El blanco manto que transformó Pozuelo en una pista de esquí, reflejo de la incapacidad y la estulticia del gobierno municipal que preside la ínclita alcaldesa Susana Pérez Quislant
Cuando el pasado domingo, 11 de enero, aún seguían los copos de nieve cayendo sobre nuestra villa, propiciando que niños, jóvenes y adultos disfrutaran de las pistas de montaña en que se habían reconvertido nuestras calles, seguro que nadie pensaba que una semana después y sin más nieve caída, moverse por la segunda ciudad “más rica” de Expaña sería una tarea de titanes y valientes, en las que coches y viandantes comparten calzada de las calles semi-abiertas, ante la imposibilidad de desplazarse por la mayoría de las aceras, por ser el hielo dueño de las mismas y las caídas la oportunidad de comprobarlo.
Bueno, esta opción de compartir calzada central con los enemigos de la Sra. Ribera – ¡ay la transición ecológica! – es para los afortunados vecinos que han sido parcialmente socorridos, al coincidir su vivienda en el recorrido de una calle “principal”, porque la mayoría de nuestros convecinos aún siguen sufriendo la penuria de no poder desplazarse, sin un riesgo añadido, sorteando hielo y caídas.
Por supuesto que la “inclemente” FILOMENA cumplió con los peores augurios que desde diez días antes nos prevenían en las informaciones meteorológicas, pero como nuestras autoridades locales, no le tienen miedo al lobo…casi nos devora.
Habida cuenta que nuestro Consistorio Municipal es lo más parecido al gobierno central que nos desgobierna y solo se encuentran cómodos con la prensa amiga y con señalar al ciudadano culpable – por votación, sin duda –, en este caso, por no estar confinados, en vez de poner los medios. Si hay un culpable: problema resuelto, que diría cualesquiera de nuestros concejales.
La realidad es que todo lo realizado por Susana P. Quislant, Eduardo Oria, Francisco Melgarejo, Pablo Gil y Mónica García Molina – por sus distintas responsabilidades directas en las funciones que deberían desempeñar – fueron un monumento al desastre que hoy sigue acechando a nuestra villa y que esperemos finalice antes de que venza el mes de enero, pues ya anticipan inclemencias, para febrero, próximas a lo vivido que, esperemos, no se sustancien.
Como el gobierno local no fue diligente, entregó la sal, después de la helada, eso sí, al que pudo ir a recogerla y si la había.
Como no había los cinco vehículos que decían tener preparados para contingencia tal y los dos preparados eran remedos…ninguna calle abierta el domingo y un carril mínimo el lunes en las calles afortunadas.
Como lo tenían todo tan controlado, el primero que se quedó fuera de la villa, en su Villalba conyugal, fue Oria. Que se les solicitase a los vecinos ayuda y colaboración, sin duda, pero no la responsabilidad de habilitar calzadas y aceras en general.
Como estaba en marcha el plan de “emergencias” nuestros mayores se volvieron a encontrar solos, pero acostumbrados ya a esta situación la respuesta, una vez más, de la sociedad civil.
Eso sí, en esta ocasión, la inepcia se repartió por todos los barrios, cascos y zonas de nuestra villa -salvo el favor a TELEMADRID…- mostrando toda su ineptitud gubernamental para conocimiento de todos los pozueleros desde Somosaguas a La Cabaña, desde la Avda. de Europa al centro de la villa.
Una semana antes de la cita con el blanco color todos los medios anticipaban la jugada meteorológica y, como en esta ocasión, los alcaldes vecinos ocultaron su anticipación – máquinas para quitar la nieve, toneladas de sal para entregar antes del “gran día”…- para que no pudiese copiar Susana, como en tantas otras, y apropiárselo como propio en sus medios afines y sus cuentas en redes sociales. Nos cayó todo encima y sin cobertura.
Así en vez de anticiparse y prever contratando medios – humanos y materiales – y disponer de todos los recursos propios para propiciar una reducción del impacto de FILOMENA social y económicamente en nuestra comunidad, tras la “borrasca” nos ponemos a correr, pero ya no hay nada que hacer, salvo la improvisación, las contrataciones a la desesperada y el retraso en la vuelta a la actividad diaria que propiciará una puñalada más a nuestro comercio local. A ese que tanto dicen ayudar.
De los cien contratados, una semana después, espero que la Oposición Municipal, si existe, demande el por qué no estaba previsto en la contrata municipal – situaciones de excepcionalidad – y lo que supondrá a las arcas locales, más allá de que resulta difícil digerir que los hayan encontrado en la actual situación.
Una vez más lo recuerdo y, seguro, muchas más olvidaremos: votamos con la nariz tapada y luego nos cubre el hedor.
No lo olviden dentro de un par de primaveras cuando volvamos a encontrarnos con las urnas: en esta ocasión nos ha cubierto la nieve.
Alejandre