A El Fantasma de Don Agustín no le preocupa tanto el problema sanitario del coronavirus como la recuperación social y comercial el centro de la villa después de esta crisis

Ahora no soy yo el único pozuelero confinado en su domicilio. Ahora lo somos todos. Ese agente invisible que, de forma insidiosa y torticera, representa una amenaza para la salud de todos los vecinos, se pasea inmisericorde por nuestras calles, como también lo hace por las de otros pueblos y villas.
Pero desde mi torreón, quiero hacer llegar un mensaje de ánimo a todos mis convecinos. No va a ser fácil la lucha contra ese enemigo, lo sé, pero con el esfuerzo y el trabajo de todos, estoy seguro de que sabréis vencerle. ¡En peores nos hemos visto!
Por aquí, por “la Casa”, estos últimos días no voy a negaros que han transcurrido con mucho desasosiego. Muchas idas y venidas, muchas reuniones de los que mandan, también conversaciones con la oposición y con aquellos que representan a los trabajadores. Se han sucedido los comunicados y hasta se ha publicado y distribuido un bando por parte de la alcaldesa.
Nuestra España no ha cambiado mucho desde mis tiempos. Siempre ha venido sucediendo lo mismo: que cuando no hay un buen general al mando, los capitanes y hasta los sargentos se lanzan desaforadamente a iniciar una guerra de guerrillas. Cada uno intenta hacer la lucha por su cuenta. Olvidan, una y otra vez, que lo importante, lo único importante, es ganar la batalla definitiva y no las escaramuzas.
Pero bien está todo ello, y no voy a ser yo quien lo critique, si el objetivo era loable y no se contaba con alguien, con verdadero mando en plaza, que se decidiese, de una vez por todas, a ponerse al frente y liderar la respuesta. Con la persona idónea para un momento tan decisivo.
Pero, en cualquier caso, resulta triste asomarse a las ventanas de mis aposentos y ver las calles del centro de nuestro Pozuelo más vacías de lo que ya viene siendo costumbre. Resulta triste contemplar cerrados aquellos comercios que, a pesar de todo, seguían heroicamente manteniendo su actividad. No, no se avecinan buenos tiempos para ellos.
¡Ojalá no sea esta la puntilla, que los lleve definitivamente al desolladero!
Porque esa será la próxima batalla que habrá de librarse, una vez que se consiga ganar la sanitaria. Y en ella, sí que tendrán que arremangarse los que ocupan la antigua Casa de Ejercicios.
Esa sí que será una batalla eminentemente municipal.
Una contienda en la que no bastará con comunicados, ni con fotos ni con videos destinados a la prensa.
Para esa contienda se precisarán medidas y actuaciones.
Y, sobre todo, tener muy claro el objetivo político de querer recuperar social y económicamente al entramado social y comercial del centro de nuestra villa.
¡Esperemos atentos, aunque algo desconfiados!
Don Agustín, “El Fantasma del Torreón”