El Fantasma de don Agustín critica a los organizadores de “San Sebastián” y del “Manteo del pelele” por su empecinamiento ególatra de seguir manteniendo separadas ambas fiestas

Otra ocasión perdida.
Me refiero a la falta de coincidencia de las celebraciones que habitualmente se llevan a cabo en honor de San Sebastián y el tradicional “Manteo del pelele”.
Ya sé que se organizan por entidades distintas, pero nada impide que, poniendo empeño en la colaboración, pudiesen ponerse de acuerdo para llevarlas a cabo en las mismas fechas. De esta forma podrían coincidir “la tirada de las naranjas” con el acto del manteo.
Si el objetivo que se persigue, tanto por unos como por otros, es potenciar estas fiestas tradicionales, se impone la necesidad de la colaboración y desterrar posibles personalismos, que no pueden conducir si no a obstaculizar el poder lograrlo.
Son dos fiestas tradicionales de nuestra villa, que son escasamente conocidas por los vecinos más allá de los cascos históricos. El lógico interés que tienen quienes las organizan, a fin de conseguir que sean atractivas para un mayor número de vecinos debería pasar por eso que ahora llaman “sinergias”
Las tradiciones no solo deben conservarse, sino que, además, deben potenciarse. Nos proporcionan sentido de pertenencia a una cultura y nos hacen reconocer nuestras raíces. Pero para que sigan presentes y sobre todo “vivas”, deben llevarse a cabo adecuándolas al momento actual.
Habrá que cambiar muchas cosas para conseguir finalmente que lo fundamental no se modifique y que pueda perdurar.
Si no se hace así, se corre el riesgo de que sean actos meramente nostálgicos y que, por tanto, se quedan únicamente en rememorar tiempos pasados. Y, sobre todo, con escaso atractivo para una gran mayoría.
Es cierto que nada tiene que ver el Pozuelo actual con aquél en el que estas fiestas tenían gran arraigo. Y también es cierto que la mayoría de los que aquí viven no tienen sus raíces en la villa y que, por tanto, se sienten apenas identificados con sus tradiciones.
Si a ello se añade la insuficiente implicación municipal en la promoción y divulgación de los festejos, se puede comprender muy bien las grandes dificultades a las que se enfrentan los organizadores para tratar de conseguir una mayor participación de los vecinos en las actividades que se programan.
Ya sabemos que la realidad suele ser tozuda y que, al serlo, haga que se termine por imponer el sentido común y ello pueda contribuir a realzar unas celebraciones tan arraigadas a lo largo de la historia en esta villa.
¡Esperemos que así sea!
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”