El Fantasma de D. Agustín revela (desde su privilegiado sitio) lo que pudo haber sido y no fue: La entrada triunfal de la alcaldesa Quislant (en modo Sánchez) por el ‘Pasillo de la Gloria’
Lo tenían casi todo en marcha. Quedaban, únicamente algunos flecos por cerrar, aunque alguno era importante, como el de las cámaras de televisión.
Hay que reconocer que, en esto de los efectos mediáticos, el señor Sánchez es un “hacha” y conviene seguir sus pasos. Si él, o su equipo, habían preparado todo un circo, con palmeros incluidos, para cuando hizo su entrada en la Moncloa, ¿por qué no podemos hacer nosotros algo similar en “la Casa”?
La ocasión, sin duda, lo merecía. Era un hecho trascendental, la culminación de una larga lucha, el fin de un penoso y accidentado camino. Se trataba de representar públicamente un gran triunfo, ni más ni menos, que la entronización de la alcaldesa como presidenta del PP local.
Todo parecía indicar que así iba a ser. La convocatoria de la reunión telemática del comité ejecutivo era el momento esperado. En ella, con toda probabilidad, su presidente, el actual consejero de Sanidad, presentaría su renuncia al cargo. Y tras ello, de acuerdo con las directrices regionales, la alcaldesa debía ser quién ocupase el puesto. A fin de cuentas, era ELLA quién había ganado las elecciones municipales y se había hecho con el sillón de la alcaldía.
Se había buscado hasta una música de fondo para la ocasión. Tengo oído que se trataba del “Pompa y circunstancia” de Elgar, aunque esto no puedo asegurarlo. Tampoco puedo asegurar si se trataba de una música enlatada o si, por el contrario, iba a ser una actuación en directo. ¡Mis pesquisas, siento tener que admitirlo, no han llegado a tanto!
Los concejales y algún cargo de confianza ya habían recibido la indicación de donde se debían situar. Riguroso orden de importancia. Los del núcleo duro al final. Todo parecía estar controlado. Incluso quién debía iniciar el aplauso. El “pasillo del infierno” se iba a convertir, por un día, en el “pasillo de la gloria”.
Estaba todo, o casi todo preparado, pero…, al final no sucedió.
La reunión del comité ejecutivo tuvo lugar, pero no se produjo la, por algunos, tan esperada dimisión.
Todo volvía a estar como antes. La larga caminata no había concluido.
Los preparativos, el montaje, todo el trabajo realizado por el gabinete, con Rasputín a la cabeza como maestre de sala y urdidor mayor, no había servido para nada.
“La Casa” pareció apagarse repentinamente. Las sonrisas impostadas, esas de oreja a oreja, fueron dejando paso, de forma rápida, a caras de circunstancia.
La música preparada no sonó al final. Fue como en esa escena de la película “Bienvenido Míster Marshall”, cuando tras pasar los americanos de largo, se ven las colgaduras y cadenetas por el suelo.
Todo fue muy bonito, pero solo mientras duró.
Y duró poco.
“Sic transit gloria mundi”
Don Agustín “El Fantasma del Torreón”