Crónica del Pleno de Investidura en el que Quislant quiso callar a la prensa pozuelera libre y, tras ir de triunfadora, Aizcorbe le cantó las cuarenta. La alcaldesa tiene el don de cabrear a todo el mundo sin darse cuenta de que ya no tiene mayoría absoluta

Había quedado a las 11,30 de la mañana en la Plaza Mayor con Carmen Millán, de Pozuelo IN, para asistir al Pleno Extraordinario de Investidura del Ayuntamiento de Pozuelo. Queríamos entrar pronto en previsión del típico llenazo. Nadie viene a ver los Plenos durante la legislatura pero era sábado y a los concejales electos les gusta invitar a sus familiares…
Y entramos. Y, extrañamente, no había ningún control en la puerta del Ayuntamiento. Allí la gente entraba o salía como Pedro por su casa… Pero al llegar a la puerta del Salón de Plenos, una trabajadora nos dice, más extrañamente aún, que no podemos entrar. Ni como prensa ni como nada. Era algo inaudito. Algo impensable. Pero, no podíamos entrar. La prensa de Pozuelo, la que informa a miles de contribuyentes que tienen derecho a esa información, no podía acceder al Plano en el que estaba en juego la alcaldía de la villa.
Y, primero, nos lo impedía alegando que estaban las televisiones y las radios para dar el Pleno en directo y no cabíamos… La justificación era de aurora boreal. Después porque esas eran las órdenes.
Y comenzamos a discutir. Aquella mujer cumplía órdenes y no nos permitía la entrada. A cambio nos ofrecía verlo por televisión… Qué raro era todo. Y más cuando tanto Carmen como yo somos mal recibidos en esa casa. Nos negamos, lógicamente, al plasma.
Y en eso llegó Luis Pelegrina, a la sazón Jefe de Gabinete de la alcaldesa. La orden era suya sin duda (obedeciendo a la alcaldesa en funciones, claro) por la forma de razonar. Una pena. A este hombre solo le faltaba pasar a la historia de Pozuelo como un vulgar censor. Y empezó a justificar lo injustificable. Hasta nos dijo que no estábamos acreditados. Algo de aurora boreal porque a mí, en concreto, ya llevan cuatro años ignorándome en todo…
No había razonamiento lógico y yo, al menos, decidí irme a casa.
Y entonces, apareció Nacho Eusebio, nuevo concejal de Ciudadanos (el único que se acercó a nosotros y eso que había una discusión fuerte en la misma puerta del salón de Plenos) y quiso echarnos una mano. Gracias, concejal.
Y nos la echó porque ya Pelegrina cambió de actitud. Ya había testigos de la incongruencia y se avino a razones. Y entramos. Nos pusimos en un rincón de pie. Y vimos cómo el salón de Plenos no se llenaba del todo con los familiares. Curiosamente, la familia de Quislant (Migue y su hijo estaban en la primera fila de un lado) y en el otro lado estaba la fila de los ex (Enrique Ruiz Escudero, Fernando Maillo, Rafael Catalá y Carlos Izquierdo). Entre todos mandaban menos que el cabo de los municipales de Villar del Río pero estaban en preferencia y ninguno, salvo ERE, tiene nada que ver con los concejales que allí había. Que se sepa.
La prensa, que informa todo el año de la política municipal pozuelera, había que callarla… Qué torpeza, Susana. No das una.
Y dio comienzo el Pleno Extraordinario… Antes de que se me olvide, Telemadrid entró en directo una vez durante 20”… No había ninguna radio.
Pero vayamos por partes como diría Jack el Destripador…
La disposición de los grupos era la misma de siempre. La diferencia estaba en que a Vox lo habían puesto junto al PP. Al final. Pero juntito al PP. Aquello tenía un claro significado de continuidad. Todos somos uno y votáis lo que votemos.
Por lo demás, amén de los nervios, no había más que el cuchicheo divertido, cómplice y ganador que se traían Oria y Quislant…
Y empezó el juramento o promesa de los concejales. Y se vio que Aizcorbe no tenía cara de amigos; que Mónica García Molina llevaba esa carísima falda amarilla de tela de ¿cortina? que, si mal no recuerdo, ya lleva dos sesiones de investidura encima (debe traerle buena suerte); que Wally Mergarejo tiene cara de pánfilo (en el buen sentido de la palabra) y voz blandengue; que es posible que un día de estos Vicky se caiga de los tacones y tengamos un disgusto; que la propia Vicky y la infanta Almudena iban de uniforme amarillo que te pillo; que Eva Cabello es más bajita de lo que parecía; que Magide andaba más despistado que Sergio Ramos en La Casa del Libro y que Ignacio Fernández le pegó un abrazo a David Rodríguez que lo reseteó. Wow, qué ímpetu…
Ah, y que a la alcaldesa ya no le pega la falda por encima de la rodilla. No le pega, No es elegante, Susana. No tienes edad… Tápate un poquito.
A continuación, vinieron las intervenciones. Y empezó Unai Sanz en su línea del año pasado y poniendo la esperanza en que poco a poco cambie el Gobierno de Pozuelo. No importa que pasen 20 años. Como él es joven…
Después intervino Juanjo Aizcorbe y con él un aíre nuevo entró por algún lado en el Salón de Plenos. No sé si Juanjo será así per sé o porque estaba cabreado como un mono con la alcaldesa Quislant, el caso es que le metió una bronca de campeonato y sin papeles. A pelo. A mí manera de entender esto (que por algo tengo más tiros pegados que Cascorro) Aizcorbe se la juró. Dio a entender que le habían mareado y que las cañas se iban a convertir en lanzas. Con otras palabras, ciertamente, pero eso fue lo que le dijo.
En aquel momento, se acabaron las risas en el banco del Gobierno.
Bascuñana, en su línea de siempre, recordó los problemas que tiene Pozuelo y las soluciones tan fáciles que ofrece la pasta que hay guardada en los bancos. Creo que se quedó corto en la cifra. Ya supera los cien millones. Ángel siguió mostrando su eterna sensatez. Yo que tú, alcaldesa, no me fiaría. Dios nos libre de la ira de los mansos.
Damián Macías, y bien que lo siento, me defraudó. Estudió Políticas pero no es político. Al menos el sábado. Deberá aprender mucho o será un «cuñao» toda la legislatura.
Y Quislant en su línea también. Amenazar y no dar. Dice que va a contar cómo fueron las negociaciones con Vox (se le notaba jodida) pero no lo hará. Dice que hará un montón de cosas pero no hará nada.
Eso sí, en su discurso post nombramiento, casi llora.
Sin embargo, su familia (marido e hijo) aplaudió tanto su elección que las palmas echaban humo… Como tenía cerca el extintor, hubo un momento que pensé pillarlo y apuntarles…
Termino.
Y entre tanto, nadie se acordó de que era el último Pleno de Nieves de la Cruz, la mujer que se encarga de grabar todas las intervenciones de los diputados y que, a veces, se abanica con mucho arte para combatir el calor.
Qué te vaya bonito Nieves. Recuerda que jubilación significa pasarlo bien a partir de ahora…
El Capitán Possuelo