada. 19,45 horas. Los del PP a la derecha del espectador, como se dice en el teatro, y la oposición a la izquierda. En el centro la señora Adrados, el pregonero José Mercé y la señora Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, como invitada.
Tomó la palabra, en primer lugar, la señora Alcaldesa de Pozuelo. A las bravas. Sin ninguna liturgia. Eran las 19,47. El acto estaba convocado a las 19,30. Siempre la informalidad como muestra de suficiencia. Pero, como el año pasado, a la señora Adrados tampoco se la oía. La megafonía era, un año más, de la Señorita Pepis. Como, supongo, de eso también se encarga el fiel Suso, la megafonía debería ser la de todos los años… Penoso. Y eso que hace 45 años que llegó el hombre a la luna y lo oímos.
La señora Adrados gritaba como si estuviera en un mitin político pero solo se le oía decir alguna ‘Consolación’ de vez en cuando… Y, para más inri, también se le oyó el nombre de las peñas. Incluidas, las Mingas y Las Domingas. Error. Qué torpeza. Cuando los dioses quieren castigar a los hombres los vuelven soberbios. Qué perdida está. También se escucharon mal los Vivas. Bueno, se oyeron los gritos pero no se entendieron tampoco. Finalizaba así mi primera vergüenza ajena.
Y turno para José Mercé. A José se le oía mejor. Tiene una enorme voz y eso le valía. Como adelanté, Mercé se había preparado su discurso. Un texto que, por lo poco que se le entendió, hablaba de lugares comunes de Pozuelo. Se dio cuenta enseguida que los espectadores estaban a otra cosa y usó viejas argucias de los artistas en los conciertos: ¡Vamos Pozueeeelooooo!
Como también estaba previsto, al terminar, una docena de espectadores pidió que cantase. Lo que se llama ‘claque’ en el teatro también. Y, en seguida, apareció una guitarra y un guitarrista. Tampoco se le oía. Y ahí comenzó la segunda parte de mi vergüenza ajena. Mercé empezó a cantar uno de sus grandes temas. ‘Aire’. Una bulería de letra maravillosa. Pero al público le seguía dando igual. No era el lugar ni el momento. El esperpento llegó cuando José quiso que los de las peñas, principalmente, cantasen el estribillo. Pero no cantaba nadie. Entre otras cosas porque no se la sabían.
La experiencia del cantaor jerezano hizo que, rápidamente, dejase el tema ‘Aire’ y se pusiese a cantar ‘Al Alba’, el viejo tema de Luís Eduardo Aute. Una canción emblemática del antifranquismo qué José también canta por bulerías en todos sus conciertos. Pero tampoco era el lugar ni el momento. El público seguía a otra cosa o no se la sabía. Es perdonable. Han pasado 40 años. Salvo algunos concejales, no la cantaba nadie. Y José paró también de cantar.
Después, sonó el Himno Nacional, incomprensiblemente, porque el acto no merecía esa solemnidad, saltaron los cohetes de papelillos y a otra cosa, mariposa. El adefesio se había consumado.
De verdad, ¿es esto lo que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento quiere para Pozuelo?
¿Este es el pregón que debe abrir las fiestas del pueblo-padre de la Calidad de Vida, señora Adrados?
¿Es esta extravagancia lo único que es capaz de organizar el concejal de Fiestas señor Pablo Gil?
Creo que el señor Gil, si le queda algo de dignidad política, debería dimitir ya. Es una inutilidad política. Y Pozuelo de Alarcón no merece un concejal así. Además, después de 12 años de regidor, ya no creo que aprenda.
Para terminar, estos son los dos temas que José Mercé quiso cantar y no pudo:
Aire es lo que tiene que haber en Pozuelo. Aquí huele a casta política podrida, gente que lleva 12 años en los mismos sitios, un reloj parado el día de las fiestas pero ¿como se puede ser tan incompetente? Para algunas personas se piensan que chupar del tarro es eterno. Capitan esto huele a rancio y a podrido. En nuestro pueblo, la alcaldesa no puede tener más de 60 años.
Aire es lo que tiene que haber en Pozuelo. Aquí huele a casta política podrida, gente que lleva 12 años en los mismos sitios, un reloj parado el día de las fiestas pero ¿como se puede ser tan incompetente? Para algunas personas se piensan que chupar del tarro es eterno. Capitan esto huele a rancio y a podrido. En nuestro pueblo, la alcaldesa no puede tener más de 60 años.
Aire es lo que tiene que haber en Pozuelo. Aquí huele a casta política podrida, gente que lleva 12 años en los mismos sitios, un reloj parado el día de las fiestas pero ¿como se puede ser tan incompetente? Para algunas personas se piensan que chupar del tarro es eterno. Capitan esto huele a rancio y a podrido. En nuestro pueblo, la alcaldesa no puede tener más de 60 años.