Historia de la crisis permanente que padece el PP de Pozuelo de Alarcón desde hace 15 años y que hoy ha vuelto a recrudecerse con imprevisibles efectos (III). Una serie de Pepero Pozuelero
Terminaba el capitulo anterior contando que el PP de Pozuelo volvía a romperse tras la dimisión de Jesús Sepúlveda y que la dirección nacional del partido temió que todo se le fuera de las manos y nombró alcalde, contra viento y marea, a Gonzalo Aguado y como mal menor con la orden expresa de intentar calmar al partido y al Grupo Municipal…
Yolanda Estrada (vuelvo sobre ella porque en aquella época fue protagonista de muchas situaciones) había empezado una relación sentimental con Juan Carlos Vera, lo que la hacía más peligrosa aún.
A sus evidentes dotes políticas y de gestión, se le unía que era la pareja de un señor muy importante en el PP Nacional. Ya no podían hablar de ella como “mujer de vida alegre” y los conspiradores tuvieron que cambiar de estrategia personal y profesional. Ya no iban a ser difamaciones privadas y entre compañeros de filas. No. La cosa tenía que ir a más.
Entre otras cosas porque, con el asustado Gonzalo Aguado de alcalde, Estrada tendría todo el poder.
Y, efectivamente, Estrada manejó y tomó decisiones que aprobaba Gonzalo Aguado. Y empezó a haber recortes, controles y más transparencia. Y eso desesperó a ese grupo que tenía otros planes para la alcaldía de Pozuelo, como ya hemos contado.
Y, en ese tiempo, surgieron proyectos que se andaban gestando desde el tiempo de Sepúlveda pero que estaban parados como el del Valle de las Cañas, la Escuela de música, etc… Y la gestión privada.
Yolanda Estrada se negó a aquella barbaridad, al igual que en su día, con Sepúlveda, porque las condiciones eran perjudiciales para Pozuelo pero la suerte estaba echada…
Ante la debilidad de Aguado, aquella “privatización, la apoyaron económica y políticamente Mayo, Beatriz Pérez, Pilar Garrido, Almudena Ruiz e, incluso, María Jesús Castillo.
Estaba claro que había que acabar con Yolanda y pronto y como había salido de rositas en un auto de Garzón y no la habían imputado en Gürtel, era importante hacer algo para que se largue del Gobierno e incluso del partido, que no entendía esas guerras en el Grupo Municipal.
Estrada, entonces, y producto de la presión cometió un grave error. Se enfrentó a un medio local por conductas presumiblemente fraudulentas y exigió a Aguado que sacara un concurso el hecho de regalarle un local público a ese medio. El medio se revolvió (de aquellos polvos vienen estos lodos de la obsesión que tiene Diario de Pozuelo con Yolanda) los conspiradores ya tenía un medio de difamación y difusión a su servicio. Yolanda se lo puso a huevo.
La maquinaria ya estaba en marcha. No sé si los anónimos que empezaron a aparecer tienen ahí su origen o simplemente este “grupo” se aprovechó de ellos. Pero es demasiada casualidad que todo ocurriera en las mismas fechas.
El objetivo de los anónimos fuera Yolanda Estrada y posteriormente, Gonzalo Aguado y Mariano Pérez Hickman. Este último, concejal del área de Urbanismo que querían desde Sol controlar.
Aquí que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo tengo las mías.
Y así, Estrada fue batida por sus propios compañeros de Gobierno y de partido, por anónimos y por un medio local que difundió todo contra ella. Y Yolanda fue imputada. Y Yolanda abandonó todo voluntariamente. Y Gonzalo Aguado se rindió ante la fortaleza de Ignacio González y sus “acólitos”, entre ellos, Enrique Ruiz.
Parece que en estas fechas Almudenita dejó de “disfrutar” de la vivienda oficial que le fue adjudicada cuando cobraba más de 65.000€/año.
Dejó de hacerlo porque su hermanísimo empezó a perfilarse como candidato a la Alcaldía en las elecciones de 2011 y era indefendible que alguien pudiese pensar que ella estaba ganando dinero a costa de una vivienda oficial.
Ahora se ha sabido que la vivienda pública, además, la estaba presuntamente alquilando su hermana esa vivienda pública o y que presuntamente se pagaba en negro. Así que, sin hacer ruido, y sin decírselo a nadie. Renunció.
Enrique ya tenía el camino despejado. El Partido ardía por los cuatro costados porque nadie entendía que Enrique Ruiz que lo había insultado y vituperado fuese el elegido para encabezar la candidatura en las elecciones de 2011.
Bueno, a Enrique le quedaba un flanco débil y demasiado hablador y que respondía al nombre de Leopoldo Gómez. Demasiado sabía Leopoldo.
Se dijo entonces que el padre de Enrique se reunió varias veces con él. Le dijo que su hijo iba a ser Alcalde y que necesitaba ofrecer su cabeza a aquellos que la pedían, para luego restituirle todo. ¿Todo era todo?.
Pero la realidad es que Leopoldo estaba cabreado y herido, como otras muchas personas que habían apoyado a Enrique en el PADE.
Y en eso llegamos al año 2010. Y ya sin Estrada. Y con un Alcalde ninguneado por el partido y el propio Gobierno y sin presuntos “novios” para un Pozuelo castigado por el caso Gürtel. Era el momento esperado por Enrique que empezó a meter el turbo.
Y, como hace siempre, empezó a repartir “carguitos” entre sus amigos. Algunos muy cercanos a la construcción, según cuentan. Se frotaba las manos el hijo de Carlos. ¡Lo iba a conseguir! Faltaba liquidar a Gonzalo Aguado. Y ahí utilizó a Ignacio González y a Borja Sarasola, su mano derecha.
Cuentan que Sarasola hizo una llamada a Aguado anunciándole que no iba a ser el candidato y que estuviese quietecito que algo podría salir contra él. No sé si es cierta esta llamada porque, de serlo, Gonzalo quedaría mal por no haberla denunciado. Pero como no quiero líos, diré que hubo una presunta llamada, aunque los detalles corrían por todos lados y, en teoría, eran tan fuertes que prefiero omitirlos. El PP no entendía nada…
Gonzalo Aguado aceptó la situación y la única condición que puso fue vetar a Enrique por haberle hecho la vida imposible con ese “grupito” municipal. Y contó a Borja, Ignacio y Esperanza, las “maravillosas” estrategias y reuniones que Enrique tuvo en aquellos meses.
¿Resultado?
Enrique descartado para la Alcaldía. “Este chico no aprende”, dicen que dijo Esperanza Aguirre. Y propuso a una mujer sin ninguna ambición en Pozuelo y que dejaría actuar a Ignacio González. Se llamaba Paloma Adrados…
Continuará…
Pepero Pozuelero