El Fantasma de Don Agustín cree que en el Ayto de Pozuelo hay un mal fario: No se entiende que tras no haber fiestas, los contagios bajasen y ahora suban de cara a la Cabalgata de Reyes
¡No me queda más remedio!
Es lo que tienen las fiestas de Navidad. En la “Casa” hay una actividad mayor de la habitual. Pero no piensen ustedes que es porque los trabajadores se hayan hecho seguidores de Stajánov, sino por aquello de los vecinos que se deciden a entrar para disfrutar de las instalaciones “belenísticas”.
Cuando eso sucede, no me queda otra, que recluirme más de la cuenta en mi aposento. Si les soy sincero, no son los mayores los que me preocupan, a los que realmente temo son a los son los niños.
Me empieza a entrar algo así como una especie de pánico, cuando pienso que alguno de ellos, con ese especial sentido que tienen, pueda verme o al menos intuirme. Si, ya se que eso es algo muy de película, pero ¡oigan!, el miedo es libre y cada uno tiene el que tiene.
Pero al no poder moverme mucho fuera de este torreón, el tiempo se me hace un poco más eterno de lo normal, y algo hay que inventar para matarlo. He probado muchas cosas, pero una de las actividades a las que me estoy aficionando, es a repasar el diccionario de la lengua. Y en ello estaba, cuando uno de estos pasados días, aún no se bien porqué, recalé en la expresión “mal fario” o “tener mal fario”.
Según pude leer, esa expresión viene a significar mala suerte, pero con un matiz especial, como si esa mala suerte fuera resultado de un maleficio o de un mal de ojo, de un mal agüero, en suma.
¡Ahí lo tenía!
Eso es lo que está pasando en esta “Casa”. Alguien, con muy mala intención, le ha echado un maleficio. Nada, o casi nada, de lo que aquí viene ocurriendo, de las decisiones que se toman se puede explicar si no es por ese “mal de ojo” que nos ha caído encima.
Y para muestra un botón.
Se suspendieron las fiestas patronales, no hubo actividad alguna salvo las eminentemente religiosas. Se tomó la decisión y nada más hacerlo la incidencia de afectados por la pandemia comenzó a disminuir.
Ahora, que tal y como parece, se ha puesto un especial énfasis en las celebraciones navideñas y no ha habido ninguna restricción, la nueva variante del virus está haciendo que la cifra de infectados suba de forma exponencial.
Se tenía previsto incluso llevar a cabo la Cabalgata de Reyes, tal vez porque se quería hacer olvidar el fiasco que supuso esa edición de “escaparate” que supuso la anterior edición, atasco automovilístico incluido. Pero ahora, con los datos en la mano, se puede plantear la gran duda sobre si se debe mantener o no.
Ya se sabe que es el evento municipal al que más vecinos acude y que más aglomeraciones origina.
Es que entre esto y el “chasco” de la inauguración de la rotonda, el ambiente está que arde.
Yo creo que aquí hay alguien que es “gafe”
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”