Vidas paralelas de dos nuevas pioneras: Carmen de Burgos y Consuelo Álvarez, fueron admitidas el mismo día en la Asociación de la Prensa de Madrid como periodistas profesionales
Dos mujeres nacidas en el mismo año de 1867, fueron admitidas el mismo día en la Asociación de la Prensa de Madrid, es decir, fueron de las primeras periodistas profesionales en España. Habían sido las dos primeras mujeres periodistas en integrarse en una redacción.
Ambas fueron periodistas y escritoras, defensoras de los derechos de las mujeres, pertenecientes a la generación del 98, masonas e igualmente represaliadas y olvidadas largos años después de la Guerra civil.
Estas mujeres son: Carmen de Burgos periodista del Heraldo de Madrid y Consuelo Álvarez del diario El País.
Carmen de Burgos Seguí nació en Almería en 1867, era la primogénita del matrimonio formado por José de Burgos y Nicasia Seguí. Matrimonio que tuvo 10 hijos. Se crio en Rodalquilar (Nijar) donde sus padres poseían extensas propiedades.
Con 16 años se casó, contra la opinión de sus padres, con Arturo Álvarez Bustos, un periodista 12 años mayor que ella. Era hijo de Mariano Álvarez, gobernador de Almería y propietario de una imprenta que editaba las revistas Almería Bufa y Almería Alegre, dedicadas a la sátira general. En la primera de ellas Carmen publicó los primeros artículos. Su matrimonio le permitió conocer los entresijos de la impresión y las primeras relaciones con la actividad periodística.
El matrimonio tuvo cuatro hijos, casi todos murieron muy jóvenes, solo sobrevivió la niña María Álvarez de Burgos, quien llegó a ser una actriz cinematográfica durante las primeras décadas del siglo XX.
Su matrimonio fue un fracaso, su marido le era infiel, la maltrataba y Carmen decidió abandonarlo y, tras la muerte de su hijo Arturo, dejó a su marido y se marchó a Madrid con su hija.
Estudió Magisterio y ganó por oposición una plaza en la Escuela Normal de Guadalajara, aunque su vocación era ser periodista.
En 1902 empezó colaborando con el periódico El Globo en una columna titulado Notas Femeninas, aquí escribió sus primeros artículos en defensa de los derechos de las mujeres tanto en cuanto mujeres obreras en fábricas como mujeres como colectivo para las cuales solicitaba la igualdad de sexo, el divorcio y el sufragio universal.
Un año más tarde, Augusto Suárez de Figueroa fundó el periódico Diario Universal y convirtió a Carmen en la primera mujer contratada como periodista profesional de España. Tenía una columna titulada Lecturas para la mujer, por sugerencia del fundador usaba el seudónimo de Colombina.
Sus artículos seguían defendiendo el pensamiento feminista que había estado preconizando en el Diario Universal, sus artículos sobre el divorcio le granjearon la enemistad de los sectores más conservadores de la sociedad española y de la Iglesia.
En su columna practicaba un periodismo con el que trataba de introducir las ideas y prácticas que se estaban implantando en Europa en defensa de los derechos de las mujeres, especialmente le preocupaba la educación como fórmula de obtener, y defender, sus derechos.
En 1905 consiguió una beca para visitar países europeos para conocer y estudiar los distintos sistemas educativos.
A su regreso fundó la Tertulia Modernista que frecuentaron los intelectuales vanguardistas del momento (pintores, escritores, poetas y artistas extranjeros de paso por Madrid). Entre los asistentes se encontraba Ramón Gómez de la Serna que se enamoró de ella y con quien mantuvo una relación que duró años a pesar ser bastante más joven que Carmen. La relación duró hasta que fue traicionada por su hija María quien, enamorada de Ramón, huyó con éste a París en 1929.
En 1907, fue admitida en la Asociación de la Prensa de Madrid, junto a nuestra otra pionera, Consuelo Álvarez, siendo ambas las dos primeras periodistas profesionales integradas en una redacción periodística en de España. Asociación que había sido creada en 1895 por 173 hombres y una sola mujer, Jesusa Granda, periodista que escribía en varios periódicos.
En el momento de ser admitidas, Carmen y Consuelo, eran las cuarta y quinta mujeres admitidas en la Asociación de la Prensa, después de la fundadora Jesusa y de los otras dos periodistas admitidas el año anterior: María Antonia Ossorio y Gallardo colaboradora de El Globo y Salomé Núñez Topete, alias Melita, colaboradora de La Correspondencia de España, El Correo y El Liberal.
En el verano de 1909, fue la primera corresponsal de guerra de España al desplazarse a Melilla para contar lo sucedido en el Barranco del Lobo en sus crónicas para el Heraldo de Madrid.
En 1914, volviendo de una visita por los países nórdicos, quedó atrapada en Alemania cuando empezó la I Guerra Mundial, desde allí envió crónicas relatando lo que sucedía en la retaguardia alemana.
En los años veinte presidió la asociación Cruzada de Mujeres Españolas, se afilió al Partido Radical Socialista y en 1930 fundó la Logia Masónica Amor Número 1.
Con la proclamación de la II República consigue ver algunas de sus reivindicaciones realizadas como el reconocimiento del voto femenino.
El día 1 de octubre de 1931 se aprobó el artículo 36 de la nueva Constitución donde se puede leer: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”, pero Carmen no pudo ejercer su derecho a votar, murió de un ataque al corazón en octubre de 1932.
Las mujeres no pudieron ejercer su derecho al voto por primera vez hasta las elecciones municipales celebradas el 23 de abril de 1933.
Está enterrada en el cementerio civil de Madrid.
Dejó firmados, además de sus multitud de artículos en la prensa, cerca de doscientas obras entre: ensayos, novelas, novelas corta y traducciones.
