Nuestro abrazo, nuestra solidaridad y pésame a todos los que se han ido y a sus familiares. Estamos con ellos en el lugar que tendría que estar la alcaldesa y su Corporación Municipal
Que el primer y único pésame oficial con nombre y apellidos de nuestra Carmen Calvo (en su condición de Vpta.) y del Mº de Justicia, Juan Carlos Campo (lo nombro ante el desconocimiento de su persona) fuese Riay Tatary Bakry, de origen sirio, pero presidente de la Comisión Islámica de España, muestra de qué pasta está hecho este gobierno sectario y anticatólico.
Por supuesto, pésame trasladado a toda la Comunidad Islámica pena que, a los otros miles, sin duda mucho más de los dieciséis mil actuales, se les incluya en la estadística y sin recuerdo ni condolencia, ni nombre (se les tiene que caer la cara de vergüenza, aunque la desconozcan, a los actuales regidores del gobierno de EXPAÑA) espero que, con cenizas propias, se les entrega a los deudos para que los lloren… Y, cuando todo haya pasado, se le pueda echar la culpa a la “derechona”, culpa por otra parte merecida ante su abandono a las huestes totalitarias que nos manejan.
Pero los desvaríos estatales, no pueden alejarnos de nuestro entorno y de la cercanía que tienen que tener nuestro “servidores” municipales con los finados en nuestra villa por mor del coronavirus.
He visto a Susana, en las escaleras de la casa rosada, con mascarilla y sin ella, a través de conexiones on-line, incluso con elegante traje en las páginas del diario monárquico, pero, ni a ella ni a sus concejales he visto recordar a todos y a cada uno de los vecinos idos por esta pandemia, tan mal acotada por los que tendrían que garantizarnos seguridad, ni mucho menos a sus familiares.
Ya tendría que ser un deber de nuestros dirigentes locales, en nombre de la villa que les paga y dizque gobiernan, en cada ocasión necrológica, compartir el pésame con los familiares y amigos. Qué les costaría una sentida carta para ese vecino que nos ha dejado y que, cada uno en su medida, colaboró para hacer un Pozuelo más grande.
Pero, en esta ocasión y con motivo del coronavirus, ese deber se convierte en obligación, por parte de nuestras autoridades locales, para recordarnos a todos, visto nuestro enclaustramiento y el de sus próximos, quiénes eran, qué hacían, cuántas ilusiones y vida les hubiese quedado por trasladar, cuánta por compartir.
Me niego a que nuestros mayores – principal azote de esta pandemia – que todo nos lo han dado, dejen nuestra compañía como si fuesen parte de un mal catarro (solo es diez veces más mortal que la gripe común, según la OMS) despersonalizados y encriptados en un número.
No le pido ahora a Susana y des-gobierno local que hagan algo; sería impensable y, además tendrían que preguntar a Ayuso y Monasterio – no más libres de culpa el resto de concejales de la oposición mayoritaria – pero ellos que son tan de rotondas, calles y homenajes, en tantas ocasiones, a quiénes regular merecimiento alcanzaron, al menos para el conjunto de los ciudadanos de Pozuelos, nos recuerden en una placa a todos los que se fueron en estos trágicos días, sin finalizar, desgraciadamente, para que su recuerdo perviva y nos recuerde siempre su presencia y lo que debimos hacer y no hicimos.
Que la ineptitud y estulticia de nuestros gobernantes, no nos permita olvidar lo que está ocurriendo y que cada quién, si así lo considera, perdone por los suyos.
Pozuelo de Alarcón, no puede olvidar a los suyos.
Alejandre