¿Qué va a pasar en el Ayuntamiento de Pozuelo con los pelotillas y carguillos ahora que se acaba la mamandurria de los cuatro años de desgobierno de la alcaldesa Susana P. Quislant?
Nuestro diario se está viendo desbordado por tantos convecinos, como penúltimo piélago de libertad, que viendo el deterioro de nuestra ciudad, pasando de ser el espejo en el que mirarse a furgón de cola de un tren de vapor (en la época del AVE) a convertirnos en reyes del NI:
Ni salvaguarda del medio ambiente, ni del agua que nos rodea, ni de la economía emergente de la Comunidad, ni del crecimiento sostenible, ni de las viviendas sociales, ni del cuarto y tan prometido Centro de Salud, ni, por supuesto de la recuperación de los barrios o cascos tradicionales, ni, por poner un final, de la Ciudad de la Música.
De hecho, conlleva tal maldición nuestra Casa Rosada que, hasta los que se han ido procurando futuro mayor, se han llevado en la mochila una pena con retardo y si no que se lo pregunten al otrora joven promesa Pablo Gómez Perpinyà y el espinoso asunto de Mas Madrid con su amigo el sempiterno “joven” Errejón.
Dos legislaturas que han arruinado -nunca mejor dicho, viendo las cuentas municipales- nuestra ciudad diluyendo el crédito que año tras año nos conceden al ser el municipio más rico de España, por ese empeño de la Agencia Tributaria de que todos los de Pozuelo de Alarcón, vivimos en La Finca.
Resulta curioso, en La Finca habitan los únicos pozueleños que, realmente, no viven en Pozuelo, pero así se escribe la historia.
Nada hubiese podido ser, en nuestra ciudad, sin la complacencia del PP, ayer Rajoyista, luego Casadista y hoy Feijoista, veremos si definitivamente, Ayusista.
Imposible, también, sin la predisposición, a la paga, de los Oposiamigos socialistas, voxistas y naranjas, obligados compañeros de semejante destrozo.
A todos se les acaba el chollo y preocupados por su futuro -en general, más oscuro que el de Egea en el PP o Espadas en Andalucía- y pretendiendo “animarlos” en base a esas dos “virtudes” que tanto caracterizan a la mayoría de nuestra clase política: pelotillas y carguillos, de los que con tanta gala se ponen de manifiesto en nuestra Casa Consistorial, me animo a sugerirles para su futuro inmediato ajeno a nuestro municipio:
A nuestra alcaldesa, Susana Pérez Quislant, con añadido familiar, vistas las experiencias familiares navideñas – su hijo primero paje y luego rey mago – les contraten en pack de Cabalgata y lo mismo delante de las atracciones, que repartiendo chuches, que megáfono en mano, ganarse el turrón en tantos Ayuntamientos Gobernados por el PP.
A Damián Macías, hoy socio de gobierno, ayer enemigo al acecho, tras confirmar que ya llega a la Plaza Mayor de nuestra villa, sin navegador, y su familiaridad con Malú. Qué mejor acoplamiento que en sus conciertos por “el mundo enteiro” bien de coro, bien de bailarín, incluso de asesor, por lo mucho que abarca y lo poco que aprieta.
Al compañero González Bascuñana, más allá que se perdió antes de encontrar algo y por haber sido de tanta esperanza mayor fue la decepción, con recomendarle que salga huyendo de un partido que más parece una “partida”. Y con esa penitencia podrá aliviar pecado de no hacer y futura recuperación pública.
No dejaré en el tintero a nuestro Fernández Tomás. Aún resuenan estruendosas las carcajadas, por los pasillos de nuestro Ayto., tras la hilarante propuesta del huido Aizcorbe con el soterramiento de las vías del tren que nunca más a colación sacó su sucesor. El cuál, dedicado a desarrollar las artes oratorias durante su mandato, le propongo convertirse en vocero mayor pozuelero y aprovechar tales inversiones de su partido para ver de rentabilizarlas una vez ido de nuestra oposición municipal contándole y cantándole a los vecinos las buenas nuevas.
Del resto de nuestros concejales -en general- visto el éxito alcanzado por sus capitanes, sólo desearles que insistan en la pelota para cuando vengan los carguillos estén prestos a la limosna y se vean reconfortados con la dádiva de contar con ellos, fruto de su genuflexión a los nuevos ONE.
La política, amigos, sólo los quiere siervos para desgracia de los ciudadanos que, además, de padecerlos los pagamos.
Alejandre