En memoria de Enrique Castro Quini, un jugador de leyenda del fútbol español que jugaba con el corazón y remataba con la cabeza y que se ha ido a jugar la autentica liga de las estrellas
Ha muerto El Brujo…. Ha muerto Enrique Castro Quini. Un futbolista legendario. De esos que, aunque se retiren, sus goles se mantienen en la retina toda la vida y, en la noches, de insomnio se repasan una y otra vez para entretener la vela…
Contaba 68 años y su corazón de hombre bueno se partió de golpe. La muerte, que siempre juega sucio, le hizo una fea entrada directamente al corazón con su guadaña siniestra. Era fácil. Quini siempre llevaba su corazón por delante y era fácil cazarlo. Porque Enrique, además de gran futbolista, era mejor persona. Tremendo golpe. Tendría que haber sido penalti y expulsión pero el dios de los futbolistas lo necesitaba en su equipo y aprovechó la oportunidad para llevarselo.
Además del Sporting de Gijón, equipo de sus amores, Quini jugó cuatro años en el Barcelona con el que fue dos veces campeón de Copa y una de la Recopa de Europa.
Se hizo futbolista en la categorías inferiores del Sporting en la Cuenca minera de Asturias. Delantero centro, goleador nato, ganó varias veces el máximo galardón al máximo goleador de la Liga española, el Trofeo Pichichi.
A muchos españoles nos puso el corazón en un puño cuando un primero de marzo, o casualidad pero de 1981, fue secuestrado a la salida de Alicante después de jugar contra el Hércules.
Secuestrado a punta de pistola por varios individuos que exigieron en rescate millonario. 20 días después sería liberado en Zaragoza. Los autores del secuestro cumplieron pena de cárcel de 10 años. Nada para el susto que nos dieron. Pero él, Quini, con gran corazón, los perdonó.
Qué desolado se habrá quedado el Pitu Abelardo al que tanto ayudó en su etapa como entrenador del Sporting de Gijón.
Cómo llorará hoy la cantera de Mareo…
Adiós, Enrique Castro Quini. Descansa en paz.
Aunque me temo que hoy mismo ese dios de los futbolistas te habrá convocado para jugar un auténtico partido de estrellas mañana mismo.
José Antonio Rosa