El teniente Saturnino Martín Cerezo, héroe de “Los últimos de Filipinas”. En defensa de su dignidad y la de España

Saturnino Martín Cerezo, militar español Condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar española, por su valor en la defensa de la aldea filipina de Baler donde, con 50 soldados del Batallón Expedicionario de Cazadores Nº 2, resistió durante 337 días el ataque enemigo de una fuerza de tamaño desconocido pero muy superior y a la que causó 700 muertos por 17 de las fuerzas propias.
Saturnino nació el 11 de Febrero de 1866 en Miajadas (Cáceres) y murió en Madrid, a los 79, el 2 de Diciembre de 1945.
De familia de muy escasos recursos, se presentó voluntario al ejército con 17 años. Fue ascendido a Teniente en 1897 por presentarse voluntario para ir a las Filipinas.
Las Filipinas, llamadas así en honor de Felipe II, fueron descubiertas por Magallanes.
La colonización empezó con la expedición de Andrés de Urdaneta y Miguel López de Legazpi quienes, partiendo desde el Virreinato de Nueva España, llegaron a Cebú y tomaron posesión del archipiélago.
El número de españoles en Filipinas siempre fue muy reducido. La mayoría de la población continúo siendo indígena con creciente inmigración de población china. Muy pocos filipinos hablaban español.
El mestizaje fue muy escaso y la población peninsular a finales del siglo XIX era de unos 14.000 individuos, casi todos funcionarios.
La colonia había sido intensamente cristianizada. Las Órdenes Religiosas Regulares tenían un inmenso poder en la sociedad filipina.
La revolución Filipina empezó en 1892 con la creación del Katipuam por Andrés Bonifacio. Era una sociedad secreta independentista y anticlerical.
El padre de la independencia filipina, José Rizal, autor del libro autobiográfico AMGD, fue fusilado por la administración española del archipiélago.
La aldea del Baler está situada en la costa oriental de la isla de Luzón en el extremo opuesto a Manila, separada de ésta por la Sierra Madre y a una distancia de unos 150 Km en línea recta.
Las dificultades de comunicación por carretera desde Manila hacían que éstas tuvieran que ser obligatoriamente marítimas.
Baler estaba construido unos 5 Km hacia el interior sobre unos terrenos elevados a orillas del río San José (actual río Aguang).
Era la principal ciudad y cabecera del distrito del Príncipe con 1.700 habitantes
Al frente del distrito se encontraba un capitán del ejército como Comandante del Distrito y representante del estado en todas sus funciones.
El pueblo se componía de una iglesia, el edificio más sólido del pueblo, la casa del comandante adosada a la iglesia y los barracones de la tropa, además de las viviendas de los habitantes del pueblo.
La iglesia tenía una forma aproximadamente rectangular de 30 metros de longitud por 10 de anchura, con 6 ventanas al sur y una torre campanario de madera con techo de cinc.
Adosada a la iglesia se hallaba el convento de 10 por 3 metros.
Al lado oeste se encontraba la sacristía que se unía a la iglesia y al convento por un pequeño patio.
La paz de Biak-na-Bato terminó aparentemente con la revolución filipina lo que permitió al gobernador sustituir los 400 soldados de guarnición en el Baler por los 50 hombres al mando del Teniente Juan Alonso Zayas.
Martín llegó el 12 de febrero de 1898 al Baler junto con el comandante del destacamento y con el recientemente nombrado gobernador civil y militar del distrito del Príncipe, el Capitán de Infantería D. Enrique de Las Morenas y Fossi.
Las últimas provisiones llevadas a Baler por la Armada Española llegaron con las tropas, la cantidad de las raciones eran escasas y no estaban en buen estado. Disponían de suficiente municiones.
El correo enviado al Baler el 1 de Junio fue interceptado y hecho prisionero por los rebeldes, aunque, cinco días más tarde, consiguió escapar y comunicar a las Moreras la noticia de la derrota, el 1 de Mayo de 1898, de la flota española del Almirante Montojo por la Flota de EEUU en la Bahía de Manila.
Tras un breve periodo de tranquilidad, el 30 de Junio de 1898 y durante una patrulla rutinaria, los españoles fueron emboscados por los insurgentes resultando un español herido
Los españoles se refugiaron en la Iglesia, quedando sitiados 50 soldados, dos oficiales (Tenientes Alonso Zayas y Saturnino Martín), tres sanitarios, dos de ellos filipinos, un oficial medico (Teniente Medico Rogelio Virgil de Quiñones), el comandante político –militar del Baler (Capitán de Las Moreras) y el párroco del pueblo (el franciscano Gómez Carreño).
A ellos se unieron, más tarde, dos religiosos franciscanos del cercano pueblo de Casigurán.
Un total de 57 militares y tres religiosos, de los cuales: 6 desertaron (incluidos los dos sanitarios filipinos) y 16 fallecieron.
Entre los fallecidos estaban el Capitán de las Moreras, nacido en Chiclana y fallecido por enfermedad el 22 de Octubre, y el Teniente Alonso Zayas, nacido en Puerto Rico y muerto el 18 de Octubre, ambos de beriberi.
El cerco duró 337 días, por lo que vamos a contar solamente los hechos más sobresalientes.
Una característica del cerco fue la constante oferta de rendición de los filipinos, unas veces con amenazas como: No tendré compasión de nadie y haré responsable a los oficiales de cualquier fatalidad que pueda ocurrir; y otras con diversas trucos como el de colocar unas mujeres semidesnudas a la vista de los soldados españoles.
