El Fantasma de don Agustín reflexiona sobre la salida de Adolfo Moreno de C’s, sobre su ubicación física y sobre lo bien que le vendría a Quislant hacerle concejal de Participación

Ando estos días un poco intranquilo. La noticia de que el concejal Moreno haya abandonado el grupo de Ciudadanos y haya adquirido la condición de no adscrito no deja de venirme, una vez tras otra, a la cabeza y la cosa se está convirtiendo ya en algo casi obsesivo.
Ustedes, con toda la razón, se preguntarán el porqué de mi preocupación por ese asunto, que ni va ni viene conmigo. Y a lo mejor tienen razón al hacerlo. Porque, visto con frialdad, la cosa no es para tanto. Es más, es algo que se veía venir desde hace tiempo.
Pero miren, reconozco que, con los años me he vuelto un poco comodón. Poco a poco, me he terminado por encontrar muy a gusto en la dependencia que ocupo y, que quieren, me desasosiega que, por aquello de tenerle que buscar a don Adolfo un despacho en “la Casa”, no se les ocurra otra solución que colocarle aquí, en este torreón.
No es que piense que el mencionado concejal vaya a ser una mala compañía porque, ya puestos, puede haberla bastante peores, pero es que estoy convencido que compartir mi espacio con él puede llegar a limitar mi libertad de movimientos.
Y lo peor es que si cunde el ejemplo y aumenta el número de los concejales que abandonan su grupo, este torreón puede llegar a convertirse en algo así como el camarote de los hermanos Marx. ¡Y eso no puedo consentirlo!
Por eso me he decidido a hacer cuanto esté en mi mano para evitarlo. La solución más sencilla, de cuantas se me han ido ocurriendo, es trabajar para que la situación de “no adscrito” dure el menor tiempo posible y que el concejal Moreno se integre en unos de los restantes grupos municipales.
En el grupo en el que sería más fácil su desembarco sería en el de los populares. Vox le queda muy a la derecha y SOMOS, no hay ni que decirlo, queda descartado.
Es más, estoy convencido de que le recibirían con los brazos abiertos. Con su adscripción, el grupo popular pasaría a contar con doce miembros, es decir a falta de uno para la mayoría absoluta y eso no es moco de pavo. Además, ello representaría un momento de gloria para la alcaldesa, y ya se sabe lo que disfruta ELLA con esas cosas.
El único problema es encontrarle una dedicación en el organigrama municipal, buscarle una delegación. Pero ya puestos a elucubrar, creo que le podrían dar la de Participación Ciudadana. Estoy convencido de que le vendría como anillo al dedo y que se sentiría como pez en el agua desempeñándola.
El objetivo, a conseguir, está claro, pero debo ser paciente. Sin prisa, pero sin pausa. De momento habrá que esperar a que tengan lugar las elecciones a la Comunidad de Madrid, mientras se desarrolla la campaña, lógicamente, se está en otras cosas.
Y, además, los “bolos” de la alcaldesa por las emisoras de radio la ocupan mucho tiempo y la vida no la da para mucho más.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”