La concentración de sindicalistas de la Policía Municipal en la Plaza Mayor de Pozuelo fue un fracaso sin paliativos pero, lo peor de todo, fue la pobre, antigua y penosa imagen que dieron

Ayer estuve en la Plaza Mayor de Pozuelo. Esa plaza a la que Susana Pérez Quislant quiere lavarle la cara y que no sé si lo conseguirá. Dice el viejo refrán que aunque la mona se vista de seda, mona se queda… Pero ella ahora anda obsesionada con la limpieza… Incluso, la suya propia.
Y quise ir a esa plaza del Ayuntamiento porque quería ver en persona la concentración que habían convocado los tres sindicatos de la Policía Municipal de Pozuelo. Me atraían muchas cosas. Me apetecía mucho conocer como eran como se comportaban y su capacidad de convocatoria.
Deseaba ver de cerca a estos todopoderosos representantes de la guardia urbana pozuelera… Guardia Urbana, punto. Porque, cada día que pasa y conozco más sus funciones y sus comportamientos, el concepto Policía Municipal les viene un poco grande… Las informaciones que está publicando La Piraña del Meaques son demoledoras.
¿Y qué fue lo que me encontré en la plaza del viejo convento…?
Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador…
Me encontré, para empezar, metido en una especie de túnel del tiempo en el que unos señores con pancartas y un tanto desordenados jugaban a ser sindicalistas de los años 80 del siglo pasado… Fue tremendo.
Yo pensaba que me encontraría con unos señores serios y responsables que se manifestaban con respeto y congruencia. Eran policías municipales de Pozuelo de Alarcón y estamos en el Siglo XXI. Primera decepción. No han evolucionado nada.
Después pensé que aquella imagen que estaba dando aquel grupo de policías municipales era exactamente la contraria que se les debería exigir. La Policía Municipal de Pozuelo debe ser respetuosa y profesional. Debe ganarse el respeto de los vecinos que pagan su sueldo y deben luchar por prestigiar al cuerpo. Eso es modernidad. Pero allí lo que había eran unas personas muy cerca de los antisitemas, y lo digo sin ánimo de molestar a nadie… Pero la realidad es que eso era lo que parecían. Me costó asumir que eran policías municipales. Desde luego, no lo parecían.
No voy a entrar a definir lo que debe ser un policía municipal de Pozuelo porque supongo que dentro de la propia policía habrá expertos que lo sepan mejor que yo pero si me gustaría recordarle a todos que un agente de policía de esta ciudad debería mostrar más la “auctoritas” que la “Potestas” ya que su labor consiste en acercarse al contribuyente (han debido olvidarlo) con voluntad de servicio público. Y allí, entre sus pitos, bocinas y gritos, lo que parecía que había hooligans, que diría Ulecia, y vuelvo a decirlo sin ánimo de molestar a nadie.
Pero lo que más me sorprendió fue el escaso número de concentrados. En la Plaza Mayor de Pozuelo habría ayer 30 personas… Menos quizá. ¿Cuántas eran de Pozuelo? ¿La mitad? Lo que indica la información que se dio ayer en El Correo de Pozuelo sobre el poco (cada día menos) seguimiento que tienen estos sindicatos ochenteros. Unos sindicatos que solo piensan en ganar más dinero sin preocuparse de cuidar su imagen policial ante los que le pagan ese salario… Un salario muy importante por cierto (el mayor de la Región) y que se llevan a casa con unos horarios de trabajo de risa… Estoy convencido de que todos los funcionarios del Ayuntamiento estarían encantados de trabajar solo 120 días al año…
Pero a los contribuyentes pozueleros no creo que les moleste ni lo que ganan ni trabajan los policías municipales de la villa, lo que ellos quieren es que sean dignos de esas maravillosas condiciones de trabajo. Y hay algunos policías que no lo son. Y sería bueno que los propios policías les hicieran entrar en razón…
Y hablo de que lo hagan los propios policías porque sus jefes y los responsables políticos correspondientes será difícil que lo puedan hacer tras haber consentido que un cuerpo que debería ser ejemplar se haya convertido en el ejército de Pancho Villa…
Cuando terminó la concentración y los vi subir por el Camino de Alcorcón hacia el cuartelillo de la calle San Juan de la Cruz con sus antiguas pancartas y sus instrumentos de ruidos, me dio mucha pena… Mucha…
Subían sonriendo y satisfechos como cuando los forofos de un equipo salen de un estadio habiendo perdido el equipo… Porque ellos, ayer, perdieron aunque todavía no se hayan enterado…
El Capitán Possuelo