¿Es cierto que la alcaldesa Quislant está estudiando la posibilidad de contratar a un estilista para que la asesore y mejore su imagen?
Está claro que la alcaldesa de Pozuelo Susana Pérez Quislant aspira a algo más en política. Ser regidora de esta ciudad estuvo muy bien en su día pero, entre que no tiene asegurada su continuidad y que Pozuelo se le queda pequeño, la señora Quislant aspira a subir, políticamente, en el escalafón pepero.
Es normal, por otra parte. Téngase en cuenta que a ella esto de la política le ha llegado tarde ya que nunca aspiró siquiera a entrar en ella más allá de las labores auxiliares que hacía en el partido y ahora, al descubrir la auténtica erótica del poder, es lógico que quiera llegar a lo más alto posible.
De hecho no hay semana que no aparezca en una entrevista en algún medio de comunicación de Madrid y ya no solo para hablar de Pozuelo de Alarcón.
Pero Susana Pérez Quislant puede ser una neófita en la política pero no tiene ni un pelo de tonta. Lista es un rato. Y ya se ha dado cuenta de que no se viste ni se arregla adecuadamente. Y una mujer que aspira a todo en política tiene que ser, como poco, elegante. Pero elegante en el concepto de Giorgio Armani: La elegancia no es para hacerse notar sino que se trata de ser recordado. Y Susana quiere ser recordada.
Quislant sabe que no puede seguir mostrándose de una manera, dicho sea sin herir, algo vulgar. Solo algo. Y para ello, me cuentan que, en esa segunda planta que tan cuidadosos son con la imagen pública de la alcaldesa, están viendo la conveniencia de que contrate a un estilista. A alguien de confianza, por supuesto, que se encargue asesorar su vestimenta, su peinado y, en general, su imagen y su estética.
El problema es cómo… Porque no es nada fácil. Menudo lío se ha montado en Francia con el peluquero del Presidente Hollande. Pero me aseguran que en ello andan…
Seguiremos informando…
La Piraña del Meaques