La dureza y desproporcionalidad de las penas de la sentencia del caso Gurtel de la Audiencia Nacional, incluidas las aplicadas a Jesús Sepúlveda, empiezan a crear polémica y dudas

Cómo demócrata que soy y como no podía ser de otra forma, respeto y acato las sentencias de los tribunales. Incluidas las sentencias de la Audiencia Nacional, que es un tribunal preconstitucional (5 enero de 1977). Pero lejos de mí siquiera pensar en no hacerlo.
Pero el hecho de que respete y acate las sentencias no quiere decir que no las critique. Las sentencias son intocables para los contribuyentes pero si son criticables por estos. Y yo criticaré, brevemente, la reciente sentencia del Tribunal de la Audiencia Nacional sobre el llamado Caso Gurtel aunque no sea lo que, en principio, aconseje la corrección política en un caso tan politizado como éste desde hace 10 años.
Lógicamente, haré más hincapié en las que corresponden a Pozuelo. En las que afectan al ex alcalde Jesús Sepúlveda. Y lo haré porque me ha extrañado mucho la dureza de su condena, toda vez que, por interés profesional, asistí telemáticamente a esa parte de la vista pública del juicio y no se dedujo en ningún momento que se podría condenar con tanta dureza como se ha hecho al ex alcalde de Pozuelo.
No estoy criticando la condena, insisto, estoy criticando la dureza. No estoy tachándola siquiera de impropia, que para eso están los abogados y ellos sabrán que deben y qué no deben recurrir, incluso, los términos y conceptos jurídicos que deben utilizar. Yo solo critico la sentencia “políticamente”, aunque le podía quitar las comillas a la palabra políticamente ya que el juicio tuvo desde el principio hasta el final un gran tufo político.
La duda que provoca mi crítica es sencilla:
¿Por qué se han elevado las penas a su máximo grado si, al menos en la vista oral, no apareció ningún agravante que lo hiciera suponer?
Entiendo que el tribunal de la Audiencia Nacional haya querido dictar una sentencia ejemplarizante pero todo apunta a que no será tan ejemplar por exagerada y todo indica que será el Tribunal Supremo el que tenga la última palabra.
Pero esa dureza tan clara en las penas a Jesús Sepúlveda también están generalizadas en los demás condenados.
Y yo lo entiendo casi todo. Lo que no entiendo es esa desproporcionalidad de las penas. Algunas por encima de las que se impusieron a los etarras que asesinaron a Miguel Ángel Blanco o a José Bretón por matar a sus hijos pequeños y quemar sus restos en una hoguera.
Y es esa dureza de las penas y su desproporcionalidad la que me lleva a no entender nada de esta sentencia.
Cómo tampoco entiendo que el Presidente del Tribunal sea relevado de su función a la hora de redactar la sentencia y se haya tenido que conformar con presentar un voto particular…
En fin, que hay muchas cosas que aclarar en esta sentencia y que espero que el Tribunal Supremo las explique.
Volveré con más reposo sobre este tema. Hoy solo creí que debería salir a contar mi primera impresión. No me podía esconder. Tiempo habrá de ver cómo se desarrolla políticamente el caso porque o mucho me equivoco a esta sentencia creará polémica y dudas.
El Capitán Possuelo