Con Torra inhabilitado y con elecciones catalanas ya, el ministro Illa quiere presentarse a Presidente de la Generalidad catalana con “la cabeza de Ayuso” como trofeo de guerra

Como era de esperar, la reunión que mantuvieron ayer tarde el ministro de Sanidad Salvador Illa y el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid Enrique Ruiz Escudero, para abordar las medidas para frenar el coronavirus en la autonomía, terminó sin acuerdo.
Era imposible que hubiese acuerdo cuando el ministro Illa se mueve por criterios políticos disfrazados de sanitarios y el consejero Escudero se mueve por auténticos motivos sanitarios y económicos. Son el aceite y el agua.
El ministro está jugando a ser candidato a la Generalidad catalana en las más que probables elecciones autonómicas y necesita presentarse ante el independentismo (el PSC hace tiempo que se hizo independentista) con la derrota de Madrid. Lo que está pasando en Cataluña es algo tan grave que, para estos insensatos, Madrid es el enemigo… Y si se hunde económicamente, mejor…
Porque tras el hundimiento de la economía, saltará Ayuso de la Presidencia. La izquierda siempre, desde Lenin, prefiere el caos. A peor, mejor.
Salvador Illa, el ministro cuota catalana en el Gobierno de Sánchez y que en la vida se ha visto en otra igual, se mueve solo buscando una salida airosa a la tremenda situación que su ineptitud ha provocado… Y digo tremenda situación por los más de 53.000 muertos que ha habido en la primera ola de la pandemia…
Él se quiere ir. Quiere volver a Cataluña sin ese olor a muerte pegado a su figura política. Y, para ello, necesita presentarse con “la cabeza de Ayuso” como trofeo de guerra. Y lógicamente, como digo, con el hundimiento de la Comunidad de Madrid.
Tiene narices que a un Gobierno que no le preocupan 53.000 muertes habiendo confinado a España entera con muchas dudas constitucionales ahora le pida a Ayuso que «se deje ayudar» y «siga las recomendaciones» que el Ministerio ha planteado para controlar la pandemia de Covid-19 en la autonomía madrileña, entre las que se encuentra la restricción de la movilidad en toda la ciudad de Madrid.
¿Cómo se puede tener tanta desfachatez?
Para Illa, Madrid debe seguir recomendaciones desconocidas, de un Comité de expertos inexistente con el que el ministro no se ha reunido desde hace meses.
Lo manda Sanidad «con carácter inmediato» y eso basta.
Y habla de unos datos que no coinciden con los que da la Comunidad de Madrid, lo que no deja de ser curioso cuando este personaje se ha pasado cuatro meses manipulando datos.
Debe ser muy duro que a uno se le quede cara de enterrador porque el responsable final (Pedro Sánchez) le haya puesto el caramelito en la boca de la posibilidad de ser el candidato del PSC a la Generalidad catalana y que, en Madrid, no le hagan caso.
Porque Madrid no cede y no aceptará ninguna «imposición» del Gobierno Central. Madrid quiere saber por qué Sanidad exige a la región madrileña un criterio -cierre de las zonas con más de 500 casos por 100.000 habitantes- que no aplica en el resto de España.
Y, encima, Madrid asegura que ha bajado el número de ingresados en hospitales, tanto en planta como en UCI, datos que ratifican la estrategia que sigue Madrid de cerrar sólo las zonas básicas de salud con alta incidencia pero no el resto de la región.
Pero es que no hay explicaciones racionales ni sanitarias. Solo políticas.
De políticas rastreras…
Ya veremos qué pasa cuando se sepa que ha pasado con el contrato de 2.500 millones para material médico que no aparece en Sanidad. Que esa es otra que hay que tapar.
El Ministerio publicó los pliegos el 4 de agosto y se estimó que en septiembre estaría el material.
El mejor escenario que le espera a Illa es que todo esto sea solo negligencia y no lo que piensan los malpensados.
Manolo Pérez