Otra de las características fue el permanente rechazo de dichas ofertas por los mandos de la guarnición española con mensajes como: Nos une la determinación de cumplir con nuestro deber, y deberás comprender que si tomas posesión de la iglesia, será solamente cuando no haya nada en ella más que los cuerpos muertos. La muerte es preferible a la deshonra.
Los insurrectos consiguieron algunos cañones y el día 31 de Julio empezaron el bombardeo con daños en las defensas.
El 13 de Agosto se procedió a la rendición de Manila ante las tropas americanas. A partir de este momento se quedaron, los defensores del Baler, solos y sin posible socorro.
El 20 de Agosto el mando de las fuerzas de asedio envió un nuevo mensaje con los dos padres franciscanos de Casigurán, Juan López Guillén y Felix Minaya, para informar a los sitiados de la rendición de Manila, cosa que estos no creyeron. Los dos franciscanos se quedaron con los sitiados y no volvieron con los rebeldes.
El beriberi, enfermedad causada por la falta de alimentos frescos, hacía estragos en la guarnición. El día 18 de Octubre murió el teniente Alonso Zayas de la enfermedad.
El teniente Martín Cerezo se convirtió en el jefe del destacamento
Transcurrían los días y el estado sanitario de los españoles empeoraba, se tomaron medidas pero no dieron resultado y los relevo en las guardias se hacían con ayuda de soldados sanos que llevaban a la cama al soldado enfermo relevado que era sustituido por otro soldado enfermo sentado en una silla.
El 22 de Octubre moría el Capitán de Las Moreras de beriberi. Martín Cerezo se quedaba solo con 35 soldados, un corneta y tres cabos, casi todos enfermos. Apenas quedaban víveres pero si munición para seguir resistiendo.
La vida seguía en el Baler entre tiros y enfermedad.
Para mantener la moral se organizaron pequeñas fiestas todas las tardes con el personal fuera de servicio.
El día ocho de Diciembre con motivo de la Patrona de la Infantería Española, la Inmaculada Concepción, se celebró una comida extraordinaria consistente en buñuelos, una lata de sardinas y café.
Dos días después se firmaba en París el tratado por el cual España renunciaba a la soberanía sobre Cuba y cedía a Estados Unidos sus territorios de Puerto Rico, Guam y Filipinas.
La escasez de alimentos hizo necesaria una salida para obtener calabazas frescas y otros frutos que crecían cerca de la iglesia.
El plan estaba previsto para Nochebuena, pero hubo de adelantarse por la enfermedad del doctor que moriría si no comía algo fresco.
Catorce hombres al mando del cabo Olivares salieron sobre las diez y medias del día 14 de Diciembre y prendieron fuego a las casas próximas.
La sorpresa y el fuego hicieron que los insurrectos se retiraran.
La acción se produjo sin bajas en los españoles y se consiguió una gran cantidad de frutas y verduras frescas que contribuyeron a mejorar la enfermedad.
En Manila se desconocía la situación del Baler.
Los días y los meses pasaban sin variaciones, los filipinos intentando la rendición y los españoles resistiendo.
Hubo un intento de ayuda de los norteamericanos que enviaron al cañonero Yorktown. Lo único que consiguieron fue dejar dos muertos, varios heridos y un prisionero de los filipinos, el Teniente J.C. Gilmore.
El día 2 de Junio de 1899, Martín Cerezo leyendo varios ejemplares del periódico de Madrid, el Imparcial, en la reseña de anuncios de nuevos destinos, vio que su íntimo amigo, el teniente de la reserva de infantería Francisco Díaz Navarro, había sido destinado a Málaga, lugar donde Martín sabía que se quería trasladarse al finalizar la campaña. Consideró que esta noticia no podía ser falsa.
Las condiciones de la rendición, después de 337 días, de sitio son las siguientes: En Baler a dos días del mes de Junio de 1899, el 2º Teniente Comandante del Destacamento Español, D. Saturnino Martín Cerezo, ordenó al corneta que tocase atención y llamada, izando bandera blanca en señal de Capitulación, siendo contestado acto seguido por el corneta de la columna sitiadora. Y reunidos los Jefes y Oficiales de ambas fuerzas transigieron en las condiciones siguientes:
Primera. Desde esta fecha quedan suspendidas las hostilidades por ambas partes beligerantes.
Segunda. Los sitiados deponen las armas, haciendo entrega de ellas al jefe de la columna sitiadora, como también de los equipos de guerra y demás efectos pertenecientes al Gobierno Español.
Tercera. La fuerza sitiada no queda como prisionera de guerra, siendo acompañada por las fuerzas republicanas a donde se encuentren fuerzas españoles o lugar seguro para poderse incorporar a ellas.
Cuarta. Respetar los intereses particulares sin causar ofensa a personas.
Y, para los fines que haya lugar, se levanta la presente acta por duplicado, firmándola los señores siguientes: el teniente Coronel de la columna sitiadora, Simón Tecson. El Comandante, Nemesio Bartolomé. Capitán, Francisco T. Ponce. Segundo teniente, comandante de la fuerza sitiada, Saturnino Martín, médico, Rogelio Vigil.
José Colmenar
Para saber más:
“El sitio del Baler” de Saturnino Martín Cerezo
Internet. Información en español e inglés