Desgraciadamente, acabada la Guerra Civil, su nombre fue incluido en la lista negra de autores prohibidos y sus obras retiradas de las bibliotecas y librerías.
Su nombre y sus obras estuvieron largos años olvidados.
Consuelo Álvarez Pool nació en Barcelona en 1867 (era casi 6 meses mayor que nuestra otra pionera Carmen) en el seno de una familia burguesa. Su padre, Gabriel Álvarez Muñiz, era natural de La Bañeza (León) y su madre, Sarah Pool Parles, había nacido en Tipton, condado de Staffordshire en Reino Unido.
La madre era de religión protestante, se convirtió al catolicismo para poder casarse y adoptó el nombre de María Juana Victoria.
El padre fue maestro de enseñanza primaria, funcionario y director de colegio. Su actividad profesional llevó al matrimonio a vivir en bastantes ciudades de la península lo que dio lugar a que sus ocho hijos nacieran en distintas ciudades de España.
En 1879, en Burgos, su padre murió cuando ella tenía apenas 16 años.
La economía familiar empeoró y la familia se vio obligada a instalarse en Trubia (Asturias) donde comenzaron una nueva vida con la pensión de viudedad de la madre.
Consuelo era bilingüe en español e inglés y, sus facilidad para los idiomas, le permitió estudiar francés e italiano.
Al año siguiente, con objeto de aliviar la situación económica, solicitó la autorización para poder examinarse de Auxiliar Temporera de Telégrafos, siguiendo los pasos de Josefa Álvarez Portela, primera mujer telegrafista de España. Estudió en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, una institución de educación femenina ligada a la Institución Libre de Enseñanza.
En abril de 1885, Consuelo aprueba el examen de Auxiliar en el primer examen que se convocaba para acceso a esta categoría profesional. Esta categoría profesional se había creado en 1884. Por causas diversas no pudo incorporarse a su plaza hasta 1908.
Con 21 años se casa en Trubia con Bernardo Azcárate. El matrimonio tuvo cuatro hijos.
Cuando tomó posesión de su plaza, el mismo año que también consiguieron plaza de auxiliar su amiga Clara Campoamor y su hija Esther Azcárate Álvarez, fue destinada al Negociado de Internacional por sus conocimientos de idiomas.
Para entonces, Consuelo, ya estaba separada de su marido, escribía con el seudónimo de Violeta para el periódico El País y había sido admitida en la Asociación de la Prensa de Madrid, junto a nuestra otra pionera, Carmen de Burgos.
Consuelo era una periodista comprometida en la sociedad, en sus artículos denunciaba las condiciones de los trabajadores, la lucha por los derechos de las mujeres y las miserias que veía a su alrededor.
Una vez incorporada a su trabajo de telegrafista, Consuelo compaginó su trabajo con su labor de periodista.
Perteneció al cuerpo de telegrafistas hasta su jubilación, fue jefa de prensa del primer gabinete de prensa de Telégrafos, representante sindical e impulsora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación, cuyo origen estaba en la Escuela General de Telegrafía creada en 1913. Ese año Violeta había escrito un artículo exigiendo la creación de esta.
En ella se impartían Estudios Superiores de Telecomunicación que acreditaban el título de ingeniero.
Violeta tuvo una sección fija todos los viernes a la misma hora, en Radio España, donde estuvo dando conferencia semanales hasta que la emisora cerró.
Radio España, la segunda concesión de administrativa de una emisora de radio en España, nació con el indicativo EAJ2 y su primera emisión fue el día 10 de noviembre de 1º de noviembre de 1924.
Perteneció parte del Ateneo de Madrid donde desarrolló sus ideas políticas por medio de conferencias, tertulias y debates.
Su actividad política fue intensa, fue candidata por Madrid como miembro del Partido Republicano Demócrata Federal en las elecciones de 1931, pero no salió elegida.
Compartió amistad y defensa de los derechos femeninos con Carmen de Burgos y con Clara Campoamor, con la primera, coincidía en la profesión de periodista y, con la segunda, la de telegrafista.
Como Carmen perteneció a la Masonería, fue miembro de la logia Adopción Ibérica n.º 67 desde 1910.
Al terminar la Guerra Civil fue depurada, juzgada y condenada, pero dada su avanzada edad cumplió la pena en libertad provisional.
Murió en Madrid en 1959 a la edad de 91 años.
Ambas mujeres, nacidas el mismo año, de las primeras periodistas admitidas en la Asociación de la Prensas de Madrid, escritoras de múltiples obras en todos los estilos literarios, defensoras de los derechos de las mujeres; sufrieron idéntica represión después de la Guerra Civil y su memoria cayó en el olvido durante décadas.
Las dos son consideradas como precursoras del feminismo, de las ideas reformistas con posiciones muy beligerantes en la defensa del divorcio, el sufragio universal y la educación en libertad.
Joaquin de la Santa Cinta, Autor de «50 héroes españoles olvidados»
Para saber más:
- Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia.
- Mujeres pionera. Carmen de Burgos. Guiomar Huget Pané. Historia National Geographic.
- Carmen de Burgos. Biografía. Instituto Cervantes.
- Carmen de Burgos. Semblanza. Biblioteca Nacional de España.
- Consuelo Álvarez, Violeta. Telegrafista, Periodista y Defensora de los derechos de la mujer. Victoria Crespo.
- El divorcio en la edad de Plata de España: Carmen de Burgos y Consuelo Álvarez Pool. Cristina Ortega Pacheco. Trabajo de fin de grado en Filología Hispánica.
- El ensayismo de Carmen de Burgos, Colombina, en defensa de la igualdad de la mujer. Concepción Núñez Rey.
- Internet