La obsesión por la clandestinidad de la alcaldesa de Pozuelo tiene que tener una explicación porque no es normal que nunca se sepa cuándo realiza actos institucionales
No quiero tachar el tema de enfermizo pero algo le pasa a la alcaldesa de Pozuelo Susana Pérez Quislant con esa obsesión que muestra para ocultar todos los actos institucionales públicos que lleva a cabo…
Es cierto que hace más de un año que, ilegalmente, no muestra cual es su agenda oficial diaria con lo que nunca sabemos qué hará ni en qué día ni a qué hora…
Hace un par de días, nadie sabía que se iba a celebrar un homenaje a las víctimas del coronavirus en el MIRA Teatro ni mucho menos del descubrimiento de una estatua en recuerdo de esas víctimas en la rotonda del cementerio al aire libre y al que podían haber asistido los familiares de esas víctimas…
Da la sensación de que tiene miedo (como el presidente Sánchez) de acercarse a los vecinos, a los que pagan los impuestos… A ELLA solo le gusta ir con el fotógrafo oficial y, a ser posible, acompañada por su fiel Oria… Cuando no está el vice, llama a alguno del montón de concejales aunque siempre la cosa está entre David Rodríguez y Luis Magide… Bueno, y Pablo Gil que es cuando puede se apunta a robar un plano por pequeño que sea…
El caso es que ayer estuvo en dos actos públicos. Y ambos muy bonitos. No sé cual fue antes porque, en su línea habitual, cambió la hora de uno de ellos.
Estuvo en la Avenida de Europa visitando (yo creía que era inauguración porque ayer se inauguró) la llamada “Exposición Lemon Art”, formada por ocho limones de dos metros de altura y de la que ya hablamos en primicia en El Correo de Pozuelo hace unos días…
Un tema precioso, prestigioso y pozuelero que merecía mejor trato protocolario…
Y también estuvo rebautizando la Biblioteca Municipal de Volturno con el nombre de Benito Pérez Galdós, lo que también era un hecho que habría que destacar…
Porque la relación de Benito Pérez Galdós con Pozuelo fue mucho mayor que la de su querida Emilia Pardo Bazán a la que homenajeó, también clandestinamente, al ponerle su nombre a una gran rotonda de la Villa en el nacimiento de la Avenida de Europa…
Podría poner muchos más ejemplos de esa obsesión por la clandestinidad que no tiene explicación ninguna…
Salvo que le salgan ronchas cuando se le acercan los vecinos y se lo haya prohibido el médico…
Cualquiera sabe… Pero, de ser así, sería bueno que se los hiciese mirar… A las políticas no solo le sirve “arreglillos faciales” para aparecer más guapa si no el acercamiento a la gente… La gente es la que vota…
Juan Manuel Sánchez