El ascenso de Pablo Gil a una Tenencia de alcaldía hay que encuadrarlo dentro de la guerra que Quislant mantiene con Adrados por el poder en el PP de Pozuelo

(La actualidad manda. Ayer prometía que seguiría comentando el Pleno de septiembre pero la crisis de Gobierno posterior exige posponerlo para el lunes. Son cosas que pasan. Hay tiempo. Pido mil perdones)
El Correo de Pozuelo anunció, ayer mismo y en la sección Confidencialísimo de La Piraña del Meaques, una inminente crisis de Gobierno en Pozuelo. Es más, Piraña se tiró a la piscina con una quiniela, al estilo del viejo periodismo nacional. Se la jugó. Pero solo era eso, un juego. Lo importante fue que hace dos semanas anunció que la alcaldesa Quislant haría una crisis de Gobierno y que ayer aseguró que era inminente. Tan inminente fue que se produjo por la tarde. Tras el Pleno Y ahí sí acertó.
Aún no se ha hecho oficial la crisis pero eso es normal en Susana Pérez Quislant. No hay persona más orgullosa que ella y la supongo enfadadísima por la filtración. No me extrañaría nada que retrasase la oficialidad de la crisis o que cambiara el decreto con tal de no dar la razón a este periódico. Lo ha hecho otras veces.
El caso es que Piraña anunció ayer por la tarde que la crisis solo iba a ser mini. No tan profunda como él pensaba (cree que era mucho más importante pero que a última hora se minimizó) y que solo afectaría a dos concejales. A Elena Méndez Leite le daba lo que le prometió hace mucho tiempo y que Quislant lo fue retrasando cada vez que se hacía público en este periódico y a Pablo Gil que, en principio, no parecía que le fuese a afectar pero al que ha terminado haciendo “sargento”.
A Méndez Leite le ha dado Atención al Ciudadano y a Gil, una Tenencia de Alcaldía. La cuarta. Habrá que ver a qué área se dedica porque no hay mucho donde rascar.
Elena ya le demostró que no dimitiría y que aguantaría carros y carretas y no ha tenido más remedio que hacerla Cartera de la Reina. Nada. Por no tener, no tiene ni presupuesto. Pero cobrará lo que no es moco de pavo.
Lo de Pablo es otra cosa. Pablo Gil tiene el colmillo retorcido y aún mantiene cierta influencia en el PP de Pozuelo. Recuerdo que la alcaldesa ya le echó los tejos en su primer Gobierno dándole una prelatura personal. Coordinación de los Servicios de la Ciudad se llamaba y dependía directamente de ella. Algo así como el Opus Dei para el Papa.
En la primera crisis que hubo, la alcaldesa, allá por enero de 2016, se cansó de la prelatura y mandó a Gil a galeras. Cuentan que Pablo se lo había creído y le echó un pulso. Se les rompió el amor.
Y en galeras ha tenido al concejal de Obras hasta que Quislant ha pensado que le necesita. Rupert, te necesito. Lo decía Victoria Abril hace muchos años en un mítico spot televisivo. Pablo, te necesito, ha dicho ahora la alcaldesa. Y le ha dado una innecesaria Tenencia de alcaldía. Parecemos Nueva York.
¿Y para que coloca a Pablo en tan prominente lugar?
Sencillo. Piensa que, con ello, compra a Gil, que es un reconocido defensor de Adrados. La familia de Pablo y la de Adrados es íntima. Quislant, que es así de lista, piensa que el nuevo teniente de alcalde le deberá una porque la tenencia significa una mejora de autoestima y de sueldo. Y, de paso, se lo quita a Adrados.
Pero eso está por ver. Gil es un chico de oro. Lleva en el Ayuntamiento más que el palo de la bandera y se las sabe todas. Incluso, tiene pasado político y viejas amistades peligrosas.
¿Se dejará camelar por Quislant y le servirá en bandeja de plata un puñado de votos peperos?
Eso cree la alcaldesa, desde luego.
Hay quien dice, en cambio, que Pablo Gil solo es de Pablo Gil. Y que, como habrá más de dos candidaturas, votará a quién le dé más. Sobre todo de cara a su futuro político, que se le acaba.
Éste sí que es listo.
El Capitán Possuelo