En el país de los mal educados, el zafio es el rey. En Pozuelo, en cambio, nadie soporta a la reina zafia que nos gobierna y la abandonan sus propios colaboradores. Un artículo de Rigoletta Indignada
Vuelvo a escribir tras unos días fuera de Pozuelo. Y quiero hacerlo de la mala educación. Se está perdiendo la educación en España. Y, cada día, compruebo que ya no la tienen ni los políticos y mira que mala educación y la buena política son incompatibles…
La mala educación se lleva muy mal con la buena política y por eso soy más enemiga de Podemos, un partido político repleto de personas que se piensan que pueden ir por la vida faltando a los demás de forma “tosca” y “grosera”.
Por si no lo saben, la persona zafia es aquella que se comporta de manera “tosca” o “grosera”, dice el diccionario de la RAE.
Pero esa zafiedad propia de partidos extraparlamentarios (aunque algunos estén en los parlamentos) empieza a contagiar a políticos que por pertenecer a un partido, supuestamente tradicional y serio, ya lo usan en su quehacer diario. Y hablo de Pozuelo.
Estos apelativos, aunque el enunciado es peyorativamente masculino, se pueden aplicar como una pintura perfecta a la Alcaldesa de Pozuelo, la señora Quislant (la educación ante todo). Una persona cuya idiosincrasia y forma de pensar, la llevan a despreciar e insultar a los que la rodean. De hecho, según he leído, se le acaba de ir otro colaborador cercano por ello. O eso, al menos, me ha dicho mi hija. Otra de las personas más cercanas a la alcaldesa se ha ido huyendo…
Y todo indica que se ha ido a causa de tanto desprecio e agravio de la señora alcaldesa.
Y eso es lo que me faltaba. Si, de un tiempo a esta parte, estoy francamente decepcionada con la política local de Pozuelo, la verdad es que nunca hubiera imaginado que pudieran llegar tan lejos. La mala educación y los desprecios hacia las personas que rodean a esta señora están, cada día, más acreditados.
Cada día encuentro menos explicación. Yo pensaba que la gente del PP, al menos, mantenía las formas. Que eran personas que gozaban de un mínimo de empatía para saberse ponerse en el lugar del otro y, sobre todo, que eran conscientes de que pueden hacer sufrir a sus colaboradores con ese maltrato. Y no estoy hablando de nada cristiano, faltaría más, estoy hablando de simple educación.
Lo de esta señora empieza a ser algo parecido al encarnizamiento político, es decir de “despedazar” a todo aquél que me lleve la contraria, como en la Selva.
Y convertir la política en la selva es una barbaridad que estamos pagando muy cara en este país. Ya sé que en Venezuela, por ejemplo, dicen que es peor, pero eso ni me consuela, ni las comparaciones serán nunca mi objetivo.
Por el amor de lo que más quiera, señora Quislant (reitero el tratamiento correcto), piense un poco en los demás, en el pueblo de Pozuelo, en la gente que le rodea y tenga la elegancia de irse “ya”. No hay otra solución. Lo suyo comienza a ser insoportable.
A ver si se enteran en la Dirección Regional del PP porque, de lo contrario, yo al menos no voy a volverles a votar.
Rigoletta Indignada