El Fantasma de don Agustín espera que, en esta precampaña electoral que comenzará pronto, se hable de ideas que “resuciten” Pozuelo en lugar de intoxicaciones de nuevos candidatos

Pasó ya la Semana Santa. Unas celebraciones que muchos llevaban ya dos años esperando, añorando. Ha sido como un desquite. Las calles y las plazas de muchas ciudades se han llenado para ver desfilar las procesiones y las imágenes. Parece como si hubiese una especie de “mono” colectivo.
Religión aparte, son celebraciones que forman parte de nuestra tradición, de nuestra cultura, de nuestra manera de ser y de estar.
Aquí, en esta nuestra villa, también como es tradición, la semana ha pasado con más pena que gloria, nunca mejor dicho, y ha habido que esperar hasta el domingo para que en las calles del centro se pudiese escuchar la música de “La Lira”. Ha sido con ocasión de la procesión de “las Aleluyas”.
Porque aquí la procesión que más tradición tiene es la del “Resucitado”, que rememora el encuentro con su madre. Y ese hecho me ha llevado a pensar si tal circunstancia no encerrará algo simbólico. Por qué es como si nuestra villa estuviese necesitada de resucitar, de resurgir de sus cenizas.
Durante un largo periodo fuimos la avanzadilla de los pueblos de la región noroeste de la Comunidad de Madrid. Éramos el ejemplo que imitar por muchos que nos miraban con envidia. Pero nada es eterno y, poco a poco, sin darnos apenas cuenta, nos fuimos rezagando, perdimos el empuje y terminamos por estancarnos.
Ahora, aquellos que nos envidiaban y nos copiaban han tomado el relevo. Ya no somos pioneros, sino una villa que vive exclusivamente de las rentas de tiempos pasados. Nos hemos convertido en viejos hidalgos que de lo que únicamente pueden seguir presumiendo es de eso tan manido de ser el municipio de la mayor renta per cápita.
Y, visto lo visto, parece que nos queremos seguir conformando con eso.
Pozuelo necesita resucitar, volver a ser el municipio que, sin duda fue, hace algún tiempo. Tenemos suficientes mimbres para emprender el camino, pero es imprescindible contar con dirigentes que, en primer lugar, estén convencidos de ello y que después están dispuestos a llevarlo a cabo.
No es una tarea para un mandato, sino una carrera de fondo. Se precisa llevar a cabo una política municipal con visión a largo plazo. Saber a dónde se quiere llegar y planificar todas las actuaciones en función del objetivo a conseguir.
Y todo eso está muy lejos del ir gestionando el día a día, que es en lo que únicamente estamos ahora.
Nos queda poco más de un año para que se lleven a cabo las próximas elecciones municipales y, me temo, que en este tiempo oiremos hablar más de aspirantes a candidatos a ocupar la alcaldía que de proyectos de ciudad.
Y si esto es así, lamentablemente Pozuelo seguirá sin resucitar.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”