Mis cafés apócrifos con gente de Pozuelo: Hoy, con dos antiguos funcionarios, de esos que saben todo lo que ha pasado en el Ayuntamiento pero que no hablan por miedo a represalias
Y como si de un serial se tratara, también se pusieron en contacto conmigo dos personas. En lugar de citar yo a los invitados, era al revés. La gente quiere hablar conmigo. Esta vez, eran dos trabajadores de la casa y quería contarme su historia en el Ayuntamiento. Y querían que lo hiciera público. Eso sí, ocultando la identidad de ambos. “Las venganzas en el Ayuntamiento se pagan muy caras”.
Y así empezó este nuevo encuentro en la cervecería Cruz Blanca. Creo que es la primera vez que no vi ni sorpresa ni cotilleo en sus rostros al conocer mi identidad. Lo vieron claro o les daba lo mismo. En ningún momento tuve que explicarles que solo soy una costurera de Pozuelo. Simple y llanamente. Pero una humilde costurera que cuenta lo que piensa y cuenta lo que le dicen, lo que sabe y lo que le da la gana. Así de sencillo. Ellos, por su parte, me agradecieron que siempre haya defendido a los funcionarios de la casa. Y así me lo dijeron.
Pero a mí me intrigaba saber qué querían contarme. Y claro, la explicación no tardó en llegar. Y allí estuvimos casi una hora hablando los tres y recordando el pasado, temiendo el presente y esperanzados en el futuro.
Luego se marcharon con un ruego: “Cuéntalo, Sira, que los vecinos tienen derecho a saber la verdad”. Y eso es lo lo estoy haciendo hoy.
No quiero remontarme a épocas pretéritas, pero la historia que me contaron empezó con Pepe Martín Crespo. Con Félix Hernández Malo. Con Leopoldo Gómez (que en paz descanse). Con Juan Gómez. Con Marisol. Y con Elvira García.
Uno de mis confidentes me reconoció que no entendía los halagos de la oposición a esa época en el Ayuntamiento de Pozuelo. “O tienen memoria de pez, o les interesa decir eso o no tienen ni idea de lo que pasó”. Y me contaron muchas cosas que deberé ir comprobando.
Luego, me dijeron, llegó Jesús Sepúlveda al Ayuntamiento. Y trajo aire fresco al Ayuntamiento. Cambios que dolieron a los que mandaban de verdad. Algunos se convirtieron en sus enemigos porque les tocó su corralito. Así de simple.
“¿Jesús cometió errores?” Seguramente. Pero nos respetaba. Pero lo más importante fue que puso en orden el desastre que había”. Y me hablaron de Leopoldo Gómez y sus vinculaciones con algunas familias políticas de Pozuelo de la extrema derecha. Me dieron un nombre. Pero no quiero repetirlo hasta que me cerciore. Porque puedo perjudicar a alguien con grandes aspiraciones y esa no es mi intención.
Y después me contaron de Paloma Adrados. Ahí empezó el calvario en la Casa. Ella y sus fieles. Entre ellos, Susana. La actual alcaldesa decía, entonces, a voz en grito que odiaba Pozuelo. Lo odiaba, me repitieron. Lo consideraba un destierro. Y se le llenaba la boca llamando corruptos a muchos compañeros. Sin pruebas. Sin ningún motivo. “Nos han intentado acorralar a los funcionarios de toda la vida”, me dijo uno con gran tristeza.
Sorprendida, escuché que si los concejales de Adrados preguntaban por expedientes concretos y los funcionarios respondían que estaba todo correcto, que no había ningún indicio de delito y que se hizo todo bien (hablaban de expedientes de la etapa de Sepúlveda), entonces eres o eras un corrupto. Pero, me sorprendió más, que esa “auditoría” especial se hizo solamente sobre la gestión de algún/a concejal/a de aquella época. Sobre el resto, ni querían oír. No querían saber. Y con algunos habría tela que cortar…
Pero ahí quedó todo. Solo interesaba alguna concejalía concreta por algún motivo desconocido. Auditar la gestión de Áreas como Hacienda, Contratación, Medio ambiente, movilidad, Deportes, Nuevas tecnologías… hasta la mismísima sanidad, eso no les preocupaba. Nunca tocaron el tema de Prensa. Ni Patrimonio. Ese bien oculto.
Había un objetivo. Claro y, si no respondías correctamente, estabas “expulsado”. “Por eso, me dijeron, la inmensa mayoría hemos sido expulsados”.
Fue un escándalo el tema de Sumpasa y constituir posteriormente una gerencia de urbanismo con esa íntima amiga de Susana Pérez Quislant. Esa Ana Reguero que hoy tiene un cargo en el Ayuntamiento de Madrid gracias a Podemos y que tuvo que dimitir por no ser transparente.
Me dijeron que se quedaron atónitos todos cuando leyeron a la actual alcaldesa decir que ese nombramiento lo hizo Paloma Adrados. “¿Cómo puede tener tan poca vergüenza ?” Yo me callé. Les entendí perfectamente. Pero yo ya lo he escrito como les prometí.
Y les hace gracia leer esos tuits que la señora alcaldesa lanza diciendo que en su gobierno no hay ni habrá corrupción. Les hace gracia porque recuerdan el caso del McDonald y el lío que hubo y no quieren mal pensar, pero cambios de criterios los hay desde que Quislant es Alcaldesa. Y no es ni uno ni dos. Son muchos. Hoy dice una cosa y mañana la contraria. ¿Corrupción? Pues no lo saben. ¿Opacidad? Toda. ¿Falta de criterio? Es un hecho.
Me contaron que al principio de la legislatura de Quislant como deshizo todo lo que aprobó Paloma Adrados en contra de los trabajadores a pesar de haber sido su máxima defensora, pensaron que las cosas iban a cambiar. Y se equivocaron.
“No podemos decir lo que pensamos. Se ha instaurado la censura en la casa”. Se sienten perseguidos escuchados, espiados. Sienten que sus puestos corren peligro si no te muestras fiel a la Alcaldesa. Aunque la escuches gritar como una posesa y veas llorar a personal político o de confianza. Tienes que rendir pleitesía a la dama.
Paloma Adrados fue una pesadilla en Pozuelo. Pero su educación era más refinada. Era más política. Y su gente, la sigue apoyando.
Susana, en cambio, no tiene gente porque todos huyen. No es una pesadilla. Es la constancia de que podemos ir a peor. Es maleducada y faltona. Y hay que contarlo. Me pedían.
Ellos no entran en el tema político de la agrupación del PP de Pozuelo. Pero está claro que si fuera ella la presidenta, el PP desaparecería en Pozuelo.
Tenían la cara descompuesta. Les temblaba las manos a los dos. Miraban la puerta De la Cruz Blanca de vez en cuando. Y me dijeron…”estáis censurados en la Casa. Díselo al Capitán “
Sonreí. El Capi ya lo sabe. Y yo también. Lo sabemos todo. Pero esta es la realidad del Ayuntamiento de Pozuelo. Y casi nadie quiere dar la cara y contarlo. Quiero agradecer a estos dos trabajadores/funcionarios por su valentía al menos para verme.
Creo que lo que debemos hacer entre todos es no silenciar lo que no nos gusta. Y eso va también por la oposición. Está muy bien eso de mirar para atrás, pero corren el riesgo de perder tanto el tiempo que se den de bruces con una realidad que tienen delante de sus narices.
Sira Q.